Les hemos visto crecer: 10 niños actores que se han hecho mayores en TV

Nosotros, los que vivimos con la televisión, tanto los que la vemos como los que escribimos día tras día sobre cuanto acontece en sus entrañas, hemos crecido de un modo u otro con su compañía. Incluso puede que seamos capaces de asociar momentos clave de nuestro desarrollo a programas que seguíamos y con los que disfrutábamos; ya fuera cuando llegábamos del colegio y sintonizábamos Las tortugas Ninja, o el Un, dos, tres, para los que tengan unos añitos más.

Pero del mismo tiempo que nosotros nos hacemos mayores con este medio, quienes siendo unos querubines se meten a trabajar al otro lado de la pantalla, también crecen con nosotros. A veces, con los años pasan de ser niños prodigio a artistas consagrados. En otros casos, las cosas no salen tan bien, como pueden dar cuenta actores como Lindsay Lohan, quienes no destacan precisamente por haber recuperado la fama que obtuvieron cuando tenían más edad de comer bollycaos que caviar francés.

¿Es fácil para un actor infantil labrarse un futuro en el mundo del audiovisual cuando crecen, o por el contrario, permanecen de manera irreversible pegados a la identidad que en la ficción les convirtió en un rostro popular? De entre todos los casos posibles, hemos realizado una selección de actores y actrices que se han hecho mayores, o estan en ello ahora mismo: algunos han sabido crecer y encadenar éxitos; otros, en cambio, no han sido capaces de superar los días de vino (o leche con colacao, más apropiado) y rosas, y no han recuperado esa gloria prematura.

1. Juanjo Artero: de montar en bici a navegar en barco

Si tenemos que hablar de niños actores a los que hemos visto crecer, no podemos pasar de largo del paradigmático de Juanjo Artero. Y es que desde que apareciera por vez primera silbando mientras paseaba en bicicleta por las calles de Nerja, hasta la actualidad, en la que se ve obligado a lidiar con adolescentes mucho más hormonados que los que formaban parte de su pandilla en El Barco de Antena 3 ya han pasado treinta largos años.

Artero le hemos visto madurar en la pequeña pantalla: no fructificó su efímera experiencia como cantante, con esa especie de Los Pecos para pre púberes, Pancho y Javi, que surgió para aprovechar el tirón de los dos mozalbetes de Verano Azul. Sí que acertó, en cambio, en su carrera como intérprete: dejó de ser Javi para convertirse en Charlie, el poli más machote de El comisario; y ahora es el capitán de navío Ricardo Montero en la citada serie que Antena 3 emite los jueves.

Pero no solo eso: figura habitual en los escenarios teatrales, forma parte de una de las películas de la temporada, No habrá paz para los malvados, el thriller policíaco de Enrique Urbizu en el que vuelve a ponerse la placa de policía, y en la que también aparece otro que actúa desde su más tierna adolescencia, Pedro Mari Sánchez.

2. Aarón Guerrero: sacando rédito a Chechu

Hubo una época, allá por los últimos años noventa, en la que el nombre de Chechu resonaba en las escuelas. La chavalería de aquellos años no dudaba en imitar la carraspeada voz del abuelo Pedro Peña en la clásica Médico de familia, como cada vez que este regañaba a su revoltoso nieto. Y es que Aarón Guerrero, Chechu para los amigos telespectadores, pareció adquirir el don de la ubicuidad tras pasar por la serie de Globomedia: publicidad, apariciones en programas,... Hasta fue la imagen de las barritas de pegamento Kores, que hacían furor entre los más avezados en las clases de Plástica en los colegios.

Pero el tiempo pasó, y cuando el doctor Martín cerró su consulta en Telecinco, y Chechu volvió a ser simplemente Aarón Guerrero, no volvió a recuperar la precoz gloria perdida. A pesar de todo, volvió a formar parte de otra gran familia, la que se encargaba de cuidar Ana Obregón en Ana y los Siete. Unos años más tarde, también apareció en la última etapa de otra serie de éxito, Yo soy Bea. Con veintinco años, y con más cara ya de que le llamen Jesús que Chechu, sus últimas incursiones en la tele han servido para recordar (o no) éxitos pasados, como en otro anuncio, el de Telepizza que puede verse a continuación.

3. Ricardo Gómez: creciendo en tiempo real (y pretérerito)

Seamos sinceros: ¿hay alguien que realmente crea que Ricardo Gómez puede parecerse de mayor a Carlos Hipólito, el Carlos Alcantara del futuro que narra Cuéntame cómo pasó? Lo decimos porque, a lo largo de los 10 años y trece temporadas que La 1 lleva emitiendo la serie histórica, hemos sido testigos de una evolución más que evidente del renacuajo que apenas levantaba unos palmos del suelo hasta el jovenzuelo con hormonas revolucionadas que tenemos actualmente en antena. Ha crecido de forma paralela en la ficción y la realidad, y para muchos ya es un rostro familiar.

Ahora bien: ¿hay futuro fuera de la familia Alcantara para Ricardo Gómez? Dedicado casi en exclusiva a la ficción que le ha dado la popularidad, en su currículum no figuran muchas apariciones en las que se desprenda de su rol como hijo de Imanol Arias, al menos en televisión. En teatro es otro cantar, con las funciones de El señor Ibrahim y las flores del Corán aún recientes. Queda por ver si el público será capaz de cambiar su chip y dejar de verle como el pequeño e inocente (cada vez menos) Carlitos. Aunque, claro está, para eso Cuéntame también tendrá que llegar a su fin algún día...

4. Miguel Ángel Muñoz: tratando de dar “un paso adelante” en su carrera

Aunque muchos lo descubrieron en Un paso adelante, el bueno de Miguel Ángel Muñoz llevaba trabajando desde mucho antes de lucir músculos y perilla perfecta. A los catorce años se asomó por la pequeña pantalla como actor en televisión en Mamá quiere ser artista (en el vídeo que tienen tras este párrafo, es el jovencito de camisa roja y flequillo ladeado), y hasta formó parte de la abrumadora cantera de intépretes que descubrió -para bien, o para mal en algunos casos- Al salir de clase. Sin embargo, fue brincando y bailando en la mencionada serie de Antena 3 cuando se hizo un nombre como ídolo de quinceañeras. Miguel Ángel pasó a ser MAM, y como en el caso de Artero y de otros a los que veremos más adelante, hizo sus pinitos en la música.

Desconocemos si su madre, la vidente Cristina Blanco, le advirtió de que su futuro luciría mejor si se dejaba de coreografías y estribillos facilones y se centraba en actuar. Pero lo cierto es que, tras colgar las mallas y dejar a un lado los micros, y más cerca de los treinta que de los veinte, lucha por labrarse un hueco a base de participar en producciones a un lado y otro del charco. Eso sí, aunque a veces los proyectos dejen algo que desear, como es el caso de Vida loca, donde lo que más brillaba era precisamente esa imposible dentadura postiza que le colocaron.

5. Víctor Elías y Natalia Sánchez: dos Serranos que “entran en la historia”

Dos a los que estamos viendo crecer por momentos son Víctor Elías y Natalia Sánchez, más conocido para los telespectadores como Guille y Teté, los hijos de Antonio Resines y Belén Rueda en Los Serrano. Durante cinco años que pasaron “a toda mecha”, como decía en la canción que cantaban con los Santa Justa Klan, pudimos escuchar cómo les cambiaba la voz y pasaban de ser unos renacuajo a adolescentes en toda regla.

Una vez el sueño de Diego Serrano concluyó, los dos no han tardado en sacarse las castañas del fuego. Por de pronto, con 21 primaveras a su espalda, Elías ya ha estado en el punto de mira de los policías encarnados por Antonio Hortelano y Carles Francino en Punta Escarlata; y estará en dos ficciones diametralmente opuestas: la histórica Isabel, al lado de Michelle Jenner, para La 1, y la serie de terror y suspense Aula de Castigo. Todo ello sin dejar la música de lado. Tranquilos, no se prepara un revival de Santa Justa Klan; Elías, formado en conservatorio, ya ha compuesto bandas sonoras para cine y teatro que pueden escucharse en su web.

6. Daniel Retuerta: salió del internado convertido en maestro (de ceremonias)

¿Qué fue de aquel niño bueno que maravillaba a propios y extraños con su prematuro don para el ajedrez en Compañeros? El que en la ficción era hermano de la estudiante Eva Santolaria, alías Valle, en la serie antepasado de Física o Química, creció y fue desarrollando una personalidad un tanto problemática con el paso de los años (por supuesto, en la pantalla): entró en la edad del pavo con su personaje en la adaptación española de Matrimonio con hijos que emitió Cuatro; y luego, fue Roque, el repelente traidor del grupo de colegiales metidos en El internado en Antena 3.

Un año después de que El internado cerrase definitivamente sus puertas, “Retu” está más centrado en una faceta musical. Sí, al igual que alguno de los anteriores, aunque por otros derroteros bien alejados de las canciones melódicas que Artero cantó en su época. Y es que el que era un peque modosito años atrás en Compañeros ahora agarra los micros para rapear con su grupo Doble personalidad. Probablemente le haya dado algún consejo su compañero de fechorías en El internado, Carlos Leal, que en Suiza se hizo un nombre en el mundo del hip hop. Aquí les tenemos juntos improvisando unos simpáticos ripios.

7. Guillermo Campra, Patrick Criado, Óscar Casas: unos aguiluchos que empiezan a volar solos

La camada del águila karateka de Globomedia también está empezando a salir del nido. Desde 2009, cuando se emitió el primer episodio de la serie, hasta la actualidad, Guillermo Campra, Patrick Criado y Óscar Casas han necesitado más de una renovación del vestuario, para poder contrarrestar ese crecimiento insospechado para el siglo XVII, época en la que aún no se había inventado la receta de los Petit Suisse.

Al más pequeño de todos, a Casas, le hemos visto ya, a pesar de sus trece añitos, en un buen número de series y anuncios de televisión: Abuela de verano, Los Serrano, Gominolas,... Si continuará el sendero del éxito marcado por su hermano mayor Mario (y si me apuras, también su hermana Sheila, que se llevó un buen pellizco en Allá tú), está todavía por ver.

8. Eduardo García: creciendo a pasos de gigante

Cuando Aquí no hay quien viva abrió las puertas de su vecindario, conocimos al pícaro y regordete primogénito del presidente Cuesta, Josemi. Corría el año 2003, y el pequeño Eduardo García tenía solamente once años. Ocho temporadas televisivas más tarde, con un nuevo nombre en la ficción (Fran Pastor) y tras haber dado un importante estirón, García sigue dándole quebraderos de cabeza a José Luis Gil. Aunque ahora cuesta reconocerle, todo hay que decirlo, con ese cambio físico que ha vivido al entrar en la efervescente adolescencia. Quién diría que Santiago Segura lo eligió para ser el joven José Luis Torrente en la tercera entrega de la exitosa saga.

Y si hablamos de crecer rápido, no podemos dejar escapar la oportunidad para referirnos a otras mini actrices que actualmente tiene en plantilla La que se avecina. Para los tres hijos del “Cuqui”, Carlota y Fernando Boza y Rodrigo Espinar, la serie de Alba Adriática debe estar siendo como una granja escuela de larga duración, porque han pasado de estar en edad de aprender a leer a recitar diálogos cada vez más cargados de mala leche, y no precisamente materna.

9. Silvia Abascal: cimentando éxitos desde la adolescencia

Un caso similar al de Juanjo Artero ha sido el de la actriz Silvia Abascal, a la que conocimos con apenas catorce años cuando irrumpió como una posesa (era su papel, no piensen mal) en Un, dos, tres, en 1993. Después de eso, su espaldarazo llegó cuando Tito Valverde y Verónica Forqué se encargaron de meterla en cintura en Pepa y Pepe, junto a su ficticia hermana, María Adánez.

El tiempo ha pasado, y ahora, a pesar de que Piratas, su último proyecto, naufragó (y de qué manera) en Telecinco, Abascal ha conseguido labrarse una carrera llena de elogios, tres nominaciones al Goya incluidas. Pero antes que hablar de todas series en las que ha participado, y que bien conocerán los lectores, preferimos pensar en los próximos proyectos que protagonizará Silvia Abascal, una vez se encuentre totalmente recuperada del ictus que sufrió el pasado mes de abril. Todo nuestros ánimos desde aquí.

10. Julián González y Alicia Rozas: buscando su sitio tras el cerrar la farmacia

Para finalizar, no podemos olvidarnos de otros dos niños que se hicieron mayores ante nuestros ojos, y que bien reflejan el drástico cambio que se produce al dejar de ser un actor o actriz infantil y seguir buscándose la vida en el duro mundo de la interpretación.

Antes de que Chechu aterrizara en la televisión, ya había otro niño revoltoso encargado de crispar a sus padres: estaba interpretado por Julián González en Farmacia de guardia. González fue Guille desde 1991 y hasta 1995; luego, pasó a ser un chico muy aplicado en Compañeros, en la que se mantuvo hasta 2002. Sin embargo, desde el final de la serie adolescente que emitió Antena 3, la presencia de González en cine o televisión ha sido reducida. Volvimos a verle, a punto de rebasar la barrera de los treinta en La última guardia, junto al resto del reparto original de la mítica serie de Antonio Mercero en la que dio sus primeros pasos.

A quien hemos visto algo más a la que era la hermana pequeña de Guille en la farmacia regentada por Concha Cuetos. Alicia Rozas, con veinticinco años, dejó hace tiempo su imagen de niña inocente de la que aún hizo gala en La casa de los líos, y hemos podido verla enseñando unos encantos de mujer adulta en la serie Un golpe de suerte. Tras terminar la carrera de logopedia, si seguirá actuando como cuando era pequeña es un misterio.

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