CRÍTICA

El documental de la gira de Aitana, una oportunidad perdida para ir más allá en el retrato de la triunfita

Aitana Ocaña, en el documental de su gira 'Aitana: Play Tour'

Laura García Higueras

Aitana Ocaña fue la primera concursante de OT 2017 en subirse al escenario en la Gala 0. Aquella joven de dieciocho años alegre, espontánea y nerviosa no tuvo su mejor día. Cantó Bang Bang, se equivocó con la letra y puso una cara de susto digna de meme. Tres meses después, aunque oficialmente fue segunda, se proclamó como ganadora moral de la edición que había vuelto a convertir al formato en todo un fenómeno de masas. Estuvo a punto de ir a Eurovisión con Lo Malo y, nada más salir de la Academia, fue lanzada al mundo discográfico. Primero junto a Ana Guerra promocionando su primer hit, y ya en solitario con su single Teléfono, que aunque no convenció a muchos, la situó en un panorama que acogió con los brazos más abiertos temas posteriores como Vas a quedarte, Con la miel en los labios y Nada sale mal.

Pero no todo fue música. Publicó un libro de poemas acompañado de sus bocetos que derivó en polémica, tiene su propia colonia y fue nombrada como la primera embajadora de la marca de ropa Stradivarius. En lo sí musical, presentó una actuación de Bad Bunny en los Grammys 2018, fue premiada en Los 40 Music Awards, los Odeon y los Dial. Tiene un disco, Spoiler, un segundo en marcha, acumula dos nominaciones en los Grammys Latino, ha participado en la banda sonora de tres películas; y ha colaborado con artistas como Morat, Tini Stoessel, Danna Paola, Caly y El Dandee, Sebastián Yatra y David Bisbal. Precisamente con permiso del que fuera el subcampeón del primer OT -y seguida de cerca por Lola Indigo-, Aitana es la concursante de salida del programa de TVE que más éxito acumula a estas alturas. En Spotify roza los siete millones y medio de oyentes mensuales. Una cifra que supera a los de Bisbal y su compañera Mimi, ambos con seis; mientras que el resto de su promoción -incluida Amaia- no alcanza el millón.

Así, visto su tirón y la celebración de su gira por España antes de la pandemia, no sorprende que el universo de “productos” derivados de su carrera se siga ampliando. Ahora con el documental Aitana Play Tour: Tras las luces. Disponible en Movistar desde este viernes 6 de noviembre, junto al concierto con el que llenó el Palau Sant Jordi de Barcelona. Una película de 40 minutos que, si bien no es excesivamente novedosa en cuanto a la información que aporta sobre la cantante, será bien recibida por sus fans. Sobre todo por cómo los ensayos con la que ha sido la coreógrafa del espectáculo, Vicky Gómez, reavivarán la nostalgia de los que vieron como Aitana aprendió a bailar en las clases de la ex de Fama.

“No entiendo a veces las preguntas de cómo valoras el éxito”

El documental sigue a Aitana en su gira, pero el grueso del mismo lo componen imágenes de varios de sus conciertos y una entrevista en profundidad en el Palacio de Vistalegre, en Madrid, antes de una de sus últimas paradas. Seguramente haber mantenido más conversaciones o haber entrado más en detalle en su viaje -más parecido a la gestación del disco de Amaia que quedó reflejado en su propia película Una vuelta al sol-, habría permitido conocer más en profundidad a la triunfita que dos años después de OT sigue mostrándose igual de transparente y sincera.

“Todo lo que me ha pasado ha sido increíble, pero también muy irreal”, reconoce en el inicio de su charla sobre lo vivido en esta etapa. Siendo consciente, aun así, de que lo que diferencia a la Aitana anónima y la actual es que “antes era una niña de 18 años y ahora una niña de 20”. Más adelante, explica que “no entiendo a veces las preguntas de cómo valoras el éxito”, que en las entrevistas promocionales que ha ido concediendo durante todo este tiempo le han sido repetidas, asegurando que realmente, “el éxito es ser feliz”.

En esta línea, y habiéndose mostrado más sensible y menos preparada que otros de sus compañeros para regresar a la Academia antes de que entrara la generación de 2018, su visita a estos y sus actuaciones en el mismo plató; habría sido valioso indagar sobre su proceso de asimilación de su etapa allí. Ir un poco más allá del discurso de profundo agradecimiento que siente hacia su equipo de gira -que también participa- y sus fans que, si bien habla muy bien de ella, no dejan de ser “esperables” de un producto como este.

Convence más la comentada trastienda con Vicky, que ya en la última gala de OT reconoció que era la alumna que más le había sorprendido en cuanto a su evolución en el baile. “Ha hecho una preparación espectacular, tanto a nivel vocal, de entrenamiento físico y conmigo a nivel corporal”, explica la profesora, “tenemos a una Aitana mucho más segura de sí misma, con más recursos y muchísima más presencia en el escenario”. Algo que sus propios seguidores ya pudieron comprobar en los dos shows de despedida de OT 2017, en los que coló su interpretación de Vas a quedarte entre lo más memorable.

Otro de los mejores momentos de la pieza es ver a la cantante explicando que le encanta ir por carretera porque le dan miedo los aviones, y que se pone muy nerviosa en los días de show. Dato que revela mientras come un helado en el asiento del vehículo, que en cierto modo actúa como guiño de la famosa escena de los San Jacobos que la triunfita escondió en la cocina porque pasaba hambre los días de gala en la Academia.

“Siempre voy a ser como soy”

Su también maestra de Operación Triunfo, Mamen Márquez, aparece conectada por videollamada, ayudando a la catalana a calentar la voz antes de salir al escenario. Las bailarinas y músicos están igualmente presentes, junto con tres de los artistas invitados de su gira: Antonio José, Alfred y Ana Guerra. Se hubiera agradecido alguna imagen más con ellos entre bambalinas, por la riqueza y curiosidades que se hubieran podido extraer de esos momentos de más intimidad.

Sus padres Cosme y Belén tienen momento de “presumir de niña” con la consecuente dosis de emoción, compartiendo cómo ellos han vivido el cambio radical de vida de la joven. Sobre ellos la catalana explica que son “los valores que le han inculcado” los que le llevan a sostener que “siempre voy a ser como soy”.

Y aunque responda con más tablas que la vergüenza que derrochaba con cada pregunta de Roberto Leal en el plató, su sencillez y personalidad parecen seguir intactas. Queda especialmente patente al comentar la “muchísima gracia” que le hace que sus compañeros en la gira le digan “qué pasa jefa” cuando llega a los conciertos, la ilusión con la que llora al escuchar a sus fans entonar sus canciones, y la misma con la que pide que “que sea toda mi vida así, porque me encanta”.

De momento, y a falta de ver qué tal arranca su carrera televisiva con su participación como asesora en La Voz Kids, Aitana sigue explotando su repercusión y abrazando las oportunidades que le van surgiendo. Siendo tan joven y estando aun en el inicio de su carrera, ojalá nada que no tenga que ver con su particular timbre de voz y la mejora de su repertorio, se interponga en su prometedor futuro. Y puestos a pedir, que mantenga intacto su amor por el programa que le brindó dar el pistoletazo de salida a su casi recién estrenada y en alza trayectoria.

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