Entrevista

Anabel Alonso: “La comedia necesita una mente abierta. Una mente cerrada no tiene sentido del humor”

Anabel Alonso en 'Comedy Central Presents'

Marcos Méndez / Lorenzo Ayuso

Desde hace ya tres décadas, Anabel Alonso es una de las protagonistas más habituales de la televisión en España. Bien sea como presentadora, como actriz o como cómica, y siempre con ese sello de humor, su carrera está tan repleta de proyectos que no admite mucha discusión, y desde este domingo suma uno más al ser una de las artistas que se subirá al escenario de Comedy Central Presents (Comedy Central, 22:30 h.) para “regresar a los orígenes” de los monólogos junto a Ángel Martín, Dani Mateo, Ignatius Farray, J.J. Vaquero, Patricia Sornosa, Rober Bodegas y Valeria Ros.

A través del teléfono, la entrevistamos para conocer cómo afronta esta nueva aventura producida por El Terrat, y sobre todo para conocer cómo lleva los ataques por no ocultar sus reflexiones políticas: “Mi trabajo y mi ideología te pueden gustar o no, pero mezclar ambas cosas es un error”, nos dice, poniendo un ejemplo claro para defender su trabajo: “Si voy a un médico no le voy a preguntar a quién vota, quiero que me cure”.

Anabel Alonso deja claro que para ella “uno de los pilares del humor es la irreverencia y la provocación”, pero lamenta que en ocasiones se pierde el respeto por no estar de acuerdo: “Me encanta que pensemos diferente. Pero sobre todo que haya tolerancia. El que no respeta al diferente no me merece ningún respeto”.

Intentaremos hacer una entrevista sobre comedia sin hablar de los límites del humor, ¿de acuerdo?

Bien, porque de verdad te lo digo, te haría una tesis filosófica [ríe].

¿'Comedy Central Presents' es una involución, o un regreso para recordar los orígenes?

Creo que es un regreso. Cuando algo está bien hecho, afortunadamente, desde sus orígenes, ¿para qué cambiarlo? Me parece un acierto reconocer lo que está bien y volver a ello.

'El Club de la Comedia' sigue siendo el gran referente en España de la stand-up comedy, los monólogos. ¿Es una fórmula que funciona, y por eso no se toca?

Sería como decir que hay que modernizar el teatro. El stand-up es un género, una manera de hacer: sale un cómico, un humorista o creador o un orador, a contar anécdotas y dar su visión particular y humorística de la vida. Es así, no hay mucho de dónde rascar porque sería cambiarlo. Consiste en salir y hablar, y es tu ingenio lo único que hay sobre el escenario. Me parece que eso no hay que tocarlo. Cambiarlo sería o desvirtuarlo o inventarse otro género, pero no sería el stand-up.

Lo que sí cambia son los textos, que son nuevos, claro. En tu caso, vas a “defender la importancia de cumplir años sin dejar de hacer locuras”.

Exactamente, entre otras muchas cosas, pero sí. Uno va cumpliendo años y se va haciendo mayor en cuestión de edad y de DNI, pero no por ello no deja uno de descubrir, de tener curiosidad, y de dejarse sorprender y de divertirse. De cometer locuras y equivocarse hasta el último día. La vida es un proceso de aprendizaje: a los 5 años aprendes una cosa, a los 20 otra, a los 40 otra, a los 50... Y así hasta que te fundes, claro [ríe].

Hablas también de que tu madre habría preferido que te dedicases a otra cosa. ¿La comedia ahora es una profesión de riesgo?

Pues si te digo la verdad, ahora veo todas las profesiones de riesgo. Cuando empecé sí que ser actriz, o artista como decía la gran Concha Velasco, era una profesión de riesgo. No era nada segura y los padres siempre querían que tuvieras un título y hacer esto como hobby, con la esperanza de que te pasara. Pero ahora, en cualquier trabajo, sea una arquitectura, una ingeniería, derecho o medicina, estás fatal.

Para bien o para mal todo se ha homogeneizado. Ahora da lo mismo que digas en tu casa lo que quieres ser, porque está todo igual de peligroso. Para conseguir una plaza de policía se presentan 5.000 personas para 500 plazas. Es peor que hacer un casting. Se presenta más gente para una plaza de funcionario que para un casting. Creo que casi la comedia es más segura ahora. Además la gente las ganas de reír no las pierde nunca, y en épocas de vacas flacas y de crisis tiene todavía más ganas de reírse.

¿Puede mezclarse comedia y política? Lo digo porque sueles recibir muchos ataques por, siendo actriz cómica, opinar sobre política.

Creo que son dos facetas. Una son mis pensamientos, mis ideas y mis opiniones, y la otra es mi trabajo. Mi trabajo te puede gustar o no en sí mismo, y mi ideología te puede gustar o no en sí misma, pero mezclar ambas cosas es un error. Si voy a un médico no le voy a preguntar a quién vota, quiero que me cure. Para mí, el trabajo es una cosa y la ideología, otra. No tiene nada que ver.

Los actores estamos acostumbrados a que opinen de nosotros. Nuestro trabajo es cara al público, y evidentemente les puedes gustar o no. Te pueden decir si estás gorda o flaca, si les has gustado en esto... Siempre han estado opinando de nosotros, siempre. Me parece una cosa más. Lo que no me gusta es que mezclen una cosa con otra. A mí que opinen me parece genial, ya sea bien, mal o regular. Pero no que digan: “Como piensas así, ya como actriz me pareces lo peor”. No, chico, algo haré bien. O no: igual piensas lo mismo que yo pero como actriz te parezco que soy una porquería. Me parece perfectamente legítimo. Pero eso sobre todo separado, no que una cosa se mezcle con otra.

¿En la tolerancia a la comedia y al humor influyen las ideologías?

Pues yo creo que sí, pero yo más bien hablo de mentes abiertas o cerradas, pueden ser tanto de una ideología como de otra. Mentes cerradas, o cuadriculadas, las hay en todas partes. Unas se dejan ver más, quizás, y otras menos. Pero creo que es cuestión de tener una cabeza más o menos abierta.

Sí, el humor y la comedia en todos los ámbitos necesitan una mente abierta. Con una mente más abierta, hay más capacidad de humor. La verdad es que no lo había pensado, pero es cierto que una mente cerrada, de verdad, no tiene sentido del humor. Eso es así.

¿Afecta recibir odio? Tanto a nivel personal como profesional, ¿se han cerrado puertas?

A nivel profesional no me consta de ninguna manera. No tengo ni idea si ha pasado algo. Que yo sepa, no ha habido ninguna cerrada de puerta ni ninguna historia.

Las cosas un poco más ofensivas que he recibido han sido en Twitter, directamente no me ha dicho nunca nadie nada. En Twitter la gente se protege en el anonimato, ya sea porque es una persona que no es conocida, aunque ahí sí vaya con su nombre y apellidos; o porque se esconda detrás de una coliflor o de la cara de Schwarzenegger. No las tomo en consideración, la verdad. Las cosas bonitas sí, me parecen que son muy acertadas todas. Están muy bien y tienen mucho criterio [ríe]. Pero cuando escupen odio y descalificaciones, en el 99% de los casos de forma anónima en el sentido amplísimo de la palabra, no me afecta. Les contesto a veces y me divierto mucho, y a veces me acaban bloqueando ellos a mí.

Si me encontrara con alguna escena así por la calle no sería plato de buen gusto. Por eso también intento siempre manifestar mis opiniones o mis comentarios jocosos e irónicos de una manera respetuosa. Nunca me han censurado ningún comentario en Twitter, ni uno. Algo quiere decir. Mientras sea con respeto, ya sea con ironía o sarcasmo, se pueden decir las cosas y se puede disentir. Me encanta que pensemos diferente. Pero sobre todo que haya tolerancia. El que no respeta al diferente no me merece ningún respeto.

Tu registro es más de comedia, pero precisamente en el que ya es tu trabajo más duradero, 'Amar es para siempre', sales en parte de ese registro, podría decirse que es una serie dramática con tintes de comedia, que es muy socorrido. ¿Aún hay Benigna para rato?

La temporada que viene en principio sí voy a seguir. Me lo propusieron y acepté. Vamos en el día a día, como tenemos que ir ya todos. Es otra cosa que nos ha enseñado la pandemia. Los actores y actrices lo sabíamos ya, pero ahora lo ha aprendido toda la sociedad: no hay que hacer planes a largo plazo, porque se pueden torcer de un día para otro. Así que en principio hay Benigna para, por lo menos, la próxima temporada.

Y sí, es el personaje más completo. Benigna me gusta porque es un personaje muy amplio. Le cabe todo, el humor, el drama... Y disfruto como una energúmena con este personaje. Por eso no me canso tampoco de ella: siempre le pasan cosas distintas, sorprende y me sorprende, y los guionistas afortunadamente me meten en tramas más o menos dramáticas o serias, o trágicas incluso, y luego en otras de comedia. Me siento como muy de Berlanga en esta serie [ríe].

En 'Comedy Central Presents' también veremos a Patricia Sornosa y a Valeria Ros. ¿Cómo ves esta cada vez mayor presencia femenina en la comedia? Hace unos años se reclamó y parece que el sector está respondiendo, ¿lo ves así?

Pocas somos todavía, ¿eh? El talento, haberlo haylo, pero se están abriendo las puertas... No te diré que a regañadientes, pero está costando. Lo de la paridad y lo de que el humor lo hacemos las mujeres... La reivindicación está llegando, pero está costando. Y talento lo hay, y mucho, la verdad. Pero siempre hay sectores o aspectos en los que a la mujer de entrada no se nos ve tanto. Poco a poco hay que hacerse sitio. Lo estamos consiguiendo y soy optimista porque a la vista está que está dando sus frutos. Pero está costando y ha costado.

También has presentado programas. ¿Qué opinas cuando se dice que no hay mujeres que pudiesen presentar?

Digo que no es cierto. Lo primerísimo que hice en televisión fue en el 91, por lo que me hice conocida, fue presentar Objetivo indiscreto con Antonio Resines, que era un programa de cámara oculta. A parte de presentar galas, El flechazo en La 1, Tal para cual en Antena 3, Estoy por ti... Te voy a acabar diciendo el currículo, luego si eso te lo miras [ríe]. Por eso digo que no es cierto. Lo que pasa es que va por oleadas: tú ahora ves los concursos en televisión y no hay ni una mujer. Y los programas de prime time están todos presentados por hombres también.

Claro que hay mujeres, muchas y de muchas edades y condición, con más o menos humor y más o menos guapas. Hay la misma variedad. No sé muy bien la razón, no sé si va por modas, pero así es. Yo empecé en el 91 presentando y ahora estamos así con este panorama. ¿Cuál es la razón? No lo sé. Debes preguntarlo a quien corresponda.

Está el caso reciente de Nuria Roca, que después de sustituir a Pablo Motos en 'El Hormiguero' dejó tan buen sabor a Antena 3 como para que le dieran un programa en prime time.

Si hablas de Nuria Roca, ¿hace cuánto que empezó con Waku Waku? Estamos hablando de una grandísima profesional más que contrastada que ha pasado por radio, por tele y por todo. Que de repente sustituye 15 días a Pablo, El Hormiguero sigue funcionando como un tiro, ¿y qué pasa, que la descubren de repente? Estas cosas pasan, pero me parecen inexplicables, qué quieres que te diga.

Conseguido, sin hablar de los límites del humor. ¿Por qué ya no hace falta y eso está superado, no?

[Ríe] No sé... Uno de los pilares del humor es la irreverencia y la provocación. A partir de ahí... Que cada uno haga la lectura que quiera.

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