Entrevista

Carlos del Amor, cronista del encierro: “Ojalá pronto podamos poner las cámaras de TVE a grabar reencuentros”

Carlos del Amor

Laura García Higueras

Carlos del Amor debería estar viajando en unos días al Festival de Cannes. Un certamen que, como tantos otros eventos culturales, ha tenido que aplazar su edición por la crisis del coronavirus. Será el primero que se pierda en 16 años desde que se estrenara cubriéndolo en 2004. La suya es una muestra de cómo este nuevo “día a día” ha irrumpido en nuestras vidas para hacer estallar el concepto de rutina, al tiempo que tratamos de encontrar la nueva con la que volver a sentirnos, entendernos y encontrarnos. La del periodista, aunque continúa yendo a trabajar, también ha cambiado.

Ahora, el paseo por las instalaciones de RTVE, donde acostumbraba a encontrarse con gente, se ha convertido en un ritual extraño. “Parece que es 15 de agosto”, describe al tiempo que, mientras camina, atiende por teléfono a nuestras preguntas. Durante la charla, una compañera que dio positivo por Covid-19 se cruza en su ruta, después de haber dado negativo. Un reencuentro que dibuja una sonrisa sonora en su voz. “Me alegro mucho”, le reconoce.

Todos estos pequeños detalles, que cada jornada componen nuestro mosaico del encierro, son los que Carlos del Amor está recogiendo en los cierres del Telediario 2 de La 1. Unas piezas que, cuando todo esto acabe, serán “una especie de diario de lo cotidiano de un período terrible y extrañísimo”. Sus vídeos han cobrado vida más allá de los televisores, para convertirse en píldoras de cotidianidad también en redes sociales. El Día del Libro, el amor en tiempos de cuarentena, el valor de nuestros mayores, el cómo “tocar es un verbo que no podemos conjugar ahora” y la llegada del “horario de verano en pleno invierno” son solo algunas de las reflexiones que el periodista ha compartido desde su primera entrega, titulada Los días raros, del pasado 16 de marzo.

Además, ha lanzado el formato Conversaciones confinadas junto a César Vallejo, en el que entrevista a personajes culturales de nuestro país. Su objetivo: analizar cómo la crisis sanitaria está afectando, o no, a nuestros artistas. Antonio López y José Sacristán han sido los primeros protagonistas de los encuentros emitidos por YouTube y el Canal 24 horas.

Antes que nada, ¿cómo estás llevando la cuarentena?

He estado trabajando desde el principio, justo tuve unos días libres antes del estado de alarma, estuve en Murcia, iba a ir a Roma, pero viendo cómo se ponía la cosa suspendí el viaje y me incorporé a trabajar. Está siendo extraño, la dinámica, el tener que desinfectarnos, llevar mascarilla, estar lejos de los compañeros.

Después en casa, lo bueno de los pequeños es que tienen un arma que es muy poderosa, la imaginación. Con ella puedes salir y es lo que ellos hacen. De momento lo llevan bien, veremos cuánto tiempo más pueden aguantar. Es verdad que cuando hacen las clases virtuales con los compañeros del colegio, al mayor se le humedecen los ojos, porque en el fondo sabe que sí hay algo que no tiene. Que es lo que nos pasa a todos: echamos de menos nuestra rutina, incluso lo que nos aburre. Recuerdo que lo dije en la primera pieza del cierre, que bajar la basura es el nuevo sábado noche. Ir al supermercado es una aventura. A ver cómo volvemos cuando tengamos que volver, y cómo regresamos a la normalidad.

Aprovechando que mencionas los cierres, ¿cómo surgió hacerlos? ¿Siguen algún tipo de planificación?

El primer día de estado de alarma me encargaron un cierre que fuese el punto y final a un telediario raro. Me acuerdo que llevábamos tres días confinados y ya parecía que de todo hacía media vida. Lo hice, gustó y lo continuamos, pero no hay una planificación de temas ni sobre cuánto va a durar. Por la mañana observas la realidad y de repente hay un chispazo que te enciende el tema de ese día. Recuerdo que el martes pasado, viendo el Telediario de las 15h, el compañero del Tiempo dijo: “No ha llovido tanto en cien años”. Y pensé en todo lo que había llovido y lo poco que nos hemos mojado. A partir de ahí, construí el relato. Con imágenes que llegan de todo el país y añadiendo un broche musical que conjunte.

¿No ha habido intención entonces de dejar constancia de cómo están siendo estos días para, por ejemplo, los mayores?

El de los mayores sí tuve claro que lo haría cuando encontrara las imágenes, porque es la franja de edad que más está sufriendo y los que han levantado en muchísimos casos este país. Merecen no ya un cierre, sino todos. Luego ocurre que si cae una Superluna, el tema te viene solo. Si no hay ningún acontecimiento con el que enlazarlo, lo sacas adelante partiendo de la base de que como todos los días son raros, siempre hay algo que contar. Después en conjunto, serán una especie de diario de lo cotidiano de un periodo terrible y extrañísimo.

¿Por qué piensas que las piezas están teniendo gran acogida en redes sociales?

No lo sé, aporta un tono reflexivo al final del día, tras haber estado a lo mejor sobreexpuesto a información, a muchas cifras que te hieren e imágenes que te ponen al límite. Y de repente, los cierres son otro tipo de imágenes acompañadas de otro tipo de textos, que te cuentan la dureza de unos días malísimos, pero intentando narrarlo de una forma más reflexiva. Pretenden ser lo que ves a través de la ventana, pero en vez de ceñirte a tu calle, nos ceñimos a todo un país e incluso a todo el mundo. Si tienes dos ventanas en el salón, la pieza pretende ser una tercera para que te asomes con nosotros.

Informando sobre cultura, que es uno de los sectores en los que todo está parado, ¿cómo os las estáis ingeniando sin eventos y prácticamente sin imágenes?

La cultura, que es fundamental porque es riqueza de este país, sabe comportarse y estar a la altura cuando hay que estarlo. Los titiriteros están dando mucho de sí, incluso para aliviarnos del confinamiento, cantarnos una canción, leernos un poema, enseñarnos sus cuadros, abrirnos sus museos, etc. Están muy disponibles. Eso te permite seguir nutriendo de contenidos culturales al Telediario, que benditos contenidos, porque la cultura puede ser un refugio en el que, durante un momento del día, te metas para aislarte un poquito del chaparrón que está cayendo.

Así que benditos titiriteros a los que tenemos trabajando y sufriendo, porque esta crisis les está tocando en primera persona a muchísimos. Ojalá lleguen pronto las medidas del Ministerio para ayudarles y puedan volver a subirse a un escenario, porque son fundamentales. Nadie de ningún espectro político se puede imaginar la vida sin leer un libro, escuchar una canción, ver una película o sin ir al teatro. Luego lo que digan, o las barbaridades que se digan pueden ser otra cosa, pero en el fondo nadie se la imagina sin todo eso.

¿Piensas que siendo la cultura la principal compañera de la cuarentena, saldrá reforzada?

Va a ser muy complicado. Van a salir adelante porque los necesitamos, pero van a necesitar la ayuda de todos y ahí es donde tendremos que estar los que ahora estamos disfrutando de ellos. Ya hay iniciativas con las que echar una mano y que serán muy necesarias cuando esta pesadilla termine. La cultura la necesitaremos siempre, eso es lo bueno. Tendremos que demostrar que la queremos, y lo tendremos que demostrar bien. No a la ligera.

¿Qué opinas de las críticas del PP

Desde el momento en el que somos un telediario nacional de la televisión pública, sabemos que estamos en el punto de mira. La gente es libre de expresar su descontento y sus críticas. Lo que yo veo desde mi rincón, que está al final de la escaleta, es que se están haciendo unos telediarios impecables. Se está informando de todo. Se da todo, las críticas, las piezas del gobierno, las historias humanas, familiares de los fallecidos... Me parece incluso desagradable entrar en eso en estos momentos en los que todos deberíamos estar remando en una sola dirección. Creo que ahora hay mejores cosas que hacer que ponerse a analizar el minutado de un telediario para buscar la crítica.

Ya habrá tiempo de analizar qué se ha hecho mal y qué se ha hecho bien. Ahora lo urgente es lo urgente, no las cosas banales. Insisto en que veo unos telediarios intachables, y que se puede demostrar, pero no creo que haya que entrar en ese juego, para empezar porque hay muchos compañeros que se están jugando la salud por estar yendo a informar, intentando sacar adelante una hora de telediario.

Tus vídeos en los aeropuertos con reencuentros por Navidad se han convertido en una tradición. ¿Has pensado ya qué vídeo querrías hacer cuando podamos volver a abrazarnos?

Recuerdo que empezamos a hacer estos vídeos hace diez, doce años. Entonces estaba Pepa Bueno haciendo el Telediario, se lo propuse y es verdad que se instauró. Lo bonito de ahora es que el reencuentro no va a ser entre una persona que está en Buenos Aires con una de Madrid; va a ser de una persona que está en el quinto con otra que está en el tercero. Estamos físicamente muy cerca, pero a la vez nunca hemos estado tan lejos. Eso provoca que el reencuentro vaya a ser mucho mayor. Ojalá podamos poner todas las cámaras de TVE sólo a grabar reencuentros y ojalá sea pronto. No sé si será con abrazo y beso, pero que la vida deje de estar más pronto que tarde a dos metros de distancia.

Días de reencuentros

Y que para cuando llegue la Navidad... podamos celebrarlas en condiciones.

2020 está perdido, 2020 será en 2021. Cada día, el calendario nos va comiendo con todo lo que se va suspendiendo. Nos van a faltar días para ir a todos los sitios, pero ojalá podamos salvar algo del verano. Que podamos respirar, que es algo que necesitamos, pero que a la vez habla muy bien de nosotros como sociedad. Ver las calles vacías, a la gente en sus casas, a la gente mayor y a los niños sin salir, a los profesores haciendo el vino puente...

Lo único positivo que podemos sacar de esto es haber hecho el confinamiento de esta manera. Decían que el 90% de la población no se ha movido de su área residencial en el último mes, y ese es un dato por el que, al menos, hay que aplaudir. Igual que a las 20h se aplaude agradeciendo a los sanitarios a los que debemos tanto, cajeras, carteros, conductores, repartidores, etc. nos podemos quedar también con esto, enorgullecernos del comportamiento que la gran mayoría ha tenido en estos tiempos. De eso tratan también los cierres. De pequeños detalles. Son crónicas de lo cotidiano, de la rutina, del pensamiento de muchos. Eso pretende ser, una ventana para ellos.

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