Crítica / Crónica

“Cuatro al día” con Carme Chaparro, entre la denuncia social y el sensacionalismo macabro

Carme Chaparro, en el plató de "Cuatro al día"

Lorenzo Ayuso

Hoy es el día. Uno de los más importantes de mi carrera. Hoy se materializa el salto. Tras 22 años en informativos salgo de la mesa y me ”adueño“ de un plató. Emoción, respeto y responsabilidad”. Con estas palabras, Carme Chaparro avanzaba por Twitter el estreno de Cuatro al día, el nuevo formato de actualidad con el que empieza una nueva era en el segundo canal de Mediaset. Ya sin Noticias Cuatro en su parrilla, este formato llega para remodelar la escaleta de la cadena y reforzar su oferta vespertina.

Dividido en dos partes, este espacio ha presentado su primera parte, la más reducida, a las 14:20 horas, tomando el lugar que ha dejado libre la primera edición de informativos; y la segunda, la más extensa, a partir de las 17:30 horas.

El primer fragmento, una previa más que un programa autónomo

En cuanto a la primera, la que ocupaba el horario de Noticias Cuatro, se ha caracterizado en su primer día por servir como avance de los principales contenidos que serían desarrollados por la tarde. Con Chaparro y Santi Burgoa sentados en la mesa, Mónica Sanz (otrora rostro del informativo) aparecía de pie para encargarse de dar las últimas horas y los datos de la noticia más destacada de la jornada. En este caso, los incendios que están afectando a Cantabria. Este tema fue el que gozó de un mayor desarrollo durante la media hora de duración de este segmento en la sobremesa, con diversas colas y resumen de los acontecimientos.

Por lo demás, esta introducción tenía poco de noticiario en sí como de sumario para los temas posteriores. Noticias que abarcaban la política, centrada en las últimas semanas del pleno en el Congreso y la inminente campaña electoral para el 28-A; sucesos, como el caso Romina, la mujer asesinada presuntamente por su marido, del que anticipaban una primicia: la conversación telefónica entre este y la prima de la víctima. “No se pierdan esta tarde la exclusiva”.

El resto de los reportajes se centraban en información de sociedad y denuncia social, como los “pisos colmena”, con el reclamo de tener a uno de los reporteros del programa durmiendo en una de estas viviendas; o la situación en Huelva, donde no hay mano de obra para la recogida de la fresa. También se apuntaban a temas más livianos, como el del romance entre una abogada y su cliente, un mendigo que vivía en las calle; y la historia de un olmo de 400 años, considerado el mejor árbol de España.

Además, se anunciaban la primera de las colaboraciones del chef Mario Sandoval, en torno a los probióticos, y las dos entrevistas que tendrían lugar: una con “una de las ministras con más poder del gobierno de Pedro Sánchez”, sin desvelar su identidad hasta entradas las 18:30 horas, cuando apareció Margarita Robles en escena; y con Sara Carbonero, que regresaba a Mediaset como colaboradora de Deportes Cuatro.

Por tanto, con este avance siendo fiel a la definición del término y sin autonomía propia en cuanto a sus contenidos, más allá de lo que concernía a Mónica Sanz, el programa comenzaba oficialmente por la tarde, tal y como quedaba claro al dar Chaparro la bienvenida al público. “Qué ganas tenía de decirles esto. Esta no es mi casa, es su casa”, una idea que ha repetido no pocas veces durante el resto de las horas.

El tono de Telecinco y pantallas y análisis como el de laSexta

Aunque las comparativas con Más vale tarde fueran más evidentes al competir en el mismo horario, el programa suponía una mezcla entre el tipo de magacín al que Mediaset tiene acostumbrados, y un plató que, si hay que citar a un programa de laSexta, recordaba más a laSexta Noche: véanse la pantalla utilizada para el análisis de datos y actualidad (utilizado en este debut por Euprepio Padula, que ha analizado las fortalezas y debilidades de los candidatos al 28-A); o las entrevistas que han ido entrelazándose con el resto de contenidos. Incluso la partitura de acompañamiento recordaba a la que suena de fondo en el espacio presentado cada sábado por Iñaki López. Ahora bien, sí se ha notado la ausencia de público in situ, algo que se notaba en el silencio imperante en un escenario tan amplio.

La mesa de tertulianos, compuesta por el citado Padula, Cristina Seguí y Andros Lozano se ha mantenido fija durante las casi tres horas de emisión en directo. Su especialidad en economía y política hacía, inevitablemente, que estuvieran más activos y cómodos durante los minutos en los que el programa se ha dedicado a estos temas. Luego, su participación se ha visto reducida inevitablemente. Del mismo modo, Burgoa ha estado por el momento en un segundo plano, siendo Chaparro la principal protagonista del espacio.

La gran escaleta de temas que se avanzaba a la hora de comer se resolvía con presteza: ningún asunto ocupaba más de 15 minutos dentro del programa. Un ritmo rápido donde los reporteros, desplazados a cada lugar de los hechos, cobran mucho protagonismo. Muchos de ellos se convertían, al menos en su estreno, en protagonistas de sus respectivas piezas.

Por ejemplo, es el caso de Alejandro Rodríguez, que durmió una noche en uno de los llamados “pisos colmena” de Barcelona para vivir la experiencia y transmitírsela a la audiencia. Una suerte de información de proximidad que, de nuevo, parecía responder a la pretensión proclamada por Chaparro: tratar de acercarse al espectador, apelando a su emoción. Por eso mismo también se repetían hasta la saciedad términos como “exclusiva”, con los que trataban de reivindicar su propia labor periodística.

Esto se ha hecho particularmente molesto al tratar el caso del asesinato de Romina Celeste Núñez, la joven paraguaya de 26 años asesinada presuntamente por su marido. La insistencia por revelar detalles escabrosos, reproducir conversaciones del acusado e insistir en el dolor de la familia, presente en plató junto con una abogada, ha sido el punto negro de la tarde.

Del momento cómico con Revilla a la emoción de Chaparro

Las decenas de incendios en Cantabria ha dado pie a que Cuatro al día haya contado con uno de esos comodines para las audiencias. Hablamos de Miguel Ángel Revilla, presidente de la comunidad autónoma, que ha entrado en directo para comentar las últimas novedades en torno a las investigaciones de la Guardia Civil. El magacín le ha permitido escuchar las declaraciones en exclusiva del presunto pirómano responsable de los fuegos, que ha hablado para las cámaras de Cuatro: “Ha cometido un delito que no tiene justificación y es hombre ya era objeto de vigilancia por algo”, alertaba el político, que a punto estaba de revelar detalles de las pesquisas de las fuerzas del orden en un descuido.

También el político ha protagonizado uno de los momentos más cómicos de la tarde, cuando en medio de la conversación con Chaparro ha sido avisado de que tenía que volver a sus funciones con urgencia, dejando a la presentadora con la palabra casi en la boca. “Tengo que dejaros”, se excusaba, y explicaba que se trataba de una votación sobre “una moción de alguien a la oposición de alguien que pondrá verde al gobierno”.

Y de momentos inesperadamente cómicos a otros más emotivos, que han hecho que Chaparro a punto estuviera de llorar. Así ha sido al entrar en materia de una de las piezas de sociedad que antes comentábamos, la de la historia de amor ocurrida en Santiago de Compostela y protagonizada por Susana, una abogada voluntaria, y Mijaíl, un hombre que dormía en un cajero, que ahora se han casado.

Entrevistas con tono más personal que actual

Llegado el momento de la entrevista a la ministra de defensa Margarita Robles, el programa hacía notar su estilo. En apenas quince minutos, el contenido político quedaba reducido al comienzo de la conversación. Las preguntas de corte más personal y social, con un tono ciertamente amable, eran la tónica. Incluso se ha dado paso a una pieza en la que se repasaba la infancia de la invitada, algo que incluso ha hecho emocionarse a a esta. “Gracias por emocionarse”, decía la conductora. Un tono, de nuevo, más próximo al de los programas de Telecinco que al de los informativos que caracterizaron a Cuatro.

También destacó la preocupación feminista que quedó patente en la charla. Chaparro puso especial hincapié en las dificultades y desafíos a los que Robles se enfrentó durante sus primeros años como jueza, y sobre políticas de conciliación en las fuerzas armadas.

En líneas generales, el estreno de Cuatro al día ha servido para refrescar la franja con un torrente continuo de contenidos con un ritmo intenso y sin fallos ni incidencias que destacar. Un programa bien acabado, más allá de sus desvíos al sensacionalismo, que al menos supone una alternativa real a la oferta del resto de cadenas.

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