(¡Cuidados Spoilers!)

'Cuéntame' puso fin a su “año horribilis” con un retrato psicológico a lo 'Modern Family'

'Cuéntame' puso fin a su "año horribilis" con un retrato psicológico a lo 'Modern Family'

Paula Hergar

Cuéntame cerró su 20ª temporada en TVE con un capítulo especial titulado: “Desmontando a los Alcántara”.

Una entrega en la que, como en Modern Family, por primera vez los personajes miraban a los espectadores a la cara para desnudarse ante ellos y reflexionar sobre todo lo ocurrido en ese 1991 en el que la familia “había saltado por los aires”.

La excusa para romper esa cuarta pared fue la de que tanto Merche como Antonio acudieron a terapia, en una encerrona que les habían organizado sus hijos.

(¡Cuidados Spoilers!)

Una terapia con muchos flashbacks

Engañados por sus hijos, Antonio y Mercedes acudieron a un psicólogo cada uno, para aclarar sus sentimientos y profundizar en lo que ha sido su relación en los últimos tiempos, con sus buenos y malos momentos.

“Este ha sido un año horribilis” definía el patriarca, “he firmado los papeles del divorcio, he dejado de fumar, he intentado convivir con otra mujer y para colmo tengo a los hijos desparramados”, concluyó.

Preguntado por cómo era su vida antes, se empezaron a suceder imágenes de un pasado mucho más feliz compartido con Merche. Algo que también le ocurría paralelamente a ella en su consulta.

Los mejores años de los Alcántara

Ella también recordó los peores pasajes pero todo se borraba al rememorar también los buenos momentos: “Con Antonio no te aburres y no sé cómo, pero siempre acabo cayendo”.

Merche, Antonio, el machismo y el feminismo

Él reflexionó sobre sus fallos, habló del machismo y el feminismo asegurando que creía que “el hombre es más fuerte físicamente aunque la mujer es más inteligente”.

Mientras que Merche también quiso saber la opinión de su psicólogo sobre esos dos conceptos. Aunque él repitió que lo importante es lo que ella sintiera, ella quería conocer qué pensaba el experto.

Finalmente la matriarca acababa asegurando que no sabía lo que era ella pero sí tenía claro que ahora quería pensar más en ella misma, porque lo peor de Antonio había sido su egoísmo.

“¿Cómo cambia un hombre con 60 años?” cuestionaba él a la psicóloga, a sabiendas de los errores que había cometido con su mujer. “Me gustaría cambiar todo lo que me separa de Merche”, confesaba.

Con la marcha de Carlos empezaron los problemas

Los padres Alcántara hablaron de trabajo, matrimonio y por supuesto de familia a los terapeutas. De María, Inés, Toni... pero si en uno de ellos se centraron ese fue Carlos, “el Heredero”.

“Carlos se fue a Nueva York hace casi 2 años y ahí empezaron los problemas del matrimonio, nos partió a todos. Siento que me he quedado huérfano”, desvelaba Antonio al hablar de su hijo favorito.

A la vez, Merche relataba algo parecido en su consulta: “Antonio piensa que le echo la culpa de la marcha de Carlos. Pero es que le presionaba demasiado. No me extraña que se fuera”.

Paralelamente, los otros hijos comentaban a cámara que, sin duda, si había algún preferido era Carlos y también Inés.

El relato del resto de protagonistas

Mientras Merche y Antonio sacaban sus propias conclusiones sobre su historia, sus hijos, sus vecinos, amigos, y Herminia también reflexionaban sobre el relato.

Los hijos aseguraban que sus padres se querían pero eran orgullosos y ese era el mayor error.

Los vecinos y amigos explicaban que Antonio tenía cosas buenas como su perfil de “líder” pero algo que alejaba a la gente que eran “sus malas pulgas”.

Mientras que Herminia, en su línea de dar lecciones de vida concluía que lo importante para que volvieran era aprender a “perdonar, perdonarse y volver a casa”.

¿A las puertas de la reconciliación?

Merche y Antonio acabaron sus citas con sus terapeutas contentos por el resultado y, mientras a ella le dijeron que no hacía falta que volviera, a él le explicaron que tenía “mucho trabajo por delante”.

Aún así, al salir de la puerta contentos por lo ocurrido se encontraron frente a frente: “Una encerrona en toda regla. Necesitaban un empujoncito”, desvelaban los hijos al espectador, descubriendo su engaño.

Ambos, al darse cuenta de cómo sus hijos habían movido los hilos, se rieron y mostraron de nuevo su complicidad.

“Ahora falta que escriban un nuevo capítulo en su historia: el de la reconciliaicón. ¿Será 1992 ese año?” acababa preguntándose la icónica voz de Carlitos.

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