Crítica Vertele

Cuerpo de élite, lo mejor y lo peor de la adaptación televisiva

Cuerpo de élite o "¿por qué estirar el chicle?": lo mejor y lo peor de la adaptación televisiva

Paula Hergar

Antena 3 ha estrenado hoy Cuerpo de Élite, su nueva apuesta de ficción cómica para las noches de los martes.

Producida por Atresmedia en colaboración con MOD Producciones, la versión televisiva de la taquillera película llegaba con nuevos actores, nuevas misiones y un claro peligro: los espectadores a los que no interesó la cinta también podrían ignorar la serie y los que ya la vieron quizá ya perdieron el interés.

Conscientes de ello, el capítulo arrancaba con el siguiente diálogo entre los personajes: “Con un cuerpo teníamos suficiente, ¿por qué estirar el chicle?”.

A continuación intentamos responder a esa cuestión con los aciertos y errores de este nuevo cuerpo de élite:

LO MEJOR

Un primer capítulo ligero y con buen sabor de boca: los creadores de la serie, Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, son expertos conocedores del público televisivo y saben que con las series solo vale el primer disparo. Por ello, el primer capítulo mantuvo un ritmo trepidante que facilitaba el enganche del espectador y aligeraba la ineludible presentación de personajes.

No engañan a nadie: desde sus primeros minutos, la ficción ponía todas sus cartas sobre la mesa: sí, trataremos temas políticos, con ministros y familias Reales (hasta con Ferreras), pero sin ninguna intensidad y por ello nos tiramos el agua por encima y nos hacemos selfies. Como siempre, la ficción es mucho más honesta que la realidad.

Buenas interpretaciones con mejores cómicos: la elección del reparto, desde luego, es otro de sus grandes aciertos. Entre ellos encontramos a algunos de los mejores cómicos de nuestro país: desde Joaquín Reyes, a Ana Morgade, el Langui, Canco Rodríguez y Cristina Castaño.

Esta última pareja es, quizá, la que más ha brillado en el piloto. La confusión del personaje de Canco que da pie a su entrada en el Cuerpo de Élite es inesperada y deja abierta una trama muy atractiva (¿con la reaparición de Fran Perea?). Mientras que, la mezcla entre la vida personal y profesional de Elena (Castaño) en un principio chirría pero acaba dando lugar a situaciones ingeniosas como la llamada de su hijo en plena misión.

LO PEOR

Tópicos y estereotipos con muchos “apellidos”: la estela de los 8 apellidos vascos y catalanes es tan alargada, que los estereotipos españoles nos empiezan a resultar repetitivos. Se agradecen los guiños a cada una de las comunidades (sobre todo para los que no somos madrileños y por fin nos sentimos retratados) pero sacar un poco más de brillo a los tópicos (valenciano “tete” y andaluz pícaro) ayudaría a eliminar la sensación de haberlo visto antes.

¿Falta osadía o me faltan capítulos?: se percibe un osado intento de hacer comedia con temas delicados como la fricción entre comunidades autónomas, la distancia entre los miembros de la familia Real, tramas políticas... Pero acaba apostando por retratar a “la oveja negra” del sobrino que es lo menos arriesgado. Quizá en las próximas entregas el Cuerpo vaya arriesgando más.

Demasiada información y misión: la estructura del capítulo se desinflaba a medida que la presentación de personajes y primera misión se resolvían y el último conflicto aparecía sin demasiado interés. Podría haber sido redondo con esas dos primeras partes resueltas de forma menos congestionada.

Aún así, la adaptación televisiva que se “arriesgaba a empañar el éxito de la original” da señales de tener munición para varias misiones más en las que tratar con maestros del humor por las noches, los temas que nos preocupan por el día.

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