Entrevista VERTELE

David Fernández (“Homo Zapping”): “Pedro Sánchez es bastante plano para imitar como personaje”

David Fernández en una foto de archivo

Laura García Higueras

¿Qué podemos esperar de este especial navideño de “Homo Zapping”?

Haremos parodia de series de televisión, programas y de la tele en general. Este año se celebra en casa de Los Javis. Estaremos haciendo un poquito el tonto, para variar. Yo hago de Javier Ambrossi. Se va a montar un follón bastante grande, vamos a estar todos juntos viendo la tele, y ahí aparecerán Matías Prats y personajes de La casa de las flores, por comentarte alguno nuevo. También hemos hecho alguna costa de Arde Madrid y de Rick de La casa de empeños. Va a ser un poco locura.

Vuelve a imitar a uno de los Javis. ¿Cómo te has preparado la parodia?

Ya tenía el papel cogido del año pasado. El otro Javi, Elías Tordecillas, y yo nos compenetramos muy bien, nos reímos muchísimo, me dejo llevar por él y a pasarlo bien. Hacemos parodia, no imitamos, sino que creamos unos personajes nuevos a través de las cuatro cosas que cogemos de los reales. Esto nos da mucha libertad para poder hacer lo que queramos. No estamos pendientes de que nos salga la voz o los gestos igual. Lo que buscamos es el humor y la parodia.

¿Cómo es el proceso de creación de los personajes?

Depende de cada uno. Hay personajes más complicados y otros más fáciles. Por ejemplo: para hacer a Rick de La casa de empeños hay bastante libertad para crear el personaje porque como están doblados y casi no les sale la voz nadie sabe cómo habla en realidad, salvo que lo veas en versión original. Luego hay otros como Paco León, al que sí que conoce todo el mundo y que por mucho que lo mires, es bastante complicado de imitar. Ahí está Silvia Abril -en la parodia de Arde Madrid que ambos protagonizan- a mi lado haciendo de “cojita” que lo salva todo.

¿Qué hace que un personaje sea difícil de parodiar? ¿Tiene que ver con su popularidad?

Hay personajes que tienen una voz muy marcada, muy particular o que tienen una personalidad muy grande y son más fáciles de imitar. Eso te lo puede explicar mejor gente como Raúl [Pérez] o Jordi [Ríos], que son más imitadores. Hay gente más fácil de imitar que un Pedro Sánchez, que no tiene un gesto característico, es bastante plano como personaje, no encuentras un rasgo como una voz ronca en él.

No soy el más indicado para hablar porque creo que tengo una extraña cualidad, y es que no me parezco a nadie. Por ejemplo, Raúl Pérez se ponga lo que se ponga, se parece a quien interpreta. Una vez bromeando con Andreu Buenafuente él me decía que se ponga lo que se ponga es Andreu con peluca. A mí me pasa un poco también: haga el personaje que haga soy David Fernández con peluca. Me parezco a dos o tres personas de las que he imitado, a Eduardo Inda por ser así delgadito. Pero de los demás tengo que decir qué personaje soy.

Te metes en la piel de otros personajes como Guzmán de Élite o Pepe de ÉliteMasterchef

Me gustó mucho hacer de Guzmán de Élite. Me reí mucho cuando me lo dieron a mí porque, claro, que a mis casi cincuenta me pongan de adolescente de instituto, es bastante chocante. Si hubiera salido a la calle caracterizado y hubiera preguntado a 100 personas, probablemente me conocerían si han visto la serie por el traje que llevan del colegio, pero por el careto nada.

Y en el de MasterChef hago de Pepe y aparezco con Silvia Abril. En todo lo que hecho con ella o con Mónica Pérez nos morimos de risa.

Si tuviera que destacar alguna de las imitaciones y sketches de sus compañeros, ¿cuáles recomendaría?

He de reconocer que tengo debilidad por uno de los gags, los de Íker Jiménez. Y eso que este año me juntan muy poco con Mónica Pérez, que es muy amiga mía desde hace treinta años. Evitan hacerlo para que la cosa se termine cuando se tiene que terminar, porque juntos es casi imposible grabar todo del tirón. Cuando sale con la piñata que se pone haciendo de la mujer de Iker ha sido imposible hacerlo de una vez. Soy muy fan de ese gag. De Mónica Pérez, de Jordi Ríos y de los gags de Cuarto Milenio.

El humor ha estado en el punto de mira este año. Muchas polémicas se han sucedido al respecto de sus límites, y ha llevado a algún compañero de profesión a los juzgados, como es el caso de Dani Mateo

No, creo que el humor que más fastidia es el político, y como nosotros no hacemos humor político sino parodias de la tele, lo máximo que puede pasar es que a alguno de los parodiados se enfade porque no les guste el gag, pero tampoco es algo que suela pasar. De hecho, me encontré este verano en Valencia a Álvaro Morte [a quién Fernández recrea en los sketches de La casa de papel] y nos reímos mucho, nos hicimos una foto. Estaba encantado de que hiciéramos parodias de la serie. Por lo general, la gente se lo toma bien.

¿Cómo ha visto las consecuencias sufridas por los que sí han hecho humor político?

Estamos en una periodo de adaptación, descubriendo lo que se puede hacer en las redes sociales. Creo que nos puede la tecnología. A veces al ser humano le puede antes el insulto que el abrazo, por decirlo de alguna manera un poco cursi. Parece que realzamos siempre lo malo de las cosas, se hacen cien mil chistes y creo que la mayoría se hace sin mala intención. Al final los límites del humor los pone cada uno.

Lo que nos pasa en general es que nos cuesta mucho reírnos de nosotros mismos. Nos falta sentido del humor. Está claro que yo te puedo decir “Mi madre es tan tonta...”, pero si me lo dices tú seguramente mi respuesta sea “¿A que te arranco la cabeza?”. Esa es la diferencia: tenemos que aprender un poco más a reírnos de nosotros mismos, de nuestras costumbres y de nuestra cultura. No pasa absolutamente nada.

Acaban de salir las canciones que optan a representar a España en Eurovisión. Han pasado más de diez años desde que se convirtiera en el representante español, bajo el alias de Chikilicuatre, ¿cómo cree que ha envejecido esa propuesta?

Han pasado ya diez años de aquello, fue en 2008. Cuando vives una experiencia así, siempre te quedas con lo bueno y lo recuerdas con cariño. Fueron cuatro meses muy estresantes de promoción, pero luego echas la vista atrás y te das cuenta de cuánto nos reímos, de lo bien que me lo pasé con Silvia Abril y con Alejandra. Creo que para la gente fue un disfrute porque por primera vez, y creo que última en la historia, la gente pudo elegir quién querían que fuese, sin jurado ni nada. Creo que esa fue la gran diferencia de este personaje, que la gente le cogió mucho cariño porque era un gag que hicimos entre todos. No lo hice yo, sino un montón de gente con ganas de pasarlo bien. Creo que fue muy bonito.

Evidentemente, es lo que hablábamos antes. Hace 10 años no había la presión mediática que hay ahora. Vete a saber si ahora que las redes sociales están a tope y se lleva tanto el insulto y el agravio me hubieran puesto más verde. Entonces hubo gente que se enfadó conmigo porque pensaban que nos reíamos de Eurovisión, pero luego se entendía que era un gag y las aguas volvieron a su cauce. No hay que preocuparse mucho, porque hoy día un día te insultan y a los cuatro días te alaban. Hay que quitarle un poco de hierro a la gente. Si al final haces caso a los que se enfadan, les das la razón.

¿Ha seguido luego Eurovisión? ¿Vio este año la actuación de Amaia y Alfred?

Sí, lo vi. Lo grabé y estuve viéndolo. Las canciones que no me gustaban las pasaba (risas), pero lo estuve viendo.

Partiendo de su experiencia en el festival, ¿qué cree que debería hacer España para lograr una candidatura con opciones de ganar?

En Eurovisión entran muchos factores, no solo musicales, eso es algo que sabemos desde siempre. Hay factores que no puedes controlar tú, es tontería. Lo importante no es si pierdes o si ganas, sino que no pierdas las ganas. Estamos demasiado obsesionados con ganar. Hay que llevar la mejor canción posible, que hagan un papel digno, queden bien y ya está. Porque de momento no hay avisos de que la cosa cambie y vaya a ganar España. Vamos a disfrutarlo, a verlo si te gusta y a no verlo si no te gusta.

Como decía antes, hay que quitarle un poquito de hierro a todo. Siempre se repite la pregunta: “¿Qué ha fallado este año?” ¿Por qué tiene que fallar? Si la canción es buena y la cantan bien, pues ya está, han hecho su trabajo.

El final del año es una etapa que casi lleva intrínseca hacer balance de lo vivido y acontecido. ¿Cómo has visto la situación que se está viviendo en Cataluña?

No estoy viendo qué está pasando porque, sinceramente, cuando los políticos hablan en televisión sobre temas como educación o cultura les escucho, pero de las batallitas que forman entre ellos no estoy al tanto. Yo hago mi trabajo, pago lo que tengo que pagar, que espero que sea lo que también hacen ellos.

Quedan días para que empiece 2019, ¿tienes algún proyecto ya en mente?

Sí, estoy trabajando en una serie pequeñita. La idea es mía y estoy metido en el proceso de guion pero todavía no puedo contar más.

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