Entrevista VERTELE

Manuel Burque vuelve con 'Radio Gaga': “Lo conducimos dos hombres, pero lo que moviliza al programa es femenino”

Manuel Burque en 'Radio Gaga'

Lorenzo Ayuso

Radio Gaga hace de dique contra las ideas peligrosas”, afirmaba Manuel Burque durante la presentación de la cuarta temporada de su programa en Movistar. El espacio que conduce a cuatro manos con Quique Peinado arranca de nuevo el motor haciendo honor a dicha consideración con Supervientes, una entrega donde se pone el foco en la lacra de la violencia machista.

Lo hace en compañía de Ana Bella, quien a través de su fundación ofrece ayuda y apoyo a las víctimas de esta lacra sociocultural: más de dos millones de mujeres siguen siendo maltratadas en España y 62 millones en Europa. “Hay que visibilizar a los agentes de cambio”, insiste este santacrucero de nacimiento pero coruñés de adopción sobre la tesis de base del programa. “Y ella es el máximo exponente de ello”, nos dice antes de dejar que esta mujer relate su propia experiencia primero como víctima de maltrato por parte de su exmarido y luego como superviviente, emprendedora e iniciadora de una red de cuidados que se ha extendido por más de 60 países.

“Que este programa cumple una labor de servicio público es innegable”, se enorgullece Fernando Jerez, director de #0, sobre la que considera “la joya de la corona”, algo “que no se hace en nuestro país”. Desde su estreno en abril de 2017, el formato producido por DLO/Magnolia ha ido congregando a más y más gente alrededor de esta caravana en la que viajan Burque y Peinado, hasta alcanzar su máximo volumen de consumo durante la tercera temporada. Un premio cuantitativo que sumar a los reconocimientos cosechados hasta el momento, donde se cuentan un Premio Ondas en 2018 al mejor programa de entretenimiento y otro del FesTVal de Vitoria.

Para Amparo Castellano, productora del formato, la mirada que aporta el espacio, con un punto de vista de mujer (no olvidemos que tras las cámaras, la que marca la ruta como directora es Joanna Pardos), es la clave para que haya conectado con un público que busca la emoción en televisión, donde no se esconde la tragedia pero se rehuye del drama. Pero también la labor que la propia pareja de hombres que están dando la cara consiguen con, a priori, algo tan sencillo como escuchar: “Verdaderamente hacéis magia”.

Burque, que tiene aún caliente el estreno de Vida perfecta en Movistar+, trata de tomarlo con modestia. “Siempre hay vanidad cuando uno habla de lo que hace, y mola estar en un proyecto tan guay, pero cuando hablamos bien de este programa, no es por nosotros, sino porque nos parece importante por lo que provoca en el espectador”.

Bromeabais al principio de esta entrega, llamando la atención en que fueran “dos tíos” los que hicieran este programa. Pero ¿quizás este hecho hace llamar la atención en la responsabilidad de los hombres en esta problemática? ¿Sentíais esa responsabilidad?

Cuando nos dijeron que íbamos a hablar de este tema, Quique y yo y Joanna lo hablamos. Podrían ser dos mujeres las que llevasen la caravana, pero por replicar el programa belga original somos dos hombres, y hay temas para los que estamos limitados para la sensibilidad de la escucha. A la hora de escuchar, teníamos la responsabilidad de atajar todo lo posible nuestras limitaciones. Nos concentramos en escuchar más que nunca, más que en ningún otro programa. Ellas eran las protagonistas absolutas. Desde el principio, les decíamos que íbamos a preguntarles con el mayor respeto, que si nos equivocábamos les pediríamos perdón, y que ante cualquier cosa que estuviéramos preguntando mal, nos dieran una colleja. Este era su momento, no el nuestro. Fue un motivo de reflexión antes de hacerlo.

¿Cómo fue la preparación de esta entrega? ¿Estuvo claro desde un principio el lugar y la participación de la fundación Ana Bella?

Hay mil temas para hablar, pero como el formato es muy concreto, no puedes hablar de todo libremente, hay que encontrar un lugar al que ir con la furgoneta, que atañe a personas en situación de vulnerabilidad. Este tema se quería tratar desde el principio, pero nos faltaba el contexto, y lo encontramos con Ana Bella. Aunque ella quería al principio que fuésemos a una reunión de supervivientes, teníamos claro que tenía que ser en el entorno donde ellas trabajaban. Hasta que no lo encontramos no se pudo materializar el programa.

Andalucía sirve como lugar de rodaje, algo que se justifica por las cifras: es la comunidad autónoma con más asesinadas del país. Pero también llama la atención al tratarse de una región donde Vox encontró su auge y desde donde se ha cuestionado la ley de violencia de género. ¿Fue algo premeditada la ubicación allí del programa?

No fue premeditado, porque Radio Gaga prepara con mucha antelación los temas. Quique y yo siempre hemos querido ser más activistas de lo que permite el programa. Si te vuelves activista estarías tapando las declaraciones, y sería como utilizar a las personas que vienen a la caravana para hacer denuncia. Eso haría que se perdiera la emoción y también el respeto a la persona, que igual no quiere ser utilizada para eso. Cuando tienes claro que vas a contar relatos en torno a un tema, los protagonistas son los que vienen a hablar y no la denuncia.

En algunos casos lo hacemos de una manera muy general, como con el tema de la sanidad pública, donde tienes ventanas de oportunidad donde denunciar ciertas cosas, pero son muy limitados. En este, era muy obvio: la ley de violencia de género es muy importante, como queda reflejado en el programa, e incluso se queda escasa en muchos casos por temas de presupuesto como para que ahora llegue a gente a decir que no sirve y trata de derrocarla; si eso pasara, habría gente que ha hablado con nosotros estaría en un estado de vulnerabilidad absoluto, y se hace inevitable denunciar. Cuando llegamos a Sevilla estaba cantadísimo. Es una realidad que existe y es apabullante. La ventana era gigante para denunciar, pero no fue buscada, sucedió sin más. En Radio Gaga, aunque hay mucha preparación, las cosas suceden. Aunque las entrevistas nos pillen de imprevisto, sí sabemos las líneas generales de lo que va a ser el programa, pero las propias declaraciones nos cambian la visión y tenemos que tirar abajo mogollón de prejuicios.

Aunque alguien puede estar preparado para escuchar casos como los que las diferentes protagonistas cuentan, el programa abre con un testimonio inesperado que muestra otra cara de la problemática: el del hijo adolescente de una maltratada que empezó a asumir patrones de conducta del maltratador. ¿Es quizás uno de los relatos más desgarradores que habéis escuchado?

Hemos escuchado relatos muy fuertes en situaciones de vulnerabilidad, pero nunca hemos tenido tanta sensación de que se estuviera cometiendo una injusticia y no se estuvieran utilizando los medios necesarios como en este caso: el tema de los niños con cáncer es desgarrador, se necesitan más medios porque es muy duro para las familias, pero nadie lo provoca desde arriba, no hay un culpable; aquí sí los hay, el sistema y los hombres que maltratan. Si la ley no hace nada por cambiar eso, es más desgarrador porque a ese sufrimiento se le añade una injusticia. Este es uno de los casos más claros de injusticia que hemos visto, y nos hizo sentirnos responsables a la hora de escuchar.

La lucha contra los estereotipos de 'Radio Gaga' es la norma, pero en este caso resulta más evidente. No hay un perfil único de maltratada, pues afecta a mujeres de toda clase, formación y edad, ni sus consecuencias o efectos se limitan, como veíamos en el caso que comentábamos antes.

Las mujeres asesinadas son la punta de un iceberg, y ya es algo gravísimo, pero a medida que entrevistas a gente descubres que hay mil capas por debajo: que no es cosa solo de clases bajas, que los niños son muy importantes a la hora de replicar comportamientos, el poco presupuesto para poner escolta a mujeres en riesgo tan alto... Cualquiera de nosotros sabe lo básico, y al escuchar todo comprendes lo complejo que es esto. Hemos intentado hablar de cada capa con una persona de la forma más equilibrada posible en cincuenta minutos.

Que un niño pueda pasar de víctima a verdugo o maltratador, es motivo de reflexión. No puedes tratarle de repente como un agresor al que vigilar y encarcelar, igual hay que gestionarlo de otra manera, porque es muy dramático. Como decía Ana Bella, los patrones de violencia de género se repiten en todo el mundo. Es sistémico, aunque mucha gente niegue insinuando que solo son casos. Y necesita más atención y más dinero del que tiene, no menos.

Hablabais de que en esta cuarta temporada, la mujer se ha convertido en el eje vertebrador de los temas, entre los que se cuenta, por ejemplo, una visita a la Cañada Real. ¿Ha sido algo premeditado o habéis llegado a ello a medida que grababais?

Es algo que se ha intentado desde el principio. Cada vez que te metes en una situación de vulnerabilidad, las más vulnerables son las mujeres, las niñas las que más. Al final, el centro de atención tiene que estar en lo femenino, porque ante la desigualdad son las que más sufren. Si La Cañada Real es un sitio de injusticia y precariedad absoluta, imagínate cómo será la desigualdad.

Si hablamos de agentes de cambio, hemos visto a la directora del colegio milagro. Es alguien sin más poder que otros directores pero que decidió cambiar las cosas con su coño, que se peleó con quien se tuvo que pelearse y que cambió el sistema para educar de otra manera, con formas ejemplares a nivel mundial. En el caso de Cantalopa, un centro especial de empleo con gente con discapacidad, era también una directora, que además casi no quiso hablar porque no quería ser el centro, cuando lo cierto es que su manera de ver el mundo ha mejorado la calidad de vida de muchas personas...

Como esto siempre ha estado ahí, de forma natural se centra el foco en la mujer. Joanna es directora, Amparo es la productora, las redactoras son mujeres... Hay una gran aportación femenina, hay un punto de vista de mujer en Radio Gaga. Da la casualidad de que lo conducimos dos hombres, pero todo lo que moviliza al programa es femenino y por eso tiene tanta emoción.

Son ya camino de tres años los que lleváis a bordo de la caravana Peinado y tú. Por el camino, habéis obtenido un Ondas, un premio del FesTVal, amén de una repercusión en crecimiento exponencial, como demuestra el consumo bajo demanda de la tercera temporada. ¿Cuán gratificante resulta tener la oportunidad de continuar un proyecto?

De Radio Gaga es de lo más orgulloso que he hecho en mi vida. Siempre hay vanidad cuando uno habla de lo que hace, y mola estar en un proyecto tan guay, pero cuando hablamos bien de este programa, no es por nosotros, sino porque nos parece importante por lo que provoca en el espectador. El nivel de respuesta del público que lo ve es increíble: cómo les afecta, cómo les emociona cada vez que ven una nueva temporada... Son tan útiles y generan tanta reflexión y desprejuicio, que es necesario que lo vea mucha gente, por una cuestión de utilidad. Que la tercera temporada llegase a cotas máximas de visionados es motivo de orgullo y satisfacción y hace que seguir haciendo esto merezca más la pena.

¿Te ha afectado lo experimentado en el programa en el resto de tu carrera?

Radio Gaga me ha cambiado como actor, guionista y como todo lo que soy. Todo lo que puse como guionista en Vida perfecta, fue la sensibilidad y responsabilidad que me dio el programa; como cómico, hacer Buenismo bien nace de la pretensión de hacer un programa responsable como este pero con comedia. Me ha empujado a mi sitio, a responsabilizarme, hablar de temas e intentar reflejar situaciones de vulnerabilidad en lo que hago. Radio Gaga es un impacto muy fuerte en mi vida y creo que en la de Quique también. Me siento con suerte por haber sido escogido para ser uno de los conductores.

Con el programa en perpetuo crecimiento y desde este prisma que comentas, ¿qué otros temas querrías abordar a título personal?

Para mí, el mayor reto es reflejar con relatos personales el impacto del cambio climático que está sucediendo en el planeta. Podríamos ir al Mar Menor que se acaba de colapsar y contar cómo afecta esto a la gente. Llevamos persiguiendo desde la primera temporada la ecología como un tema prioritario. Y luego... Mi madre es lesionada medular -tiene tela que lo primero que hiciera en Radio Gaga fuera en el Instituto Guttman; fue durísimo, tanto que no lo he visto- y hace poco fui a un hotel adaptado para gente con discapacidad física en Canarias. Fue una experiencia increíble. No sé si tiene que ser ese hotel u otro, pero es algo que me gustaría tratar: cómo son las vacaciones de personas que han tenido una tragedia y se ve limitada, y cómo es disfrutar del tiempo libre en esa situación. Este extra de vida me parece algo muy emocionante, y ya he hablado con ellas al respecto.

Hace un año, nos comentabais que os gustaría grabar un programa en el Congreso para tratar de convertir a los políticos en buenas personas

Es tan difícil hablar, es todo tan injusto... Ojalá Radio Gaga pudiese intermediar y cambiar algo, pero al final nosotros no hacemos cambiar a nadie, entrevistamos a gente que está cambiada o viviendo un cambio. Es muy complicado... Había una idea de hacer un Radio Gaga en el Congreso, pero igual con quien habría es con la gente que trabaja en el Congreso. Ahí tiene que haber personas muy interesantes y que sepan cosas que todo el mundo quiere saber.

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