Lo mejor de la Gala 4

'Got Talent' emociona con dos historias de liberación conectadas

'Got Talent' - Telecinco

Redacción

La televisión de hoy en día no se concibe sin historias. Tampoco Got Talent, que demuestra semana a semana que no es meramente un programa buscatalentos, sino un altavoz de todo tipo de causas. La emisión de este lunes fue una muestra más y conectó dos historias que pese a que están separadas por más de 40 años, demuestran que sigue siendo necesario darles voz.

La primera es la de Pedro Eugenio Moreno, un grancanario de 67 años que lleva desde la década de los 70 trabajando en el transformismo. Xayo, como se da a conocer en el mundo del espectáculo, se ganó el pase de oro de Dani Martínez y Paz Padilla por emocionar a público y jurado con sus vivencias - y también con sus chistes-.

“Cuando empecé había una regresión con Franco, había que tener cuidado porque si te cogían... ¡ah! Me he sentido perseguida”, contó ante las cámaras del programa antes de salir al escenario. “Antes te cogían haciendo esto y te ponían 10.000 pesetas de multa por maricón. Fíjate si este país ha cambiado, que hoy te pagan por hacerlo”, dijo después.

Xayo explicó que en su familia aceptaron su modo de vida, y pese a que su padre era un hombre rudo en una época difícil, no tuvo problemas con ello: “Me dijo que mientras mantuviera el respeto que la casa se merecía, podía hacer lo que quisiera”.

Ya ante los jueces, y tras presentar su espectáculo de humor, el artista grancanario confesó emocionado que “estar en una televisión nacional es un pequeño homenaje para mí, para mi vida y para mi trabajo”. “Había que ser muy valiente para hacer humor en la posguerra”, le dijo Paz Padilla. Dani Martínez, por su parte, afirmó que “no solo te has dado a ti un homenaje, conforme te escuchamos hablar nos gustaría seguir escuchándote más y más”. Amos decidieron darle el pase directo a la semifinal.

Xayo también emocionó a Risto Mejide. “Es la grandeza de gente como tú, que todo lo que ha pasado, lo que ha vivido, lo transforma en algo positivo, en algo que a la gente le hace sentir bien”, le dijo.

Las cadenas de 'La niña del tupé'

La otra historia de la noche fue la de Rosa, conocida artísticamente como La niña del tupé. La joven, de 26 años, afirmó presentarse a Got Talent para liberarse y optó por interpretar una versión propia del Halelluyah con sus vivencias personales.

“He crecido en una familia de creencias religiosas. Hace tres años me di cuenta de mi orientación sexual, y fue un choque para mí y también para mi familia. Mis padres a día de hoy siguen trabajando en la aceptación total. Vivo mi vida con mi pareja, pero puertas para fuera de mi familia”, confesó antes de pisar el escenario.

En ese sentido, la participante madrileña aseguró que su objetivo principal era romper las cadenas que lleva dentro y conseguir el apoyo de sus padres. “Para mí el pase de oro es que me vean mis padres y digan 'pedazo de hija que tengo'. No tengo a mi familia apoyándome. Que todavía mi novia no pueda formar parte de mi familia hace que me note fragmentada por dentro”.

Tras su actuación, Risto Mejide corrió a abrazarla. “No has hecho nada malo, son ellos”, le dijo. Después, el juez le dio su 'no', a diferencia de sus tres compañeros. “Este no es para ellos”, apuntó, y le prometió transformarlo en un 'sí' cuando sus progenitores vayan a apoyarla. También lo deseó Paz Padilla: “Me gustaría que volvieras y que estuvieran tus padres aquí apoyándote. Desde aquí les pido que te apoyen”

“Es una pena que se tenga que sufrir por querer a quien nos da la gana. Me alegro de que Got Talent te haya servido para liberarte”, concluyó Edurne.

Ismailah y su historia de superación

También emocionó el espíritu de superación de Ismailah, un grancanario que demostró todo su potencial ante los jueces. “Tengo una discapacidad, de pequeño tuve problemas de corazón”, dijo antes de salir al teatro.

Una vez en escena, cautivó con su versión de Solo pienso en ti. “Con la música nos has dado una lección de vida”, le dijo Risto Mejide. Paz Padilla quiso agradecer a su madre que le hubiera dejado cumplir su sueño.

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