Análisis y opinión

'Jeffrey Epstein: asquerosamente rico', cuando Netflix abrió la caja de pandora de Anonymous

Fotograma de 'Jeffrey Epstein: asquerosamente rico'

Paula Hergar

El pasado 27 de mayo, Netflix estrenó (sin bombo ni platillo) Jeffrey Epstein: asquerosamente rico,Jeffrey Epstein: asquerosamente rico un nuevo true crime que es “la punta del iceberg” de muchos de los trendig topics que últimamente inundan las redes.

Y es que durante las últimas semanas estamos leyendo teorías tales como que la muerte de Lady Di, Avicii y Paul Walker no fueron accidentes y estarían relacionadas. Que Mick Jagger, Edward Kennedy, Naomi Cambell, Bernie Ecclestone, Alec Baldwin, Ivanka e Ivana Trump, Charles Spencer (el hermano de Lady Di), Kevin Spacey, Chris Evans (de la BBC) y el Príncipe Andrés podrían estar involucrados en una red de pedofilia. Y hasta que Justin Bieber dejó pistas sobre ello en su videoclip 'Yummy' también relacionado con el Pizzagate...

Pero, ¿qué tienen en común todas estas polémicas surgidas de repente que unen a tantas personalidades famosas con temas tan sensibles? Para entenderlo el primer paso es ver el documental Jeffrey Epstein: asquerosamente rico (que disimula lo grave del tema con un título más de película de Ashton Kutcher en los 90) que ha liderado el ranking de lo más visto en la plataforma y que, según algunos medios, ya está planteándose una segunda temporada.

No es un 'true crime' más en el catálogo

Televisivamente hablando, el de Jeffrey Epstein no es un true crime más. Desde que en 2015 el estreno de Making a murderer en Netflix impactara tanto en la sociedad, la plataforma ha visto un filón en la recreación de crímenes reales y ha procurado tener en su catálogo (como mínimo) los más impactantes de cada territorio.

De esta forma encontramos el de El caso Alcásser, la desaparición de Madeleine McCann, en todas sus vertientes, Amanda Knox, la mítica Staircase, la mente asesina de Aaron Hernández y un largo etcétera que incluso llega a cansar a los amantes del género, como quien esto escribe. Porque cuando ya has visto decenas, los siguientes te parecen casi iguales y hasta llegas a confundirlos en tu memoria.

Todos cuentan con la trinidad criminal del asesino, víctima y policía. Narran, a partir de un crimen, cómo se desarrolló la investigación para acabar dando con el culpable. A partir de entrevistas a sus allegados, a él mismo (si es posible) o incluso a algunas víctimas supervivientes, además de a los investigadores y periodistas. Algo que sí, en 2015 nos sorprendió, pero cada vez menos.

Hasta que llega una historia diferente como la de Jeffrey Epstein: asquerosamente rico, que demuestra que aún no está todo contado en los documentales sobre crímenes reales. Que los depredadores que conocíamos también tienen otras formas de vida, otros métodos y otras víctimas.

Por todo ello, televisivamente hablando deseas saber mucho más sobre el horror que te están descubriendo, pero cuando se acaba el capítulo y te quedas en la misma realidad que sus protagonistas, desearías huir de ella.

Un depredador sexual con una isla privada y cientos de amigos famosos

En cuatro capítulos, Jeffrey Epstein: asquerosamente rico narra el ascenso y la caída del multimillonario que tejió una red de explotación sexual de menores aprovechando su riqueza y poder. A partir de la dirección de Lisa Bryant y basada en el libro de James Patterson, da voz de una forma totalmente acertada a las víctimas de este explotador.

Un depredador que tenía aviones y uno, en concreto, al que llamaba “Lolita Express”, y usaba supuestamente para transportar a menores de un país a otro. También tenía uno de los pisos más enormes de Nueva York, otro en París, una mansión en Palm Beach y una isla privada en el Caribe, a la que se le ha llegado a llamar “The Pedophile Island” (“La isla de la pedofilia”). Además, su red de contactos contaba con nombres de la talla de Donald Trump, los Clinton, Woody Allen y Naomi Campbell, entre otros.

Epstein tenía tanto poder que cuando intentaron publicar un reportaje sobre las denuncias de menores, nadie se atrevió a hacerlo (otro de los ingredientes adictivos del documental: el periodístico). Hasta que en 2005 el departamento de Policía de Palm Beach recibió unos informes que le involucraban en uno de los mayores escándalos sexuales de la historia de Estados Unidos.

Así empieza el true crime, con el ingreso de Epstein en prisión y sus declaraciones: “¿Alguna vez pidió a menores para ejercer la prostitución?”, le preguntan en un tribunal. Y nosotros, ahora, vemos su respuesta.

Las teorías que surgen a partir del documental (y Anonymous)

Casualmente (si es que las casualidades existen), después de tres años de inactividad, Anonymous ha acusado a Donald Trump y una serie de famosos más de estar detrás del “suicidio” de Epstein. Según la red de hackers, acabaron con la vida del multimillonario justo cuando se iba a enfrentar a un juicio por pedofilia y prostitución de menores de edad en el que podía dar nombres de más gente involucrada.

Pero no solo estarían detrás de su repentina muerte, también (y aquí volvemos a las teorías que inicialmente comentamos) lo habrían estado de la de Lady Di, Avicii, Paul Walker, Chris Cornell, Chester Bennington y Kurt Cobain, entre otros. Lo que también se ha dicho es que Justin Bieber conocía la existencia de tal isla, y dio pistas en uno de sus temas musicales.

Son muchas más las celebridades implicadas según Anonymous, con nombres de estrellas de Hollywood, hasta la realeza inglesa e incluso empresarios españoles. Pero todas ellas, señaladas por estar en el llamado “libro negro” de Epstein, es decir, su agenda de contactos. Algo que tampoco sería una prueba definitiva para acusarles. Simplemente, él tenía sus contactos. Pero esto ya no forma parte de nuestro cometido televisivo. Por lo que lo dejamos en manos de aquellos que tengan más ganas de investigar sobre el tema.

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