Análisis Vertele

El Juego de Gerald, contra la maldición de las adaptaciones de Stephen King

El Juego de Gerald

Eider Calvo

Stephen King es considerado uno de los grandes artífices de la literatura de terror, pero algunas de las adaptaciones realizadas de sus obras tanto en cine como en televisión han terminado por hacer llorar... de risa o lástima, que también es viable. Hablamos de una Chloë Grace Moretz poco creíble como Carrie (2013) -al menos está la versión de Brian De Palma-, el aparente despropósito de Tom Holland llamado Thinner (1996) y Cell (2016), un tótum revolútum. Todo ello reflejo de una producción tan problemática, que hace que también sea complicado conocer cuánto de la participación inicial de King quedó finalmente plasmado en los guiones.

En este sentido también cabe destacar, a pesar de las críticas que ello exponga, El resplandor de Kubrick (1980). Si bien es una obra maestra del género en sí mismo, con un suspense tan impecablemente medido que haría tambalear al mismísimo Hitchcock y un glorioso Jack Nicholson, la historia del cineasta neoyorquino no es sino una interpretación muy libre del tomo de King que termina por desmerecerlo. No así ocurre lo mismo con la posterior miniserie de Mick Garris en 1997, quien ya había realizado sus primeros acercamientos a la obra de King con Riding the Bullet (2004) y Desperation (2006). En esta ocasión la cinta de Garris, amigo íntimo del escritor, obtuvo el más sincero beneplácito de este al realizar una versión absolutamente fidedigna.

La torre oscura (2017) tampoco ha corrido mejor suerte. Su trasvase a la gran pantalla no obtuvo, ni de lejos, la retribución que planteaban las expectativas iniciales: 110 millones de 60 invertidos y una película -predecible, técnicamente espectacular y mentalmente sencilla- que trató de condensar una saga de novelas especialmente extensa sin demasiado ímpetu en algo más de hora y media. No contentos con esto, también pasó, para disgusto de probablemente muchos de sus lectores, por un filtro muy light. Al menos, la edición cumple las expectativas. Queda por ver cómo será la serie, que ya está en desarrollo.

Ahora también ha llegado It (2017) y media humanidad ha puesto sus esperanzas en una cinta que ya ha recaudado casi 480 millones de dólares, mucho más violenta que la miniserie que en 1990 contribuyó a extender la coulrofobia -salvo por el final, que muchos seguirán intentando olvidar-. La última versión de It, no obstante, no deja de ser un cúmulo de jumpscares con una dirección convencional y una estética retro, eso sí, muy lograda.

La cúpula (2013) dijo adiós dos temporadas después. CBS emitió esta versión basada en una potente premisa: un día cualquiera, un pueblo entero queda atrapado bajo una misteriosa película transparente que los mantiene cautivos y aislados del exterior sin que nadie entienda por qué. Y aunque ello genere una amplia curiosidad por conocer los motivos tras tan represiva medida, un reparto poco logrado y una historia que no profundiza más allá, distrayéndose con subtramas superficiales, merman su calidad.

Quien volvió a apostar por King emitiendo The Mist (2017) fue Spike. No obstante, terminó siendo otra ficción oficialmente cancelada de 10 capítulos en la que, salvo por las escenas gore, el terror se va diluyendo fotograma a fotograma para dar paso a un drama psicológico sui géneris con personajes estereotipados -el quarterback, la prostituta, el policía...- en una historia coral que adopta una concepción autónoma con respecto a la novela. En 2008, no obstante, Frank Darabont llevó a cabo el remake.

Por su parte, La rebelión de las máquinas (1986) marca el debut de Stephen King como director.La rebelión de las máquinas Lamentablemente, terminó siendo tan catastrofista como su historia sugería. Cabe imaginar al autor diciéndose “Una y no más” -cosa que cumplió- mientras se hacía eco de las críticas que rebajaban el filme a la categoría de serie B -teniendo en cuenta su discreto presupuesto, a lo mejor era lo que buscaba- por su fotografía simplona y sus chapuceros efectos con toques de comedia absurda. Aunque la presencia de AC/DC como parte de la banda sonora fue sin duda un punto a favor.

Asimismo, La tienda (1993) es otra de esas cintas que empañaron otra novela de KingLa tienda. Posiblemente debido al escaso presupuesto del que dispuso, la película no brilló especialmente por su técnica ni factura visual. Partían de un guion original: un dependiente monta una tienda llamada “Cosas necesarias” las cuales, de no poder ser costeadas, se pueden conseguir a cambio de gastar una broma al vecino. No obstante, la historia no hace justicia al libro y toma un rumbo distinto a medio metraje, modificando a su antojo un final que transcurre sin pena ni gloria.

Esas otras buenas adaptaciones

Sin embargo, pese a que tras ver los remakes de sus manuscritos King llegara a autodefinirse como “el equivalente literario al Bic Mac con patatas”; es decir, de venta rápida, masiva y mala, no todas las adaptaciones fueron desacertadas. Hablamos de Cadena perpetua (1994) y La milla verde (1999), ambas bajo la batuta de Frank Darabont, Misery (1990), La zona muerta (1983), El misterio de Salem's Lot (1975), Christine (1983) y The Dark Half (1993).

El desenlace de Cadena perpetua. Y, contrariamente a la tónica habitual, no asusta, sino enternece. El bromance entre los personajes de Morgan Freeman y Tim Robbins es puesto sobre la palestra en esta versión cinematográfica que toca nuestra fibra sensible y nos honra con el poder abrasador de la emoción al obsequiarnos con una trama en la que los protagonistas sonríen ante la adversidad. Un sólido e intenso guion, un reparto en estado de gracia y una dirección impoluta. Eso y más es Cadena perpetua.

La milla verde llega 5 años después y destaca a su vez por su admirable puesta en escena. Otro drama carcelario del cineasta francés que, como hiciera en Cadena perpetua, también goza de una excelente dirección de actores. Sin embargo, la historia peca de ser algo flemática al principio. Aún así, la película retrata con precisión casi milimétrica el significado del término “humanidad”. Tom Hanks, por su parte, hace una labor magistral en la piel de Paul Edgecomb, el guardia que custodia el pasillo que lleva al corredor de la muerte y cuyo nombre bautiza este absorbente remake.

En 1990 se estrena Misery con una Kathy Bates más sublime que nuncaMisery -merecidísimo el Oscar-. Rob Reiner plantea un filme que logra trasladar al espectador esa sensación de angustia, impotencia y sobre todo asfixia de la que tanto hacía gala el libro. Siempre esperas que la loca-obsesiva de Annie no se enfade y dé lugar a más 'escenas con mazo' en esa prisión en la que ha convertido la habitación que aloja a un inválido James Caan. Porque a veces la realidad aterra más que lo sobrenatural.

La zona muerta (1983) plantea a su vez un ejercicio moral muy interesante: ¿es legítimo matar a Hitler por un bien mayor? precisamente porque arriesgó, dotando la adaptación de un enfoque comedido y frío, David Cronenberg (Promesas del este. De una novela fantástica salió una película dramática e inquietante que escapaba del horror habitual de las historias de King y logró captar, no obstante, su atmósfera enrarecida.

En la miniserie El misterio de Salem's Lot (1975) Tobe Hooper (La matanza de Texas, Poltergeist) alcanzó el principal objetivo en un filme de terror: provocar verdadero miedo, que no es nada fácil. Para más inri, Hooper supo asustar a toda una generación de espectadores con una historia sobre vampiros; las criaturas sobrenaturales que, quizá junto a los licántropos, menos pavor suelen generar entre el gran público -y a día de hoy con versiones como Teen Wolf, The Vampire Diaries o Crepúsculo, menos aún-. Mención especial merece la escena con el pequeño vampiro levitando tras el cristal de la ventana de la habitación de su hermano.

Tampoco podemos olvidarnos de las contribuciones de dos “maestros del terror” a la filmografía a mayor gloria de King: John Carpenter y George A. Romero:

El primero se puso al volante de Christine (1983), con un coche que controla las pulsiones y hormonas de un joven marginado y maltratado por sus compañeros de instituto. Si bien no destaca dentro de la filmografía del también músico -con obras tan hondas como La Cosa, Halloween o La boca del miedo-, sí resulta un entretenimiento de lo más inquietante. Por cierto, Carpenter actualizó recientemente la historia y la música que compuso para la ocasión en formato videoclip.

Por su parte, el creador de los muertos vivientes modernos, fallecido recientemente, desarrolló una estrecha amistad con el escritor que se tradujo en la mordaz e icónica Creepshow -donde el de Maine escribió el guion y hasta protagonizó el segundo segmento- y en la adaptación de The Dark Half (1993), con Timothy Hutton como protagonista. Los problemas económicos derivados de la bancarrota de Orion Pictures lastraron el filme por más que cuente con no pocos detalles de interés -entre otros, una sólida interpretación doble de Hutton, quien por otro lado mantuvo una tensa relación con Romero por discrepancias sobre el proyecto-.

A pesar de las múltiples versiones, el furor por las historias del escritor estadounidense permanece inalterable al paso del tiempo y cada vez son más los directores que aceptan el desafío de trasvasar otra de sus novelas. Por el momento, aún están pendientes de estreno Castle Rock y el último proyecto de la productora de Narcos: 8.

Por otra parte, el presente artículo aúna solo algunas de las aproximadamente 230 obras de Stephen King que, según el Libro Guiness de los Récords, ya se han adaptado tanto a la gran como a la pequeña pantalla. De incluirlas todas seguramente daría lugar a una tesis, por lo que se ha optado por hacer una criba. No obstante la conclusión que este permite extraer es clara: no es nada sencillo convencer a los fans del escritor de superventas. Quizá el problema resida en la estructura extremadamente compleja que lucen los trabajos originales de King, con su millar de sensaciones y su diestra habilidad para despertar una emoción tan complicada como el miedo.

No obstante, dicen que “quien la sigue, la consigue”. El estreno el viernes, 29 de septiembre, de El juego de Gerald implica que Netflix está dispuesta a volver a intentarloEl juego de Gerald. En esta ocasión, Jessie y Gerald son un matrimonio que realiza un viaje romántico a una remota cabaña con la esperanza de revitalizar su deteriorada relación. Allí, Gerald le propondrá un juego sexual que consiste en esposar a su mujer a la cama... pero cuando muere repentinamente de un infarto, Jessie se verá obligada a agudizar su ingenio si pretende sobrevivir.

Stephen King aterriza en Netflix con la claustrofóbica Gerald’s Game 360
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