Su paciencia fue puesta a prueba

Lorenzo Caprile, al límite en 'Maestros de la costura' con gritos y un golpe sobre la mesa

Lorenzo Caprile, con Borja en Maestros de la costura

Redacción

Lorenzo Caprile comenzó el octavo programa de Maestros de la costura diciendo que se sentía “orgulloso” de los concursantes. Pero a medida que fue pasando la noche, el gesto del diseñador se fue torciendo considerablemente.

Y es que Caprile acabó muy enfadado con la actitud y el rendimiento de los aprendices, que se quedaron muy lejos del nivel exigido a estas alturas de concurso. El gran cabreo del modisto vino en la segunda prueba, la de exteriores, en la que ambos equipos tenían que configurar unos trajes de baño masculinos con una sola condición: que todas las decisiones en torno al diseño fuese consensuadas. Es decir, que debía hacerse sin jefes de equipo.

Borja no pareció entenderlo cuando Caprile le preguntó si las telas elegidas le parecían bonitas. “No, pero qué quieres que te diga”, respondió el concursante, como si la elección de los tejidos no hubiese ido con él. “A ver, que me voy a poner muy serio. ¿Cómo que qué quieres que me digas tú? ¡Aquí no hay jefes de taller! ¡Hemos dicho que todos tenéis que decir la vuestra! ¡Y si no estáis de acuerdo en algo, decidlo! No te consiento que me digas ”y qué quieres que te diga yo“”, reaccionó Caprile entre gritos y visiblemente enfadado.

Caprile, cabreado con golpe en la mesa incluído

En el otro equipo, el compuesto por David, Begoña y La Brava, se temían lo peor mientras escuchaban al juez en la distancia. Y motivos tenían para ello. Caprile no solo cuestionó la tela que habían elegido sino también el grosor de la misma, superior a lo normal en un traje de baño. Por si fuera poco, también habían desperdiciado más tela de lo habitual, lo que llevó al modisto a poner el grito en el cielo. “¿Me queréis explicar todo este estropicio, por favor?”, preguntó antes de golpear la mesa y gritar “estoy hablando” al ver que La Brava y Begoña seguían cosiendo sin dirigir la mirada al juez.

La peor parte se la llevó precisamente Brava, que de alguna manera se erigió como la gran responsable del diseño. Sobre todo cuando se atribuyó la elección de la tela porque, por “estética”, era la más adecuada. “Claro, como aquí manda la estética de doña Brava”, comentó Caprile con retranca mientras enumeraba las consecuencias, todas ellas negativas, que suponía usar una tela tan gruesa para un bañador.

Brava, que intentó defenderse, acabó provocando también el enfado de María Escoté, que tuvo pedir incluso a la concursante que rebajara el tono con el que se estaba dirigiendo a ella.

El doble enfado de Lorenzo Caprile

El jurado tomó una drástica decisión de cara a la eliminación

“No estamos contentos ni con el nivel de diseño, ni con la elección de las telas ni con la confección. Enfadadísimos con el desperdicio. Podría seguir, pero me voy a callar”, afirmó Caprile antes de que el jurado tomara una drástica decisión: que todos los concursantes fuesen a la prueba de eliminación. Como era el programa 8, el jurado rectificó y dejó que cada equipo salvara a uno de sus integrantes. Joshua, Margarita y Borja no se pusieron de acuerdo, así que los tres fueron directos a la prueba. David, ante la insistencia del jurado para que diera un nombre, acabó salvando a La Brava. Una decisión que no gustó nada a Caprile, que lo dejó claro: “De los tres, la más responsable eres tú”.

Así las cosas, Brava se salvó y los otros cinco aspirantes acabaron jugándose su continuidad en la prueba de eliminación. El damnificado fue Borja, que se despidió del taller a las puertas de la semifinal.

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