Tras anunciar que combate un cáncer

Michael Robinson a Susanna Griso: “No tengo miedo a la muerte”

Robinson en Antena 3

Redacción

A sus 60 años, una de las voces del deporte en España Michael Robinson, habló al micrófono para dar una mala noticia. El exfutbolista y presentador de Informe Robinson en Movistar+ acudió al programa de La ventana de la Cadena Ser para anunciar que padecía cáncer.

Veinte días después, el comentarista ha visitado el plató de Espejo Público, en Antena 3, para explicar lo ocurrido desde que le detectaron la enfermedad hasta el día de hoy. El primer diagnóstico que recibió fue que no tenía cura, que sólo podían ofrecerle “controlarlo”, a costa de un “tratamiento que costaba 14.000 euros al mes”.

Al día siguiente, su mujer se acordó del médico al que habían conocido a través de Seve Ballesteros, amigo de ambos, y al que acompañó en su enfermedad. “Lo viví muy de cerca. Me puse muchas veces en su lugar y me imaginaba que si me pasara a mí me pegaría un tiro. No podía imaginar la tortura emocional que es”, ha recordado sobre el golfista fallecido en 2004.

El doctor, Emiliano Calvo, era el Jefe de Oncología del Hospital Universitario Sanchinarro y la persona que cambió por completo el pronóstico y el grado de esperanza del comentarista. “Habiendo visto los resultados me dijo que tenía un 37% de posibilidades de curarme”, ha explicado. Ante su respuesta, el exfutbolista le preguntó que si se refería a “controlarlo”, pero el médico le insistió en que no, “con inmunoterapia estoy curando al 37% de las personas que padecen lo que tú”.

Robinson ha demostrado no haber perdido ni un ápice de ironía ni sentido del humor a pesar de la “pesadilla” que ha vivido desde que notó cómo un bulto le crecía en la axila. Ante la alta cifra exigida en el primero de los centros a los que acudió, un centro privado, bromeó con su mujer diciéndole que “intentaré morir antes para que no te quedes en bolas”. Y todo porque su seguro no cubría su tratamiento. Aunque ha reconocido que “mi esperanza a 14.000 euros al mes me parecía un poco terrible”.

Tras la segunda valoración, decidió someterse a la propuesta de tratamiento y, a día de hoy, ha afirmado que “en muy pocos momentos de mi vida me he encontrado tan estupendamente. Incluso creo que debo ser el único paciente de cáncer del mundo que está engordando, me encuentro fenomenal”.

Robinson ha reconocido no estar padeciendo ningún efecto secundario. “Me siento un poco fraude porque de veras nunca me he sentido tan bien”, ha exclamado. El comentarista, exultante, ha explicado que la situación le está sirviendo para “aprender mucho de mí. Llevo 60 años viviendo conmigo mismo, pensaba que ya me conocía, pero resulta que no”.

Su hijo pequeño le preguntó en día “¿qué dice mamá?”, respecto a lo que estaban viviendo, y no pudo evitar venirse abajo al darse cuenta de que no lo sabía. Al preguntarla, ella lloró y le preguntó si tenía miedo a la muerte. “No tengo miedo alguno a la muerte, lo que sí que me produce terrible tristeza es tener que despedirme de ella o de mi familia, antes de que se termine el partido o antes de que me haya hartado de vivir”, ha reconocido.

El presentador está prácticamente en la última posible fase del cáncer, “no hay más”, ha explicado. Pero su ánimo y el resultado que le está dando la inmunoterapia hacen que “no se me pase por la cabeza que me vaya a morir”.

Ante la pregunta de Susanna Griso sobre si quiere aprovechar para hacer ahora las cosas que no ha tenido tiempo de hacer antes, ha respondido que sí que cuando le dieron tan mal pronóstico, “decidí vivir como quería. Tomar el control total de mi vida y eso era algo liberador”. De inicio pensó en irse a vivir al mar, que es algo que siempre había querido hacer.

Siente que no ha cambiado su forma de ser o de tomarse las cosas, si no que se le han “agudizado”. En el caso de vivir cerca de la playa “es algo que siempre he querido”.

Agradecido por el cariño recibido

También le han consultado sobre si la reacción de la gente, si siente que ha cambiado la relación de los demás hacia él. Robinson ha comentado que intenta no “hacer demasiado caso a Twitter porque me odian, detestan o me quieren por partes iguales. Para los culés soy madridista, para los madridistas soy culé, y para los de Valencia depende de quién vaya primero”.

Ha confesado que nunca se había planteado si era querido o admirado. Y quizás por ello, se ha visto más sorprendido por el ingente cariño recibido, por el que ha querido dar expresamente las gracias. “Si por un momento me faltara la fuerza, la gente me ha dado tanto cariño que estoy muy agradecido. Hay mensajes que me han hecho llorar literalmente por la emoción que me han transmitido”.

Por último, respecto a si tuvo claro desde el principio si contaría o no públicamente su enfermedad, ha compartido que primero lo habló con sus jefes de la Ser y Movistar+, “porque tarde o temprano la gente lo iba a saber”. Finalmente, fue con Carles Francino quien le propuso que sería “buena idea que un día, cuando yo quisiera, lo contara públicamente. No tenía problema porque soy un tipo bastante diáfano, si alguien me pregunta ¿cómo estás Michael? no voy a decir que de puta madre”.

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