Especial Vertele

Peligro de enamoramiento: los ingredientes del atractivo thriller Bodyguard de la BBC (del que nadie te protegerá)

Bodyguard

Paula Hergar

Bodyguard se ha convertido en la miniserie revelación de la temporada, de hecho, casi del año. La ficción de la BBC fulminó las audiencias, tanto en su estreno - que supuso el mejor arranque de una serie desde 2006 con 6,8 millones de espectadores- como en su capítulo final - que se superó a sí misma reuniendo a 10.4 millones de espectadores y marcando un 47.9%-.

Según The Guardian, estos datos son muy superiores a los de cualquier programa o serie de televisión de Reino Unido (a excepción de la Copa del Mundo).

Por lo que es indiscutible que ese Bodyguard creado por Jed Mercurio (responsable también de Line of Duty) tiene algo especial. Por supuesto Netflix eso no lo ha pasado por alto y el 24 de octubre lanzó la serie al completo para conquistar al resto del mundo que aún no había sucumbido a sus encantos.

Desde Vertele confesamos que ya hemos sido víctimas de este arrebato y advertimos que, si no tienes pócima para evitar los siguientes hechizos, mejor no te acerques a este serie porque hay peligro de enamoramiento:

Flechazos trepidantes y cliffhangers adictivos

Bodyguard es como uno de esos flechazos que te atraviesan tan fuertemente que cuando quieres darte cuenta ya es imposible librarse de ellos. El arranque del primer capítulo imposibilita el pestañeo (durante los casi 60 minutos), tanto por la historia que está ocurriendo como por la presentación de un personaje potente que va arrancándose capas poco a poco hasta que acaba “desnudo” ante un espectador que ya se ha entregado a él.

A mitad del piloto aparece la otra protagonista, igual de magnética, que deja en lo alto un cliffhanger que se irá repitiendo en cada capítulo. La medida trama presenta una combinación de intrigas políticas con perfectas dosis de acción policíacas y continuos giros de guion que logran que el interés del espectador nunca decaiga.

El Terminator del S.XXI con un trono a las espaldas

David Budd hereda el atractivo de aquel robotizado Terminator de los 80 pero con el encanto de los antihéroes del siglo XXI. Sus movimientos toscos y miradas penetrantes podrían ser las de una máquina programada para la máxima protección que, además, es un padre de carne y hueso que se preocupa por sus hijos y se desloma por un trabajo absorbente que le deja poco tiempo para recuperar un matrimonio fallido.

No menos importante es el Richard Madden que hay detrás de él. Y es que el fichaje del actor es otro de los aciertos de la serie, al llegar con el aura “tronera” del Stark que falleció en su boda roja y que nos dejó con ganas de más. Pues bien, todos sabemos lo que ocurre cuando una relación acaba en lo alto...

Una secretaria de Estado y de armas tomar

Para acabar de enloquecer con este enamoramiento, llega Julia Montague, una secretaria de Estado que hace sombra hasta al Primer Ministro porque es una de esas líderes que capitanean hasta sin querer.

Interpretada por una extraordinaria Keeley Hawes -a la que también vimos en Line of Duty-, el personaje es de esos que acrecienta su atractivo a medida que pasan los minutos. Su pasión por la política, la defensa de sus discursos, la forma de coger las riendas en todas sus decisiones, de ir por delante de su propio camino, hace que las (pocas) veces que muestra su debilidad, caigas aún más rendido a sus pies.

El tándem que forman estos dos fríos personajes es uno de los encantos de la historia, porque su relación imposible seduce, pero aún más lo hace ser testigo de la evolución de ambas mentalidades tan contradictorias.

Lo bueno, si es breve, dos veces bueno

Como si de esos amores de verano se tratase, esta miniserie también llegaba con una fecha de caducidad temprana. Concebida para contar su historia en solo seis capítulos, la ficción se da el lujo de no alargar sus tramas con relleno innecesario y cabos sueltos que nunca se atarán.

Plantea un amplio universo de pasados tormentosos, presentes ambiciosos y futuros inciertos que acaban encontrándose en un desenlace con sentido que demuestra que, quién diseñó toda la maquinaria sabía a dónde quería llegar. Y hay pocas cosas que un seriéfilo agradezca más que un principio y un final coherente.

¿El amor verdadero es tan solo el primero?

Para finalizar este listado de encantos que enamoran de Bodyguard, es interesante señalar que su emisión en la BBC también nos traslada a nuestro primer amor televisivo: las emisoras tradicionales. Con ellas aprendimos a ver ficción, a esperar cada semana para el siguiente capítulo, a compartirla en familia y comentarla el día después.

Por lo que, las grandes audiencias que ha aunado, en una era en la que los servicios de contenido en streaming como Netflix y HBO están aumentando progresivamente su cuota de mercado, demuestran que donde hubo fuego cenizas quedan. Y que cuando un guardaespaldas es digno de ser amado, nos da igual que sea en cine, televisión o plataformas, que todos correremos a sus brazos.

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