Análisis

Sandra Barneda en 'La isla de las tentaciones 2': un inicio contenido para seguir la estela de Mónica Naranjo

Sandra Barneda, en 'La isla de las tentaciones 2'

Pedro Zárate

Antes de poner rumbo a República Dominicana, Sandra Barneda aseguró que no temía las comparaciones con Mónica Naranjo al frente de La isla de las tentaciones. “Compararnos es normal, pero cada una imprime su personalidad, su color y su energía. Ni Mónica es como yo ni yo jamás sería como Mónica, es evidente” dijo la actual presentadora del reality en relación a su antecesora, cuya renuncia a presentar la segunda edición del programa causó conmoción entre los fans.

Y es que la primera temporada de La isla de las tentaciones fue toda una sorpresa en sí misma. Y esto incluye a su conductora original, cuya intervención en cada hoguera y cada visita a Villa Playa y Villa Montaña fue recibida de buen grado por parte del público. Dicho con otras palabras, Mónica Naranjo dejó el listón muy alto a su sucesora, fuese ésta quien fuese.

Ante la tesitura de encontrar a su relevo, Mediaset se dejó de experimentos y apostó para cubrir su marcha por una Barneda que venía de presentar precisamente los debates de la primera edición. Allí tuvo que enfrentarse al caos que siempre impera en esta clase de formatos, pero también hacer gala de esa contención que ahora se le exige en la isla. Sin saberlo ella ni nadie por aquel entonces, aquella dura y emotiva primera entrevista que realizó a Christofer en España acabó por convertirse en un ensayo de lo que ahora está haciendo en la isla. Eso que ella misma se propuso cumplir antes de poner un pie en tierras dominicanas: “Vivir el programa con prudencia y muchísimo respeto hacia los participantes. Acompañarles, pero con un trabajo de contención para que lo vivan de la manera más virgen posible y sin ningún tipo de condicionante por mi parte”.

Barneda sigue la senda de contención que marcó Mónica Naranjo

Con estas palabras resumió lo que, por otro lado, se espera de una presentadora de La isla de las tentaciones: observar, preguntar en función de lo observado e intervenir lo justo y necesario para garantizar que el protagonismo no recae sobre ella sino sobre los verdaderos protagonistas del programa, que no son otros que las parejas y sus respectivas tentaciones. Algo que Mónica Naranjo entendió a la perfección en la primera edición y que Barneda va por el mismo camino en estos primeros compases de la segunda.

Si bien es pronto para sacar grandes conclusiones sobre su trabajo en tierras dominicanas, por ahora la barcelonesa no está desentonando dentro de la dinámica del programa. Sus intervenciones están transmitiendo una sobriedad similar a la de Mónica Naranjo meses atrás, con el añadido de que la cantante tuvo un inicio de edición más tranquilo que el que está viviendo Barneda, que en apenas dos entregas ya ha presenciado un doble amago de ruptura, rifirrafes entre parejas y tentaciones y hasta una fuga en plena hoguera como la que Melyssa protagonizó el pasado domingo. A falta de saber cómo lidia con esta última situación, cuya resolución no llegó a emitirse, el resto de situaciones las ha sacado adelante con solvencia, aguantando el tipo y dejando que la acción fluya con naturalidad. Igual que su momento más 'intervencionista' hasta la fecha: ese en el que acudió a Villa Playa para enseñar a Inma imágenes de su novio, Ángel, mientras la joven se temía lo peor.

Barneda, contenida y sin salirse del guion, instó a la 'Penélope Cruz de Montequinto' a disfrutar más de la experiencia -es decir, a disfrutar más de los solteros que tenía a su alrededor- antes de darle un abrazo con el que también demostró ese punto de empatía imprescindible en un programa como las Tentaciones.

Sustituir a una presentadora que gusta siempre es difícil

Con este momento y el resto de escenas que ha dejado hasta la fecha La isla de las tentaciones 2, la periodista ha demostrado por ahora por qué su fichaje tenía sentido atendiendo a las características del propio formato. Una presentadora con una actitud menos pausada y un mayor afán de protagonismo quizá hubiera resultado más chocante, pero una conductora como Barneda encaja más con el rol que el propio programa tiene reservado para su moderadora.

Así pues, y a falta de ver cómo se desenvuelve en el resto de edición, las reticencias que despierta su participación en el programa apuntan más a ser una cuestión de gustos, como no podía ser de otra manera, que a cuestiones relacionadas con su labor en la isla. Y es que Barneda partía con dos inconvenientes en relación a Mónica Naranjo. Ella, al contrario que pasaba con antecesora, es una cara fácilmente asociable a los realities de Mediaset por haber presentado años atrás los debates de Supervivientes y GH VIP. Y aunque ya presentó los debates de las Tentaciones durante la primera edición, su fichaje como presentadora acerca La isla de las tentaciones a Supervivientes y GH VIP cuando una de las particularidades de La isla es que, pese a ser un reality de Mediaset, no se rige exactamente por los mismos códigos que los anteriores. Aunque sea por aspectos tan simples como su propia dinámica, un casting con más rostros anónimos o una presentadora ajena a este tipo de programas, los cuales ayudaron a seducir durante la primera edición a espectadores menos asiduos al universo Mediaset.

Por otro lado, conviene no olvidar que Sandra Barneda ocupa el lugar de una presentadora que dejó muy buen sabor de boca entre los espectadores de la primera edición. Y cuando una presentadora que gusta mucho tiene que ser sustituida por otra, la que llega siempre tiene las que perder. Pasó con Jorge Javier Vázquez cuando se supo que tomaría las riendas de Mercedes Milá al frente de GH y ha pasado ahora, salvando las enormes distancias, con el relevo Barneda-Naranjo en La isla de las tentaciones. Aunque en uno y otro caso, ni Barneda ni Jorge Javier tuvieron tiempo de desarrollar su trabajo antes de levantar suspicacias y generar rechazo entre un sector de la audiencia.

Algo que también puede ser beneficioso, pues hay ocasiones en las que ese rechazo se traduce en unas bajas expectativas que facilitan que la audiencia se sorprenda gratamente cuando el presentador de turno lo hace mejor de lo esperado. Un cambio de parecer que también se está produciendo con Sandra Barneda en una Isla de las tentaciones 2 que no ha hecho más que empezar.

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