Crítica Vertele

'The Dancer' llegó a TVE como un 'Got talent' solo de baile, un gran fallo y Lola Índigo prometedora

MAM, Lola Índigo y Rafa méndez en 'The Dancer'

Paula Hergar

The Dancer ya ha dado sus primeros pasos por TVE como otro de sus intentos por conquistar con entretenimiento al público de prime time, más allá de Masterchef. La apuesta se podría resumir como un Got Talent solo para bailarines, con algunos tintes de Fama y La Voz.

Un parecido que tiene una explicación: se trata de la adaptación española de otro de los formatos creados por Simon Cowell. En nuestro país se ha encargado de ponerlo en pie Fremantle, con un escenario mucho más espectacular que el del concurso de Telecinco y, sin embargo, algo más frío por obligar a ver los números a través de una pantalla que hasta les corta partes del cuerpo imprescindibles para su espectacularidad.

Más allá de sus parecidos y errores que enfrían el programa, algunos de sus grandes aciertos son la entusiasta pareja de Ion Aramendi y Sandra Cervera, y la visibilidad que da al baile. “Gracias por hacer un programa de danza en este país porque lo necesitamos”, aseguró el mismo Rafa Méndez en el estreno, a la vez que Lola Índigo hizo un alegato por sus compañeros: “Los bailarines estamos pasando por una situación malísima en este país pero saldremos de esta”.

Mejor puesta en escena que 'Got Talent' pero con un (gran) fallo

Los tintes de La Voz, con peleas entre coaches por “capitanear” a los concursantes y de Fama con una Academia de fondo, son indiscutibles. Pero con Cowell como “padre de la criatura” las similitudes con Got Talent son aún mayores y previsibles: desde etapas la mecánica como los pases directos a las semifinales, hasta las presentaciones de los concursantes con historias emotivas, casting para todas las edades y reacciones de espectadores escogidos.

Aún así, los 1.500 metros cuadrados del plató de The Dancer mostraron una apuesta colosal que, lamentablemente, se desinflaba cuando el número de baile - que debería ser lo más potente posible- solo se podía disfrutar a través de una pantalla, con planos que cortaban partes del cuerpo de los concursantes y dejaban a medias al espectador. Hasta que, con los votos del público, el bailarín podía actuar en el escenario y por fin transmitía.

Otra elección poco apropiada fue la del número de apertura del estreno. Tres amigos bailarines de shuffle que, más allá de dar a conocer el género al mundo, ni tenían una historia impactante para dejar pegado al público al sofá, ni un espectáculo inolvidable. Algo que sí mostraron algunas de las siguientes actuaciones.

Un jurado falto de riesgo pero con una Lola que promete

Miguel Ángel Muñoz, Lola Indigo y Rafa Méndez ejercen de forma correcta su papel de jurado-capitán-coach gesticulando con todos los músculos faciales y sintiendo cada número como si fuera el último.

Pero lo que sí faltó en el trío la valentía de salirse de las frases hechas como “desprendéis buen rollo”, “hay que tener un par para hacer lo que has hecho” o “se nota que sois amigos por vuestra complicidad”. Falta definir más sus papeles para lograr que tras cada número, el espectador ansíe la reacción del “bueno”, el “malo” y la “exigente”.

Y es que, quizás Lola fue la única en atreverse a romper un poco con el rol de “jurado” medio, y sí que señaló algunos fallos de los participantes, se subió a la mesa en ocasiones y hasta se emocionó. Lágrimas que sí hemos visto en otros talents por lo que para sorprendernos falta algo más rompedor que, por su paso en televisión, seguro que puede ofrecer.

Un Ion Aramendi entusiasta pero limitado

Para Ion Aramendi esta ha sido la primera oportunidad que le ha dado TVE para desplegar sus dotes de presentador de prime time. Y aunque lo ha hecho con un formato demasiado encorsetado como para lucirse, no es la primera vez que el vasco puede brillar aún estando “atado”.

Junto a Sandra Cervera podrían llamarse la pareja entusiasta de La 1 capaz de animar aún estando arrinconados con un papel limitado a sonreír, aplaudir al ritmo de la música y hacer comentarios a cámara.

Como con el jurado, se echa de menos algo más de espontaneidad y valentía para dejar la corrección a un lado y convertirse en otro pilar de atracción para un público deseoso de ser sorprendido.

Primer favorito “amigo” de Índigo

En esta primera entrega, Rafa Méndez fue el obsequiado con un pase directo para el concursante que le conquistara y no tardó en escogerlo: Exon.

Un conocido de Lola Índigo que la sorprendió en el escenario por aparecer sin haberle avisado de su casting. El joven escogió interpretar la Santería de la ex triunfita y esta se emocionó.

Tras ver la actuación, el juez no dudó en otorgarle el pase directo a la semifinal del talent.

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