Vertele, en la rueda de prensa

'Volando voy' estrena su temporada “más emocional” para “dar esperanza a los que quieran volver a los pueblos”

Jesús Calleja en la presentación de 'Volando voy'

Laura García Higueras

Impulsar la repoblación rural es el gran objetivo de las sexta temporada de Volando voy. Una nueva tanda de siete entregas que se estrenarán en Cuatro el próximo jueves 8 de octubre. Fue el pasado mes de junio cuando Mediaset anunció que Jesús Calleja volvía a salir a la carretera a grabar, adaptándose a las circunstancias impuestas por la crisis sanitaria y, tres meses después, ha presentado en un evento al que ha asistido Vertele, cómo han sacado igualmente adelante el formato.

“Es la temporada que con más ilusión he rodado en mi vida”, ha reconocido su conductor desde el inicio del evento, “ha sido muy especial”. Por un lado, porque iniciaron el rodaje después de los meses de cuarentena y aquello supuso “recuperar la libertad”, y por el otro, porque consideran que “teníamos razón” cuando decidieron apostar hacer “un alegato a la gente de los pueblos”. “Durante y después de la pandemia nos hemos hartado de oír que mucha gente quiere regresar a los pueblos”, ha afirmado.

Por ello, han querido dar un paso más allá y tener como horizonte “dinamizar la vida de aquellos que están en riesgo de despoblación”. Su misión ha consistido en mostrar las oportunidades que ofrece el entorno rural para aquellos que piensan en un cambio de vida. “Hemos mantenido la idea de dar visibilidad”, ha sostenido Calleja, “comprometiéndonos con aquellos que quieren irse a los pueblos pero no saben la fórmula”. De hecho, hicieron “un llamamiento en redes para que nos contaran por qué querían volver”. El resultado ha sido “montar negocios y resucitar actividades de estas zonas”.

“Queremos conseguir un efecto de réplica, que cuando se vea, haya gente que pueda decir en otros pueblos ¿por qué no lo voy a poder hacer yo?”, ha explicado, “que sirva de esperanza a toda aquella persona que quiera vivir allí otra vez. Que a lo mejor está en un piso pequeño, con un trabajo que no te gusta, en el bullicio de la ciudad... y saber que puedes cambiarlo por la tranquilidad de un pueblo y el aire que se respira allí”. Y del mismo modo, “pasar a ser parte de una comunidad a la que importas”.

“Una sola persona que va a un pueblo ya es un motivo para celebrar”, ha expuesto el también conductor de Planeta Calleja, que a su vez ha insistido en que es “la temporada más emocional que hemos hecho y, quizás por ello, la más divertida”. En definitiva, y en palabras de Manuel Villanueva, Director General de Contenidos de Mediaset, su objetivo ha sido “poner la mirada sobre sitios que estaban casi fagocitados por los núcleos urbanos”.

Con medidas de seguridad, pero sin mascarilla

“Calculamos cómo lo podríamos hacer para que fuera seguro”, han indicado los responsables. De ahí a que grabaran “ininterrumpidamente” y viajaran en ocho autocaravanas. “Se ha transformado en una gran road movie”, han expuesto. “Teníamos una ambulancia para hacernos test continuamente. No ha habido ningún invitado que no estuviera testado”. Del mismo modo han asegurado que “más control sanitario que el que tuvimos no puede existir. Grabamos tres meses y no ha pasado nada. Por eso nos vais a ver sin mascarilla”, ha justificado Calleja, “quisimos hacerlo así para dar imagen de que la normalidad va a volver muy pronto. Tenemos la esperanza de que va a haber tiempos mejores”.

Asimismo, el helicóptero se adaptó para preservar la distancia de Jesús y sus eventuales acompañantes. Otras de las novedades es que la gente de los pueblos van a poder ver desde casa cómo ha quedado el programa gracias a la emisión de una señal en directo. La multitudinaria fiesta de otras temporadas, donde los vecinos veían la entrega en la plaza principal, se ha sustituido por un encuentro de los protagonistas con el presentador para ver lo que se ha grabado durante la semana, en medio del cambio, y manteniendo distancia de seguridad. Mientras tanto, quienes quisieran podían ver lo que estaba sucediendo en ese escenario campestre desde el salón de su casa gracias a la misma señal.

El camino no se ha quedará ahí. Calleja ha revelado que continúan “monitorizando a las personas que se han quedado en los pueblos”. De hecho, ha compartido que “estamos dando vueltas para ver si se nos ocurre algo” con lo que regresar “Siempre hay que renovarse e implementar matices en todos los programas que hacemos”, ha concluido.

Los Valles Pasiegos de Cantabria: primer protagonista

Inmerso en los Valles Pasiegos de Cantabria, Calleja tratará de recuperar una antigua biblioteca abandonada y transformarla en un espacio de coworking, dotado de fibra óptica y equipos de comunicaciones, para atraer nuevos pobladores a la zona. Un reto en el que contará con la ayuda de los vecinos y la implicación de una empresa de telecomunicaciones.

Colaborará igualmente Tere, ganadera local pionera en la conversión de una ganadería pasiega que hasta principios de siglo vivió en una cabaña sin agua, corriente ni luz. Junto a ella estará María Eugenia, una artesana del queso y de la mantequilla que vivió en varios lugares de España y Europa antes de represar a su tierra; y Nacho, un carpintero encargado de aportar el mobiliario al coworking. Johanna y Eduardo, dos jóvenes urbanitas que escribieron al programa para dar un giro a su vida, trabajan igualmente para cumplir su objetivo.

Los destinos de las siguientes entregas

A lo largo de la temporada, ‘Volando voy’ visita Maraña, en León, una pequeña localidad en la Montaña de Riaño y Mampodre con la que Calleja tiene una gran vinculación porque allí se hizo montañero. Otro de los destinos es A Veiga, en Ourense, donde unos repobladores deben aprender todo lo necesario para hacerse cargo de una casa rural. El equipo también viaja hasta Arribes de Duero, en Zamora, donde todo el pueblo se volcará en hacer realidad el proyecto rural de los recién llegados.

El sur también tiene su protagonismo en esta temporada: La Sierra de Segura, Cazorla y Las Villas, en Jaén, son los lugares donde el equipo, con ayuda de la gente local, intentará reabrir la única panadería del pueblo y llevar a un panadero para regentarla. La Alpujarra granadina es otro de los destinos, en el que Calleja tratará de recuperar una antigua acequia árabe para abastecer de agua a sus habitantes, el ganado y la agricultura. Por último, en la provincia de Toledo, ‘Volando voy’ mostrará cómo se trabaja la forja y otras artesanías para atraer herreros a la zona.

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