Opinión

Abrazo a Sandra Barneda: de cómo 'La isla de las tentaciones' acabó con “la chica seria de la tele”

Sandra Barneda, abrazando a Javi en 'La isla de las tentaciones'

Adrián Ruiz

Recordaba Eduardo Galeano en uno de sus tantos lúcidos textos la teoría de Oriol Vall, un pediatra catalán encargado de los neonatos de un hospital de Barcelona, sobre que el primer gesto humano es el abrazo. “Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés manotean, como buscando a alguien”, escribía el uruguayo, que también señalaba en su reflexión que otros médicos, que cuidan a “los ya vividos”, aseguran que las personas mayores “al fin de sus días mueren queriendo alzar los brazos”. “Y así es la cosa. Por muchas vueltas que le demos al asunto, y por muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje”.

El viaje de Sandra Barneda por la quinta edición de La isla de las tentaciones ha transcurrido entre los abrazos que la presentadora de Telecinco ha ido buenamente dando a los participantes de la que, sin duda, ha sido una de las temporadas más emocionales de la historia del formato. La catalana se ha abierto en canal ante las cámaras para aconsejar y guiar a los protagonistas del programa. Sin embargo, probablemente, ese abrazo era ella quién más lo necesitaba. Sirva hoy este escrito para dárselo.

Porque Barneda ha reconocido que enfrentarse a esta edición del programa, por motivos personales que no vienen al caso, ha sido todo un “challenge personal” para ella. Porque desconocemos los otros retos personales que tuvo que sobrellevar en el pasado mientras aparecía con la mejor cara en nuestras pantallas. Porque, entre tanto, se le exigía constantemente romper una coraza que tal vez usaba como escudo ante nuestras inclementes miradas. Porque siente uno a estas alturas de la película que se ha sido, que hemos sido, muy injustos con ella.

“La chica seria de la tele”

Sandra Barneda se pasó varios años, los primeros de su salto al entretenimiento tras una larga etapa ligada a espacios de actualidad y política, compartiendo con los medios su preocupación por sentirse encasillada. A pesar de que en el pasado, aunque nadie lo recordase, había tocado ya otros palos dentro de la industria: por ejemplo, como actriz en series de éxito como Al salir de clase y Compañeros. Barneda era consciente de que se la veía como “la chica seria de la tele”, pero estaba convencida, y así lo afirmaba en una entrevista a Ecoteuve en 2016, de que su nueva andadura en los realities de Mediaset era la senda que debía seguir para acercarse a la profesional que quería ser en televisión. 

Y así fue como, poco a poco, la periodista se fue desencorsetando, se fue relajando, y se fue abriendo cada vez más. Y el público la fue conociendo de verdad. Hasta que un día se alinearon los astros y se le presentó la oportunidad que acabaría marcando un punto de inflexión en su trayectoria. Mónica Naranjo decidió no continuar más allá de la primera edición de La isla de las tentaciones y Barneda heredó un regalo envenenado. 

Todas las miradas volvían a estar puestas sobre ella tras el éxito con el que, a comienzos de aquel aciago 2020, aterrizó en Mediaset el que sería el reality revelación de la temporada. La cantante había puesto el listón alto y la presión volvía a colocarse sobre la catalana.

El reality evoluciona con Barneda

Y, una vez más, Barneda demostró una gran solvencia y valía profesional para desempeñar el rol que tan brillantemente había ejecutado un año antes su predecesora. El formato exigía todo un ejercicio de contención al encomendarse a ellas la simple labor de maestra de ceremonias. Naranjo y Barneda debían mostrarse frías y enigmáticas ante los concursantes, como simples 'chamanas' en ese surrealista ritual que son las hogueras del reality. 

Y el sainete funcionaba, y los participantes (y los espectadores) parecían contagiarse cada noche de todo ese mágico ambiente -entre el fuego, las palmeras y el rubor de las olas del mar- en el que se enfrentan a las temidas escenas que se proyectan en la tablet tras ese ya icónico “hay más imágenes para ti”. 

Pero Telecinco, sumida en una gran crisis creativa y de modelo televisivo, decidió sobreexplotar la marca que tantas alegrías le había dado. En menos de tres años, la cadena ha emitido hasta seis ediciones diferentes del programa (incluyendo el spin-off La última tentación) y esto le ha pasado factura en lo que a las audiencias se refiere. Por eso no es de extrañar que para la quinta edición, que este domingo llega a su desenlace con la emisión de su “debate final, final”, Cuarzo Producciones, encargada del formato, decidiera implementarle algunos cambios.

Además de apostar por perfiles más ingenuos entre la mayoría de sus participantes, Telecinco ha dejado evolucionar La isla de las tentaciones a través de la figura de su presentadora, que ha tenido que asumir otras tareas durante el transcurso del programa. Así, Sandra Barneda se ha mojado mucho más en las tramas, ejerciendo también de consejera y apoyo de todos los concursantes. Y es ahí, un poco a la fuerza y casi por necesidad, donde la periodista ha acabado encontrando la horma de su zapato.

Barneda, el catalizador de 'Las Tentaciones'

A lo largo de toda la edición, Sandra Barneda ha hecho volar por los aires esa distancia con los participantes, implicándose emocionalmente en los conflictos (hasta en los ocurridos de madrugada) que uno y otro ha ido desarrollando con sus parejas. La presentadora lograba, por un lado, una mayor complicidad con los concursantes para que se abrieran y compartieran lo que realmente estaban sintiendo en cada momento. Por otro, su implicación ha implicado también a la audiencia, siendo sus ojos y su boca en la República Dominicana: le ha dicho a cada uno lo que todos le queríamos decir, les ha preguntado lo que todos queríamos saber.

Barneda ha sido un perfecto catalizador que ha dinamizado el devenir de la edición. Y el programa ha sabido aprovecharlo a través de la realización, dándole su espacio y tiempo en pantalla, ofreciendo acertadamente sus maravillosos planos de reacción ante lo que iba escuchando. Porque la presentadora ha demostrado que la comunicación no solo es verbal y que se puede decir muchísimo con un gesto o con una mirada. Algunas de ellas dirigidas incluso a la cámara, rompiendo esa cuarta pared para mirarnos directamente a los ojos.

Y, en el proceso, Sandra Barneda ha vivido su propia catarsis. Y muchos de los consejos que daba a Samu, a Andreu, o a Claudia, parecía dárselos a su 'yo' del pasado. Para reafirmarse a sí misma, para entender cómo ha llegado hasta aquí. Para darse ese abrazo que tanto necesitaba.

La isla de las tentaciones ha acabado con “la chica seria” de la tele y Telecinco ha terminado construyendo, por convencimiento o por azar, a una grandísima comunicadora que, además, es rostro indiscutible de cadena. Uno de esos pilares sobre los que Mediaset debe apoyarse para encarar su reconstrucción ante los cambios que se le avecinan. Sin ir más lejos, comenzará el año en Pesadilla en El Paraíso 2, lo que evidencia que se mantendrá en primer plano.

Ojalá aprendan a cuidarla y a darle el lugar que se merece. Para agradecerle la paciencia y la entrega que ha demostrado durante todos estos años. Javi ya lo hizo durante una de sus últimas hogueras, poniéndose de pie para darle las gracias a través de un abrazo que logró emocionarla. Aquella noche, todos se lo dimos también a través de él.

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