Crónica del último capítulo

Néboa acabó con un final gris pero justo para todos: “Los monstruos no existen, el Urco sí”

Néboa acabó con un final gris pero justo para todos: "Los monstruos no existen, el Urco sí"

Paula Hergar

Néboa ha llegado a su fin tras 8 capítulos y convirtiéndose en la enésima apuesta de ficción de TVE que pasa desapercibida.

El thriller de Voz Audiovisual encabezado por Emma Suárez e Isabel Naveira, que han dado vida a Mónica Ortiz y Carmela Souto, acabó impartiendo justicia a todos los personajes.

Con un desenlace cerrado, sin opciones para más capítulos, acabaron resolviendo los asesinatos en serie de la isla y haciendo un alegato final a la maternidad.

(¡Cuidado SPOILERS!)

La maldad del Urco se lleva en la sangre

La teniente Ortiz ya conoce la identidad del Urco: el viejo Ulloa, padre de Carmela y abuelo de Gael que estaba en coma. Pero aún así, tiene descendientes: su hija y su nieto.

Mónica descubre que Carmela había sido la asesina principal modificando pruebas y compinchándose con otros cómplices.

Gael había seguido los pasos de sus antecesores, enganchado a las drogas y sumando la violación a sus crímenes.

Por lo que el único objetivo de Mónica es darles caza para vengar la muerte de su hija Vega.

Mónica vs. Carmela, el último gran duelo

El rastro del asesino condujo a Mónica hasta la antigua fábrica de Néboa, el punto de partida de la oleada de crímenes, el lugar en el que Roi, Ana, Comba, Gael y Turco invocaron al Urco durante la primera noche de entroido.

Allí escucha los pasos de Carmela que llega para matarla: “Carmela estás jodida, lo saben en el cuartel. Tu hijo es un asesino. Estás loca”.

A lo que su ex compañera responde: “¿Qué querías que hiciese? Es mi hijo y lo tenía que proteger. Siento mucho lo de Vega. Fue todo culpa mía. Y no me importa ir a la cárcel. Estoy dispuesta a pagar por lo que hicimos Gael y yo y así tú no tendrías que morir”.

Pero Mónica no la cree y cuando Carmela se asoma a una ventana, ella se abalanza sobre ella y ambas caen de tres pisos de altura.

Ya en el suelo, la madre de Gael dice sus últimas palabras: “Tú por tu hija harías lo mismo”, y Mónica le responde que no.

Gael enfrenta su destino

Mientras tanto, en el cuartel de Néboa siguen las últimas instrucciones de la teniente Ortiz, por lo que Viqueira y Canedo tratan de recabar toda la información posible sobre el caso y encajar las piezas que faltan de la investigación.

Algo que les lleva a descubrir dónde estaba Gael en el momento de las muertes y van a detenerlo. Allí, él les enfrenta y se dispara a él mismo, pero la pistola no tiene balas.

En ese momento, los guardias aprovechan para esposarle. De forma que así cierran el caso que ha atemorizado a la isla desde 1919.

... alegato final a la maternidad

Días después, cuando Mónica está más recuperada decide marcharse al continente a enterrar a su hija.

Pero antes explica a Gonzalo lo que supuso para ella Vega: “Odiaba ser madre, pensaba que en cualquier momento la iba a cagar. Y sin embargo aquella cosita que no paraba de llorar se convirtió en lo más importante de mi vida. Y ahora la miro y creo que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ser madre es lo peor que me ha pasado y lo mejor. Qué curioso, ¿no? No tiene sentido”.

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