Albert Espinosa asombró con el “superpoder” que le dejó uno de los efectos secundarios de la quimioterapia

Jesulín y Albert Espinosa, en 'El Hormiguero'

Paula Hergar

Albert Espinosa y Jesulín de Ubrique fueron los invitados de El Hormiguero este miércoles, 3 de mayo. El escritor y el extorero presentaron El camino a casa, el nuevo programa de laSexta en el que varios famosos recorrerán el trayecto que hacían del colegio hasta su hogar.

“No quería saber quiénes son, quería descubrir quiénes fueron”, señalaba el presentador y creador de un formato con el que soñaba desde los 14 años, cuando uno de sus compañeros de hospital le habló de él.

“Hacemos terrorismo de la ternura”, añadía Espinosa y así lo confirmó Jesulín al ver un adelanto de la entrega que protagonizó, en la que volvía a caminar desde su escuela hasta casa “35 años después. Me ha traído recuerdos imborrables, fue una época muy bonita, feliz de mi vida”, aseguraba con lágrimas en los ojos.

El extorero recordó también la casa en la que se crió, cuando estudiaba, trabajaba con su padre y toreaba. “Dependían de mí muchas familias y yo no me daba cuenta de que me jugaba la vida cada vez que salía. Lo sabía pero no era consciente como ahora”, detalló.

Mientras que la juventud de Espinosa fue aún más difícil siendo un niño que suspendía muchas asignaturas pero al ser diagnosticado de cáncer y hospitalizado, empezó a recibir “sobresalientes porque ningún profesor quería suspender a alguien a quien le estaba pasando eso”, decía él entre risas.

El escritor explicó también que las posibilidades de que sobreviviera “al mismo cáncer que tuvo la hija de Luis Enrique” eran muy pocas y que los numerosos tratamientos y quimioterapias que le dieron tenían muchos efectos secundarios. Entre ellos, el distinguir el oro bueno del oro falso. Así lo aseguró y el programa le puso a prueba:

Ante Espinosa situaron dos pulseras, una de oro auténtico y otra de falso: “Tras la quimio, vemos como unas chispitas en el oro bueno por lo que yo diría que es este”, señaló y abrió el sobre que confirmaba que era el bueno. “No has dudado ni un segundo”, decía asombrado Jesulín mientras Pablo Motos se mostraba sorprendido. “En el hospital las enfermeras me traían varios obejtos para que se los señalara”, recordó.

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