Análisis especial Vertele

Que sí, en serio: el 2018 ha sido el mejor año para la comedia en la TV española

Dani Mateo, a su salida del juzgado acusado de ultraje a la bandera

Marcos Méndez

El 2018 ha sido, en realidad, uno de los mejores años de la historia para el humor en la televisión. Aunque no lo parezca hay motivos para creerlo, a pesar de que las razones para no hacerlo logren mucha más notoriedad por generar fuertes polémicas.

Y es que frente a denuncias puntuales que por lo general acaban siendo archivadas, o contra cientos de amenazas de muerte por un chiste, o incluso tras disculpas de cómicos para evitar el linchamiento por una broma mal entendida (o mal formulada, sí), la comedia en todas sus formas ha alcanzado un nivel de madurez envidiable en España.

Nunca antes habían existido tantas cadenas, y nunca antes tantas de ellas habían situado al humor como uno de sus pilares fundamentales en la parrilla. Lo hacen además con diferentes formatos, con ideas distintas, y sin perder el pulso a la actualidad. De El Intermedio a La Resistencia, de Zapeando a Late Motiv, de los monólogos a la ficción.

Cada día podemos reírnos ironizando con la actualidad política, esperando las entrevistas más extrañas a invitados “alternativos”, repasando con un tono más blanco otros momentos de la televisión, o reflexionando con el sarcasmo por bandera. Incluso podemos apostar por evadirnos viendo una nominada al Emmy Internacional a la Mejor comedia como El fin de la comedia.

“Ya simplemente por la variedad, es el mejor momento de la comedia en televisión. La variedad viene bien a cualquier género, pero es inherente al humor porque éste tiene que sorprender. Por eso se agradece que haya gente nueva y caras nuevas, y más programas”, valora Javier Valera, guionista de Late Motiv.

Hasta la actualidad “transmedia” convierte en fenómenos a ejemplos del humor más desenfadado como La Vida Moderna, que como sus propios protagonistas bromean aún no se sabe si es radio pese a ganar el Premio Ondas al mejor programa radiofónico emitiéndose a las 4 de la madrugada, o un formato audiovisual en Youtube para poder ver a “Pollita de Troya” (vídeo explicativo bajo su responsabilidad):

David Broncano, presentador de La Resistencia en Movistar y de La Vida Moderna en la SER, también valora lo positivo: “Es buen momento en cuanto a que se están haciendo programas nuevos de comedia, y sobre todo Movistar está haciendo muchos que funcionan muy bien. Yo ya como espectador me alegra mucho, pero estaría bien que se extendiese en la tele generalista”.

El cómico del momento deja claro que “no creo que la comedia haya que forzarla por ley”, pero sí anima a las cadenas generalistas: “Me encantaría que hubiese aún más programas de comedia. Creo que está bien que haya cada vez más cosas, pero por ejemplo me encantaría que hubiese late nights en las teles nacionales”. “La comedia tiene un acceso al público que es brutal. La gente lo pide, y es un contenido que siempre ha funcionado y que al espectador le encanta ver en TV”, defiende.

Más de 8 horas al día de comedia en televisión

Seguramente dentro de unos años, al echar la vista atrás y recordar 2018 en este ámbito, nos quedaremos con la querella de la Fundación Francisco Franco contra Wyoming y El Intermedio, o la imputación a Dani Mateo por presunto ultraje a la bandera de España, o las amenazas de muerte a Rober Bodegas por hacer chistes sobre gitanos. Pero tras todo ello, hay una realidad que lo engloba y marca el actual estado de la comedia en España.

Esas denuncias y querellas, que como ya repasamos acaban siendo archivadas, suponen una ínfima parte de la comedia que se produce día a día. Son excepciones puntuales que, con fragmentos cortados de quizás un minuto de duración, nos hacen olvidar que cada día hay más de 500 minutos dedicados al humor en la televisión española. Más de 8 horas de chistes y bromas sobre todo tipo de asuntos que en vez de gente ofendida, lo que dejan son espectadores riéndose. Y lo que es más importante: reflexionando.

“El humor, como el arte, nunca busca ofender. Siempre busca que pienses, que te plantees cosas, remover conciencias y generar una reacción”, defiende Dani Mateo. Y es que la comedia siempre ha sido la mejor forma de realizar una denuncia social, de retratar una realidad dolorosa, de reflejar una problemática, e incluso de recordar cómo hemos fallado para no tropezar dos veces con la misma piedra.

“Hay una cierta responsabilidad en el humor”, reconoce Javier Valera, y se explica poniendo como ejemplo los resultados de VOX en Andalucía: “Al hacer comedia siempre reflexionamos mucho, pensamos: Si hacemos chistes con esto, ¿lo estamos aupando, o dulcificando, o desacreditando, o qué chistes debemos hacer? Siempre tenemos que pensar con responsabilidad. Entiendo que desde fuera pueda parecer una locura, porque el humor de base es irresponsabilidad, pero nos movemos en esa cuerda floja”.

David Broncano tiene claro que no pueden predecirse las reacciones, y que su trabajo no es ese: “Intento que todo el contenido que hagamos sea un buen contenido a nivel cómico. A partir de ahí, discernir qué va a funcionar y qué no, y qué va a provocar una polémica y qué no, es imposible. Lo mejor en esto es seguir trabajando, seguir haciendo chistes y comedia todos los días, y la recepción del público queda para el público”.

“Tragedia+tiempo = Comedia”, no se cansa de repetir Ignatius Farray en La Vida Moderna de la Cadena SER. El problema es que para algunos en esa ecuación el tiempo es infinito, y por eso surgen los “límites del humor”, que jamás habían sido tan famosos como en esta época: “Es un problema muy contemporáneo”, asegura Valera.

“Mi mensaje si os sentís ofendidos es claro: que os follen”

Sí, en un artículo como este que defiende el momento de la comedia y el trabajo de los que la hacen posible, es imposible repasar 2018 sin hablar de los “límites del humor”. Siempre entrecomillados, porque cambian según cada persona ofendida. Aunque la mejor definición de lo que en realidad son ya la dio David Broncano en su etapa en Locomundo, otro formato de humor en la cadena que más apuesta por él, #0, y que ahora conduce Quequé:

“Como cómico, es una pena ver que el ambiente no está para hacer comedia. Cada vez hay más programas de humor, sí. Pero parece que cada vez la gente tiene menos ganas de reírse, y eso es una pena”, lamenta Dani Mateo, al mismo tiempo que valora que la opinión de la justicia se traduce en las denuncias que acaban archivadas, y reconoce que “si fuera juez, yo estaría desconcertado por este aluvión de denuncias a cómicos”.

Al plantear si la comedia también se ha politizado, si hay programas “en la diana” por su línea editorial, su cadena o hasta sus presentadores, y que son denunciados aún sabiendo que el caso será archivado, Dani Mateo afirma que “hay una utilización política de la comedia y del arte. De lo que uno dice a lo que al final dicen que ha dicho, a veces media un abismo... político”.

Javier Valera tiene la misma opinión, valorando que “hay una politización a posteriori, lo que es dramático”, y reflexiona sobre las causas aludiendo a las redes sociales: “El humor llega a gente que no son el público objetivo, y lo hace en un fragmento de vídeo cortado y aislado de todo contexto, que es la palabra clave en todo esto. Si acabamos con el contexto, la gente no entiende lo que está viendo. Y se politiza eso, se buscan intenciones que no había”.

El guionista recuerda que “somos cómicos haciendo chistes en la tele, no hay nada más. Es mucho menos importante de lo que se quiere hacer ver”, y lamenta que de lo que más se hable sea de las polémicas: “Es desesperante, porque encima muchas no son graciosas. Queremos que si trasciende algo de nuestro trabajo, sea porque es muy gracioso”, bromea.

Más allá del cómo que explica Valera, Broncano también tiene una explicación para el quién y el porqué: “Si de pronto un político quiere utilizar cosas que ha dicho un cómico para rascar cuatro votos, muchas veces le es rentable porque nosotros normalmente no nos defendemos, lo que queremos es seguir haciendo chistes. No entramos en el debate, en la pelea y en el barro”. “Lo manipulan, lo cambian, lo utilizan para sus fines, y el cómico ahí se queda”, lamenta el presentador.

Polémicas como la de Dani Mateo sirven de ejemplo a lo que Broncano explica diciendo que a los políticos “muchas veces les es rentable emplear cualquier polémica para modificarla y aludir a sentimientos muy básicos de la gente, utilizándolos como una pura posición electoral”.

TVE pierde el miedo y se sube al tren de la comedia

Pero frente a la presión que llega desde las redes sociales, partidos políticos o distintas instituciones y asociaciones, y que se traduce incluso en visitas a los juzgados, la televisión redobla su apuesta por la comedia.

Hay ejemplos ya casi tradicionales como el de Comedy Central, que de descubrir y lanzar a decenas de cómicos y popularizar la stand-up comedy (los monólogos) junto al mainstream de El Club de la Comedia, ha sabido aprovechar su naturaleza temática pasando a tener, nada menos, que una serie nominada al Emmy Internacional. Una ficción, El fin de la comedia, protagonizada por un cómico como Ignatius Farray y creada por otros dos como Miguel Esteban y Raúl Navarro. Una serie que reúne talento para el humor en el guión, tras la cámara, y ante ella.

Otros ejemplos son más recientes, como #0 de Movistar. Desde su nacimiento en febrero de 2016 el canal quiso que el humor fuese una pieza fundamental de su parrilla, y ha ido reforzando su oferta con espacios como La Resistencia, Wifileaks o LocoMundo, que se han sumado a programas “heredados” de Canal+ como Ilustres ignorantes y a lanzamientos iniciales como Late Motiv.

Esta tendencia, que como lamenta Broncano no ha contagiado a las cadenas privadas a excepción de laSexta (aunque los concursos y espacios de entretenimiento como El Hormiguero tienen muchas dosis de humor), sí que tiene buenas raíces en las cadenas públicas. Los éxitos autonómicos de Polònia y APM? en TV3, así como de Land Rober en TVG, han animado a TVE a superar sus miedos y probar suerte con Ese programa del que usted me habla, un espacio que en palabras del director de La 2, Samuel Martín Mateos, “intenta ser un poquito más irreverente, algo que desde la televisión pública suele costar más hacer”.

A la espera de un mayor asalto a la ficción

Con cada vez más aciertos en su haber, y reforzada por la mayor importancia que tiene para las cadenas, también hay cosas en el “debe” de la comedia en televisión.

La primera es lograr que pueda traducirse también en series, ya que apenas 6 de las 40 nuevas apuestas de ficción española llevan implícito el sello de la comedia. Y ello a pesar de que algunas de las series más longevas de la actualidad son precisamente de este género, como Allí Abajo y La que se avecina. Miguel Esteban, creador y guionista de El fin de la comedia, se fija en los brotes verdes y destaca la labor de Movistar: “Está mejor cada vez. Las apuestas de Movistar están abriendo camino, contando con los autores”.

Esteban sitúa la duración de las ficciones en el centro de su explicación, reconociendo que “los 25 minutos los hemos echado mucho de menos”. Al citar ejemplos se fija en cómo las nuevas plataformas tipo Netflix y Amazon también están apostando por series de comedia. Sin embargo, al hablar de las generalistas espera “que se atrevan a hacer series de 25 minutos”, ya que con el actual modelo “necesitan llenar mucho tiempo de parrilla, con series de 50 a 70 minutos”. “Tú puedes hacer una telenovela de drama como El Secreto de Puente Viejo, pero no puedes hacer 50 minutos de comedia al día, ni siquiera a la semana”.

El creador de El fin de la comedia tiene también experiencia en programas, como guionista de Locomundo, y razona que “hacer reír me parece dificilísimo siempre”. Sobre las diferencias, Esteban reconoce que él se ríe más con programas de comedia que con series, pero porque “en la ficción no creo que sea necesario un chiste cada 20 segundos, eso se ha quedado antiguo. Se busca la naturalidad, no la risa. Que sea la naturalidad la que lleve a la risa”.

Las mujeres cómicas, el “debe” más destacado

El segundo y principal “debe” fue directamente señalada por Movistar en su presentación de temporada, al reconocer que “hay pocas mujeres cómicas. Que tengan mayor presencia es nuestro reto”. Aunque la visión femenina está presente en muchos programas porque forman parte de los equipos de guión, su presencia ante la cámara no va a la par. Programas como Zapeando, con diferentes cómicas como colaboradoras (y presentadoras ocasionales) son oasis en un desierto en el que casi siempre “dan la cara” los hombres. Es de alabar que La Resistencia esté apostando por ellas invitando a cómicas para mostrar sus monólogos, descubriendo nuevos talentos como en su día hicieron Comedy Central y El club de la comedia.

David Broncano confiesa que “a mí me gustaría que hubiese más”, y resalta que en La Resistencia “hacemos un esfuerzo especial por traer mujeres que destacan en lo que hacen pero están un poco invisibilizadas”. El cómico, pese a todo, reconoce que no sabe por qué las mujeres no acaban de tener más presencia: “En el campo de la comedia en concreto es verdad que hay una desproporción grande, y no sé por qué”.

Pese a ello, y por el momento, las cómicas obtienen más visibilidad, pero no espacios fijos en programas y cadenas. Movistar y en concreto #0, que abandera la apuesta por el humor en la televisión, se ha propuesto ese “reto” de lograr que tengan mayor presencia, y va dando pasos adelante. Pero ello no implica que sólo la cadena de Movistar tenga que confiar en las mujeres para fabricar risas. Veremos si la televisión en su conjunto está a la altura de lo esperado, y si los espectadores tienen ganas de reírse y no de ofenderse.

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