Entrevista Vertele

Anna R. Costa, cocreadora de Arde Madrid: “Empecé a sentirme incómoda porque perdíamos la esencia”

Anna R. Costa, sobre el futuro de 'Arde Madrid': "Si nos lo tenemos volver a plantear, nos lo plantearemos"

Laura García Higueras

La noticia llegaba estos días a través de un anuncio de la cuenta de Twitter de Paco León, creador junto a Anna R. Costa de la serie Arde Madrid: “Hemos decidido no hacer segunda temporada”. Una semana después del estreno de la primera, en noviembre del año pasado, Movistar anunciaba la renovación de la ficción por una nueva tanda de episodios que, de momento, no verán la luz.

Horas más tarde sería ella quien lanzara unas palabras a través de su cuenta de Instagram, la también guionista y dramaturga: “Siempre estuvo concebida como una serie de 8 capítulos y, después de mucho pensarlo, así la vamos a dejar”.

¿Cuáles son los motivos que os han llevado a decidir que no haya más 'Arde Madrid'?

Ha sido una decisión muy difícil. Al funcionar tan bien la primera temporada nos dejamos llevar por la euforia de todos, incluida la nuestra, que hacía que pareciera que había que hacer una segunda. Pero Arde Madrid siempre estuvo concebida como una miniserie de ocho capítulos.

Marcamos unos tiempos con los que teníamos que empezar a rodar en septiembre. Una vez puestos en faena, Paco en México y yo aquí, empezó el agobio. La serie necesita un proceso de documentación muy largo para que surgiese como en la primera, un trabajo que yo siempre comparo con levantar una catedral. Vimos que esta segunda no estaba siendo igual, que los tiempos no eran los mismos.

Llegamos a un punto en que tuvimos que decidir si nos estábamos dejando llevar por la euforia y el éxito, si estábamos siendo nosotros mismos, si la creación había que hacerla así o si debíamos parar y dejar la puerta abierta. Si en un futuro lo vemos posible, lo haremos. Pero ahora mismo se nos ha hecho inviable.

¿Podría entonces haber segunda temporada de 'Arde Madrid', en un futuro?

Teniendo las puertas abiertas de Movistar, nunca se sabe. Hay parte del material que habíamos adelantado que sí nos hacía gracia, como el rodaje de 55 días en Pekín [película que Ava Gardner protagonizó en 1963 y a la que se hacía alusión en la primera tanda de entregas]. Más adelante y con otros tiempos, si nos lo tenemos que volver a plantear nos lo plantearemos. De momento, estamos contentos con la decisión.

¿Qué os llevó en noviembre a aceptar la renovación?

La cadena nos lo propuso y dijimos que sí. En ese momento ni Paco ni yo teníamos nada inminente. Él iba a rodar La casa de las flores, que se comprometió a hacer en una situación extrema, pero al vernos en el ajo ha sido muy difícil.

¿En qué punto del proceso os habéis quedado, teníais ya posibles tramas dibujadas?

La idea era seguir los tiempos de la primera, pero estábamos limitados por el personaje de Ava, porque ella terminó por marcharse. No hemos abundado mucho más porque vimos que tirar del hilo era limitado. Creo que hemos cortado a tiempo de no perjudicar a nadie.

Hay otras series que son inventadas al 100% en las que solo tienes que dar paso a tu imaginación. En el caso de Arde Madrid, que es una configuración entre lo histórico y lo inventado, estaba resultando costoso. Entramos en la duda de si habíamos hecho bien o mal apostando por una segunda temporada, hasta que pusimos en una balanza los pros y los contras. Pesó más ver que era mejor no hacerla, o no hacerla de momento porque los tiempos no eran buenos para el resultado.

¿Qué fue lo que sí pudisteis hacer produciendo en la primera que no habéis podido ahora?

El proceso de documentación del que yo me ocupé duró dos años. Venía de la obra de teatro El manual de la buena esposa que había escrito, que trataba de la Sección Femenina. Cruzado con la historia de Ava Gardner había un material riquísimo, que fue lo que dio pie a la primera temporada.

Para la segunda sabíamos que había que inventar más, y en ese proceso es donde yo empezaba a estar un poco incómoda, porque sentía que se perdía la esencia. Y si se perdía, ya no era Arde Madrid. Los mimbres eran otros, tenía el pálpito de que no iba a ser lo mismo, de que para hacerlo igual de bien se necesitaba el mismo tiempo y fue cuando empezábamos a valorar de verdad si merecía la pena o no.

¿Cómo planteasteis comunicar la decisión?

Como somos nosotros, con naturalidad, desde la verdad y con tranquilidad. Domingo Corral [Jefe de ficción de Movistar] nos dijo que lo comunicáramos nosotros al no ser una cosa de la cadena, sino de los creadores. Una vez lo dijéramos nosotros personalmente, ellos nos seguirían y apoyarían. Siempre ha sido un proyecto tan personal de los dos que el cierre también es muy personal.

¿Cómo os ha sentado comunicar vuestra decisión?

Creo que una decisión a tiempo es una victoria, y estamos felices de haberla tomado. El cuerpo se nos ha aliviado. Nos ha quitado la presión. Movistar lo ha entendido perfectamente porque ellos saben cómo fueron los tiempos de la primera. También han entendido que nos estábamos precipitando. Después sorprendentemente la reacción del público a través de sus mensajes ha sido de respeto, han seguido las felicitaciones y nos ha reafirmado en nuestra decisión. Estamos contentos y más tranquilos.

¿Una posible continuación os había hecho replantearos el final de la primera?

Siempre me ha gustado el final. No me gusta que en teatro, cine o televisión los finales estén mascados. Cuando Ana Mari y Manolo se encierran en su habitación, pasarle la pelota al espectador y que cada uno imagine lo que va a pasar es algo que me encanta. Que cada uno lo cierre como crea que lo tiene que cerrar. Que las abuelas y las nietas lo hablen. Que el público aporte su granito de arena y complete cosas es como me parece que deben ser los procesos creativos.

El contexto feminista que está marcando este 2019 con las mujeres en la calle en el 8M y recientemente en las urnas, ¿ha favorecido el éxito de un personaje como Ana Mari?

Antes de que empezase el boom del feminismo y de la lucha por la igualdad, ya tenía concebido el personaje. Ana Mari siempre estuvo concebida como una mujer analfabeta en muchos sentidos, que había aprendido lo que le habían enseñado pero que no conocía nada más. Al situarla en un contexto donde aprende cosas que no sabía que existían, elige ciertas.

Fui muy feliz porque los tiempos me acompañaron en el monólogo final de Ana Mari. Ha parecido oportunismo por los tiempos que corren, pero en verdad fue así. El recorrido de Ana Mari era desde ella, no desde los tiempos actuales.

Al margen del futuro incierto de 'Arde Madrid', ¿qué otros proyectos tienes entre manos?

Un tratamiento de largometraje y me haría mucha ilusión poder dirigir mi primera película. También tengo un proyecto de teatro que quiero que sea grande, porque la idea es ambiciosa. Es en lo que voy a volcar ahora mi ilusión.

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