Samanta Villar y Ruth Lorenzo en el estreno de 'Samanta y la vida de'

Redacción

Samanta Villar y Cuatro escribieron este martes un nuevo capítulo de su historia televisiva con el estreno de Samanta y la vida de, programa en el que distintos famosos reviven pasajes de su infancia y su juventud de la mano de la periodista.

Ruth Lorenzo fue la protagonista de la primera entrega, y entre otras cosas, la cantante murciana recordó cómo fue su vida tras brillar en el Factor X de Reino Unido, donde quedó en quinta posición entre alabanzas por sus actuaciones en el plató del programa. Aquello fue en 2008, cuando Lorenzo aún era una desconocida en nuestro país pero un rostro cada vez más popular en las islas británicas gracias a su participación en el talent, la cual le otorgó un lucrativo contrato discográfico para sacar hasta cinco discos al mercado. “Era media vida vida de una artista”, comentó la cantante a Samanta antes de explicar por qué acabó rompiendo aquel contrato.

“Fueron un cúmulo de cosas, pero EMI cayó en quiebra, yo había pasado por cinco directores artísticos y cada uno tenía una visión diferente de lo que se suponía que yo tenía que ser”, aseguró la artista, cuyo deseo en aquel momento era “tener un disco para hacer una gira y asentar mi nombre”. Y como no lo veía claro, Lorenzo renunció a los dos millones de euros de aquellos cinco discos, a dichos lanzamientos y al impulso y posterior éxito que éstos podrían haber sido para su carrera.

Sin embargo, sus tiempos en Inglaterra también dejaron bonitos recuerdos y amistades en la cantante. Una de ellas fue la de Edu, compañero de piso de Lorenzo tras su eliminación de Factor X y el primero que comprobó cómo crecía la popularidad de la cantante por la calle o el supermercado tras su paso por el talent: “Ella, que no decía 'no' a nadie, se paraba a hacer fotos y yo pensando que no íbamos a terminar de hacer la compra”.

Ruth Lorenzo: “Es verdad que robé comida en Inglaterra”

Con él también pasó esos momentos complicados en los que intentaba mantener vivo su sueño de ser cantante con una economía precaria. “Es verdad que robé comida en Inglaterra. Y confieso también que cogí algún yogur de los supuestamente caducados cuando los supermercados los cogen en la basura. Y esto siendo muy famosa, porque entraba en el supermercado, se hacían fotos conmigo y había gente fuera esperando mientras yo llevaba huevos robados en el bolsillo”, reconoció la cantante, que aun así recuerda aquellos años como “los más felices” de su vida y “los que más me han hecho ser yo”.

Fue en aquella época cuando una de sus amigas, María José, irrumpió en su vida y trajo de nuevo a Ruth a España. Una decisión que acabó siendo crucial para su carrera. “Cuando llegué a España los eurofans empezaron a decir que me iba a presentar a Eurovisión, así que dije: ”Venga, me voy a presentar y a ver qué pasa“”. Y lo que pasó es que quedó en el décimo puesto de la edición de 2014 con Dancing in the rain, puesto que ningún otro representante español ha conseguido superar desde entonces.

Una dura infancia con autolesiones y trastornos alimenticios

Aquella participación en Eurovisión es, aun hoy, uno de los grandes éxitos de la carrera de la murciana, que no lo tuvo fácil tras su eliminación de Factor X ni tampoco durante su infancia y adolescencia, marcada por el descubrimiento de que su padre biológico no lo era en realidad, primero, y por la separación de sus padres, después. Aquella infancia “removida”, como así la definió, desencadenó en autolesiones y episodios de anorexia y bulimia que desarrolló entre los 9 y los 15 años sin que nadie de su familia se diera cuenta. Con respecto a las autolesiones, las recordó junto a Samanta Villar como una parte de su vida de la que siente “vergüenza”. “Pensaba que yo merecía un castigo si hacía algo en el colegio, si no me salía bien un examen o si pensaba que iba a ser un fraude para mi madre. Así que me clavaba agujas o tijeras”, afirmó de unos tiempos que, afortunadamente, han quedado atrás para ella.

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