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'Wild Frank', testigo de la realidad de los galgos en España: del negocio a la explotación y abandono

DMax emite este domingo 5 de mayo, a las 21:30 horas, el especial 'Wild Frank: Galgos' en el que Frank Cuesta va un paso más allá de su reciente temporada sobre la caza, y se sumerge en el negocio que se mueve en torno a estos perros.

En este vídeo adelanto exclusivo, puede verse cómo Frank Cuesta visita el centro de recuperación de galgos más grande de España, en el que acogen a más de 600 galgos abandonados y hay otros 600 en lista de espera.

Mientras Frank está allí, llegan unos galgueros a entregar varios ejemplares que ya no les sirven para competir y deciden entregarlos al centro. La alternativa es abandonarlos en la carretera, o directamente, matarlos.

El galgo, el primer compañero de los hombres

El galgo es una de las razas más antiguas que se conocen y la primera en ser domesticada por el hombre. Símbolo de caza para las antiguas civilizaciones y seña de distinción para las aristocracias europeas, siempre fue un animal muy popular y deseado por ser un arma infalible para cazar.

Hoy, este animal sigue siendo muy apreciado por miles de aficionados y galgueros españoles que viven con pasión las competiciones deportivas y la caza con galgos. Pero lo que es una pasión para unos, supone un lucrativo negocio para otros que han terminado por convertir al animal en el más maltratado, explotado y abandonado de España.

Tras Wild Frank: Caza, que ha registrado un buen 2.2% de cuota y 372.000 espectadores de media esta temporada en DMax, Frank Cuesta sigue adentrándose en las tradiciones y prácticas con animales más controvertidas de nuestro país para mostrar la realidad que viven estas especies y que divide a la sociedad.

Este especial producido por Molinos de papel profundiza en la difícil situación de esta raza de perro en nuestro país: objeto de negocio para unos y de devoción para otros, en la actualidad es uno de los animales que más sufre el maltrato y el abandono en España.

La devoción por los galgos, y también la parte mala

En nuestro país, muchos cazadores continúan la tradición ancestral de la caza con galgo, principalmente en entornos rurales, en donde crían a sus perros en fincas en las que reciben todo tipo de cuidados. También son miles los galgueros federados profesionales que participan cada año en competiciones oficiales en las que estos animales son considerados deportistas de élite con comunidad de fans propia.

Pero muchos otros utilizan a los galgos como una fuente de ingresos y una herramienta para hacer negocio a base de la cría incontrolada, que termina con muchos de estos perros en refugios y protectoras tras ser abandonados y muchas veces maltratados. Frank Cuesta muestra en un programa especial de una hora la dura realidad de estos animales cuya principal vía de salida es la acogida y la adopción dentro y fuera de nuestras fronteras.

Así es el especial 'Wild Frank: Galgos'

Frank Cuesta comienza su viaje en la final del Campeonato de España de Galgos, celebrado el pasado febrero en Nava del Rey (Valladolid), y en el que los dos galgos más veloces del país persiguen a una liebre a gran velocidad mientras miles de personas venidas de distintos puntos de España asisten al espectáculo jaleando y animando a su “atleta” preferido.

Esta competición de caza con casi 100 años de historia está regulada como deporte adscrito al Consejo Superior de Deportes y al Comité Olímpico Español, y trata a los galgos como deportistas de élite. “Esto no es una afición, es una forma de vida”, le explica a Frank el presidente de la Federación Española de Galgos, Luis Ángel Vegas. Pero ¿qué ocurre con los galgos que no valen o dejan de servir para la alta competición?

‘Malú’ es el nombre de la campeona de España de galgos de 2018, una valiosa galga de competición que acumula múltiples premios y es uno de los grandes ídolos entre los aficionados a las carreras que vitorean y dedican coplas a sus “campeones”. El dueño de ‘Malú’ le asegura a Frank que la mayor amenaza a la que se enfrentan los galgueros que crían y adiestran perros de competición son los robos y que “por seguridad”, su galga vive con él en su casa. Y es que hay quienes se aprovechan de la pasión que despiertan este tipo de competiciones para hacer negocio criando galgos indiscriminadamente o robando ejemplares para emplearlos para la caza furtiva.

En este especial, Frank también conocerá una tradición rural muy arraigada: la caza con galgo. Los cazadores de Fuentesaúco, en la provincia de Zamora, le explicarán en qué consiste esta práctica ancestral en la que hombres y animales baten el terreno en busca de liebres que los perros puedan perseguir y atrapar. Allí muestra el testimonio de galgueros que aman y cuidan a sus perros, y que son víctimas de estos robos.

Robos, maltratos y abandono de galgos

Frank acudirá a la Fundación Benjamín Mehnert (BM), en Sevilla, el centro más grande del país especializado en rescatar y rehabilitar galgos para darlos en adopción y que puedan tener una segunda oportunidad. En sus instalaciones viven más de 600 galgos y otros 600 aguardan en lista de espera para tener una plaza en el centro. Todos han sido abandonados por sus dueños o por personas que los han robado, tras comprobar que no valen para correr o cazar. En ocasiones, los galgos llegan con graves lesiones o son rescatados de pozos y carreteras en las que muchos mueren atropellados. “La gente que viene se queda impresionada al ver a 600 animales de la misma raza en el mismo sitio. Hay más abandono del que se cree”, afirma Rocío Arrabal, directora de la Fundación BM que se encarga de rescatar y rehabilitar a los canes.

En la vecina localidad de Alcalá de Guadaíra, Frank es testigo de cómo un grupo de voluntarias colabora con la fundación recogiendo y cuidando galgos que encuentran abandonados en los alrededores del pueblo. Frente a las acusaciones de algunos galgueros que aseguran que hay asociaciones y protectoras de animales que hacen negocio con la adopción de galgos, se defienden asegurando que “estamos solucionando un problema que están generando ellos”, señala Fraki Tejada, trabajador de la fundación.

Los robos y abandonos están a la orden del día, pero no siempre la gente denuncia. Frank visita la sede del Seprona, en el Cuartel de la Guardia Civil de Cuenca. Allí comprueba que las estadísticas oficiales son mucho más bajas que la realidad que se encuentra a pie de calle. Según datos de la Guardia Civil, en 2018 se registraron 86 hurtos de galgos, casi la mitad que los contabilizados en 2017, y se denunciaron más de 300 delitos de robo de estos animales en nuestro país frente a las más de 450 denuncias cursadas el año anterior. Además, 343 galgos se perdieron o fueron extraviados, según las cifras que maneja el SEPRONA, que no recogen las pérdidas, robos o hurtos que no fueron notificadas a las autoridades.

El cabo Jimenez es el mayor especialista en galgos de la Guardia Civil y dirigió una operación de gran envergadura contra las mafias de robos de galgos. “Hay gente que quiere tener el mejor perro, pero no lo puede pagar. Se puede llegar a pagar 30000 euros por un perro”, explica el cabo sobre el surgimiento de un mercado negro de galgos en España, donde este animal esta considerado una mercancía. “A efectos legales, se los trata como a un patrimonio”, reconoce el cabo Jiménez, que explica que el robo de un animal valorado en más de 400 euros está penado con entre 6 y 18 meses de cárcel. En Madrid, Frank también acompañará a la policía municipal en una operación contra el maltrato animal en la Cañada Real Galiana, una de las zonas más conflictivas de la comunidad.

Una segunda vida... fuera de España

La situación en nuestro país está fuera de control y en algunos países de Europa están adoptando galgos españoles para colaborar y ayudar a estos animales. Uno de los que más galgos acoge en la actualidad es Italia, un país en el que no existe la tradición de criar galgos de caza y de competición como ocurre en España. Este tipo de adopciones se ha convertido en una importante vía de salida para estos animales y Frank decide viajar a Italia para comprobar cómo se realizan. En Verona, el herpetólogo se reúne con Barbara Batti, trabajadora de la Asociación Insieme per FBM quien, tras visitar el centro de recuperación de galgos de Sevilla, comenzó a colaborar con la fundación española para buscar un hogar en Italia a cientos de estos perros abandonados en nuestro país. En tres años y medio, su asociación ha gestionado la adopción de cerca de 500 galgos españoles por familias italianas.

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