Opinión

Así podría cambiar el Benidorm Fest su sistema de votación para evitar eurodramas

El jurado del Benidorm Fest y abajo, la ganadora Chanel celebrando su victoria

Laura Pérez

Si algo está dejando patente toda la polémica que rodea al Benidorm Fest desde la celebración de su gran final, con Chanel como ganadora, es la necesidad de que RTVE afronte directamente la ya confirmada segunda edición del certamen con la transparencia como base de todo. Un aspecto que ha acabado asumiendo a última hora la Corporación, que para atajar las críticas ha desglosado las votaciones, pero lo ha hecho sin especificar los votos que concedió cada uno de los miembros del jurado.

Esta transparencia es especialmente importante en un sistema de votación que aunque se explicó antes del comienzo del certamen, cuando se detalló la mecánica de puntos y los porcentajes de cada implicado, se ha acabado poniendo en tela de juicio. La opacidad de las puntuaciones del jurado, cuya comunicación pública ha tenido que ser requerida por partidos políticos y sindicatos, ha manchado la imagen de un festival que, como ya hemos analizado, ha sido un éxito más allá de su controvertido desenlace.

Una vez cerrado el capítulo de los puntos con el desglose ofrecido por TVE tras las peticiones en el Congreso y el Senado de formaciones como Galicia en Común, BNG y el Partido Popular, toca reflexionar sobre cómo la cadena pública puede mejorar de cara al futuro un proceso que suscita desconfianza, de manera que en futuras ediciones nadie pueda dudar de que el Benidorm Fest es un certamen limpio y justo con sus participantes.

Cambios con la transparencia como base

El primer paso era que la Radio Televisión Pública fuese totalmente transparente con lo que ocurrió el pasado 29 de enero. Es cierto que en las bases de las votaciones se indicaba desde un principio que los puntos de los cinco jueces profesionales se ofrecerían de manera conjunta. La decisión se tomó para que todos ellos, profesionales con experiencia en el sector de la música, la cultura y la televisión, pudieran votar en libertad, tal como explicó la jefa de delegación Eva Mora a los medios en una de las numerosas ruedas de prensa convocadas antes de poner rumbo a Benidorm.

Sin embargo, y llegados a un punto en el que el resultado del festival se ha convertido casi en un asunto de Estado, se había demostrado necesario que se pusieran todas las cartas sobre la mesa para poder avanzar.

El segundo paso es ver de qué modo se puede evitar que la historia se repita en el Benidorm Fest 2023, donde es probable que siga planeando la sombra de la polémica. Por ello, a continuación planteamos qué posibles vías tiene RTVE respecto al sistema de votación, ya sea manteniéndolo como en esta primera edición o cambiándolo de manera radical para otorgar todo el poder de decisión al público.

El sistema de votación de cara a futuras ediciones

  • Mismo sistema, con transparencia total: La primera opción de cara a futuras ediciones podría ser dejar el sistema de votación del primer Benidorm Fest, con un 50% correspondiente al jurado y el otro 50% al público (25% televoto y 25% demoscópico). A pesar de la polémica, esta vía puede ser justa y acertada siempre y cuando se añada un factor que no ha habido en esta primera edición: la transparencia. En el festival de Eurovisión, los jurados profesionales de cada candidatura también están compuestos por cinco miembros, también tienen el 50% del peso en las votaciones que emite su país, y sus votos se hacen públicos a posteriori sin eurodramas ni polémicas. Y es que la publicación de los puntos no tiene por qué condicionar a un grupo de profesionales que deben estar capacitados para puntuar a los candidatos en libertad según sus propios criterios.
  • Mismo sistema, con un jurado más amplio: Pese a que su figura se ha convertido en el centro de las críticas por su disparidad de criterio respecto al del público, que dio por vencedoras a Tanxugueiras, la presencia de un jurado profesional en un certamen como este es positiva para equilibrar la decisión final y evitar elecciones como la de 2008, donde Chikilicuatre venció a La casa azul por la campaña televisiva organizada por Andreu Buenafuente. Sin embargo, lo que sí parece óptimo sería ampliar el número de jueces para tener mayor variedad de criterios y que el 50% de una votación tan importante no recaiga en las opiniones de sólo cinco personas.
  • Un juez por comunidad autónoma: Una opción podría ser contar con profesionales del sector musical procedentes de diferentes áreas y comunidades autónomas. Así se contaría con mayor representación tanto numérica como cultural, en representación de todas las culturas de nuestra geografía.
  • Un juez por sector profesional: También podría ampliarse jurado contando con un miembro representativo de cada sector cultural. Aunque es cierto que en esta primera edición cada juez era experto en una disciplina, podría abrirse el número de plazas para tener también el criterio de otros profesionales.
  • Mismo sistema, con diferente reparto de poderes: Si en algo han estado de acuerdo todas las críticas es en el excesivo peso del jurado a la hora de decidir quién nos representará en Eurovisión 2022. Vista la opción de ampliar el número de jueces para conseguir una votación más variada, también podría ser una alternativa reducir su porcentaje del 50% al 25% y cambiar el reparto de poderes. Se ampliaría el poder del televoto al 50%, dando mayor capacidad de decisión al público de casa, y el otro 50% podría repartirse en un 25% para el jurado demoscópico y un 25% para el jurado profesional elegido por RTVE.
  • Sistema mixto, sin jurado demoscópico: Más simple podría ser asumir el sistema de votación que han implantado países como Croacia, Francia, Lituania, Malta y Australia en sus preselecciones, e incluso España en el pasado: un 50% televoto y el otro 50% jurado profesional. De esta manera se eliminaría el panel demoscópico que se implantó en esta primera edición del Benidorm Fest con el objetivo de ofrecer una representación amplia de los gustos de la población española, y todo el voto del público sería mediante llamadas y SMS, o incluso una aplicación gratuita.
  • Decisión 100% del público: La opción más radical sería la de eliminar la figura del jurado profesional de cara a futuras ediciones, y dejar la decisión completa en manos del público, ya sea sólo con el televoto o con la implicación del jurado demoscópico. La participación de profesionales del sector en la preselección de nuestra candidatura para Eurovisión puede ser importante para compensar posibles votaciones masivas a candidaturas de un perfil bajo. Sin embargo, hay que apuntar que todos los artistas que llegan a participar en el Benidorm Fest lo hacen tras haber pasado ya un “filtro” profesional, por lo que está garantizado el nivel de todas las propuestas. En las últimas preselecciones de RTVE realizadas a través de Operación Triunfo ya reinó este modelo, y países como Albania, Dinamarca, Georgia y Noruega también eligen o han elegido alguna vez a sus representantes así.
  • Sistema diferente en semifinales y final: Por último, otra opción a valorar que han implantado países como Estonia e Islandia en sus preselecciones sería emplear un sistema de votación diferente en las semifinales y la final. En las rodas previas se podría mantener el reparto de 50% jurado profesional y 50% televoto para que la selección de los candidatos finales sea lo más equilibrada posible, atendiendo a criterios profesionales y al gusto de las masas. Sin embargo, se podría dejar la decisión final 100% en manos del público, siendo el gusto popular el que prime.
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