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Carla Antonelli recordó en El Intermedio cómo era ser trans durante el franquismo: “Nos podían someter a electroshock”

Carla Antonelli recordó en El Intermedio cómo era ser trans durante el franquismo: "Nos podían someter a electroshock"

Paula Hergar

Sandra Sabatés entrevistó a Carla Antonelli en su sección Mujer tenía que ser de El Intermedio.

La activista y defensora de los derechos del colectivo trans - que se convirtió en la primera diputada trans por el PSOE- relató su historia de supervivencia, lucha y coraje.

Empezó explicando que a finales de los 70, con 17 años, Antonelli rompió la relación con su familia: “Me di cuenta de que era imposible, una quimera poder vivir mi identidad y desarrollarme en el pueblo. No queda otra que huir de casa, pensando que jamás podrías volver en la España de entonces. Ese era el peaje que teníamos que pagar las personas LGTBI. Hay hermanos con los que incluso aún no me hablo”, recordó.

La activista aseguraba que en muchas ocasiones se preguntaba “qué delito has cometido, y a veces no hay nada peor que eso, que la interiorización de las propias discriminaciones”.

La “dolorosa” ley de peligrosidad y rehabilitación social

Al dejar atrás a su familia, recordó cómo pretendían reeducarlos con la ley de peligrosidad y rehabilitación social en plena vigencia: “Íbamos a granjas agrícolas y a campos de reeducación. Te podían someter a electroshock. Esta ley provocó mucho dolor, sufrimiento e inseguridad y conciencia de sentirte algo malo, de sentirte sucia”.

Pero no solo sufrían por las leyes, aún peor eran las familias: “Había padres que decían que preferían tener un hijo drogadicto, ladrón o puta que un hijo maricón (...) Estábamos al libre albedrío de las fuerzas del orden, y al mismo tiempo aprendíamos a convivir con un paso en la legalidad y otro en la ilegalidad”.

Aseguró que entre las pocas salidas para las personas trans en esos momentos estaba la prostitución o el espectáculo: “Recuerdo que en la noche de San Juan de 1977 me detienen, voy a comisaría, me dan una soberana paliza al grito de 'ya estaréis contentos maricones, ya tenéis democracia' [y fue en ese momento cuando] dije no, por la esquina no me verán” y pidió trabajo en una sala de fiestas de las Palmas.

“Ser o no ser mujer va más allá de unos genitales”

Su relató continuó cuando llegó a Madrid, y aunque habían pasado años a las personas del colectivo LGTBI “se les seguía deteniendo por cosas como el escándalo público, por atentar contra la moral y buenas costumbres, vigentes hasta el 87. Muchas personas trans éramos detenidas por eso”. Recordó que en la cárcel “hubo personas que se suicidaron. Se tiraban de una séptima planta o se rociaban de alcohol y se quemaban vivas por esas leyes”.

Poco a poco fueron cambiando los tiempos: “El activismo de todas y de todos fue necesario entrar dentro de las instituciones y partidos políticos para poder hablar directamente”. Y aún así, siguió luchando por la Ley de Identidad de Género: “Sé que yo no podía salir a la calle y mirar de frente a las personas que ya estaba representando y haber cedido, el matrimonio igualitario llegó, pero la ley de identidad de género no llegaba”.

Antonelli recalcó: “Venimos a decirle al mundo que ser o no ser mujer va más allá de unos genitales, somos quienes decimos ser”.

En 2011 se convirtió en la primera diputada trans por el PSOE: “En ese momento de decir 'sí prometo', piensas en la grandeza de la democracia. Que desde aquella esquina de aquel parque en el 77, pensar que las personas que nos perseguían y nos llamaban maricones hoy nos llaman señoría”.

Con 60 años en la actualidad, señala que la victoria del colectivo LGTBI es el haber sobrevivido y reconoce que toda su lucha “ha merecido la pena”.

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