Opinión

Carlos Sobera, de presentador modélico a inesperado protagonista en 'Secret Story'

Carlos Sobera en el plató de 'Secret Story'

Paula Hergar

Los rostros de Telecinco suelen ser un blanco fácil para las críticas de los espectadores (y de los que no lo son). Los contenidos de la cadena siempre están en el ojo del huracán y arrasan con quienes estén alrededor de ellos.

Algo que no ocurre con tanto fervor a los nombres de Cuatro. Una segunda cadena que levanta menos ampollas y, por tanto, libera de mucha presión a sus presentadores. El mejor ejemplo de ello es Carlos Sobera, que lleva más de cinco años en Mediaset siendo uno de los presentadores más respetados, queridos y elogiados por el público que le veía como el mejor Cupido de First Dates.

Sin embargo, desde su salto a Telecinco para ser su comodín de confianza en cualquier formato (en especial en sus realities), su labor como conductor se ha visto más cuestionada y criticada en redes. Analizamos las razones.

Salir ileso de un reality, como deporte extremo

La seña de identidad de Sobera es la elegancia con la que dirige cualquier programa que le proponen. El respeto con el que habla a cualquiera que se le ponga por delante, logra un efecto espejo que hace que los espectadores le paguen con la misma moneda.

Un estilo único y eficiente en Mediaset (en el que también podríamos incluir a Lara Álvarez), que han acertado al fichar para muchos otros programas. Sin embargo, ser el comodín saltando a los realities tiene un precio. Y es que el formato estrella genera tanto amor como odio en su audiencia millonaria, y de eso es difícil salir ileso.

La vida en directo alimenta gran parte de la conversación de la cadena posicionando a colaboradores y público con unos personajes con los que empatizan hasta tal punto que son capaces de defender o atacar con uñas y dientes. Y esa intensidad con la que vive la audiencia de Telecinco a los protagonistas de sus realities, acaba salpicando a los presentadores. Tienen que andar con mucho ojo a la hora de abroncar, elogiar, opinar y/o decantarse por uno u otro concursante porque rápidamente se entiende como un ataque hacia el otro. Bien lo aprendió Mercedes Milá, y ya sabe de sobra Jorge Javier Vázquez o Jordi González.

Tanto impregna conducir un reality que casi ensombrece a todo lo que has hecho anteriormente. Daba igual que Milá hubiera sido una de las más grandes entrevistadoras de nuestra televisión, que para muchos será siempre la presentadora de Gran Hermano. Porque puede gustar más o menos un reality, pero si algo está claro es que no deja indiferente a nadie. Ni él, ni sus presentadores. 

'Ahora, Olga', el punto de inflexión de su imagen

Pero si la imagen intacta y hasta modélica de Carlos Sobera se empezó a resentir al ser maestro de ceremonias de realities, aún más polémico fue su papel a partir de conducir Ahora, Olga.

Con la emisión de la docuserie de Rocío Carrasco, la audiencia de Telecinco se dividió entre los que la apoyaban y los que no. Muchos de ellos volcaron su trato de favor o su aversión en Olga Moreno durante su paso por Supervivientes 2021.

Algo que se extremó en el programa especial que protagonizó Ahora, Olga, y que presentó Carlos Sobera. Una emisión de la que era casi imposible salir indemne ya que solo con su anuncio ya generó polémica. Cualquier opinión que vertiera el presentador iba a ser analizada al detalle, y así ocurrió. Seguramente nunca antes había recibido tantas críticas en redes.

'Secret Story', el callo que todo presentador de reality necesita

Y aunque para cualquier presentador la avalancha de opiniones que genera un reality puede parecer inabarcable en un principio, finalmente acaban haciendo callo y logrando ser impermeables a las críticas. Y pueden opinar sin miedo.

Así acabó haciéndolo Mercedes Milá y también le ocurre a un Jorge Javier que ya no tiene reparo en mostrar su complicidad o sus disgustos con unos u otros concursantes. Sin ese temor a ser “apaleado” por seguidores o detractores que le frenaba al principio.

Ese es el momento por el que está pasando Sobera en un Secret Story en el que ha tenido más protagonismo que nunca. Como ya ocurriera en la final de Supervivientes, fue el escogido para tomar el relevo por enfermedad de Jorge Javier Vázquez, además de conducir las galas de los martes, lo que ha dado más peso específico a su papel en el reality de Zeppelin TV.

Inevitablemente con ese protagonismo cada vez mayor, también los focos se van a él más de lo que lo hacían antes. En las últimas galas se ha visto obligado a llamar la atención de varios concursantes, a abroncar a familiares en plató y a tomar partido por situaciones que no había enfrentado anteriormente.

El precio que le toca pagar a cambio de saltar a la primera cadena, con sus formatos estrella (hasta en las próximas Campanadas) y en el horario de mayor audiencia. Eso sí, lo paga con elegancia y respeto, que no es poco.

  

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