Crítica Vertele

'Todos en casa', el reflejo televisivo de nuestra situación actual con Ion Aramendi como acertado anfitrión

'Todos en casa', el reflejo televisivo de nuestra situación actual con Ion Aramendi como acertado anfitrión

Paula Hergar

TVE ha estrenado hoy Todos en casa, un nuevo espacio dedicado a dar visibilidad al día a día de los ciudadanos que están confinados en sus casas pasando la cuarentena a causa del coronavirus.

Una producción de RTVE en colaboración con Proamagna conducida por un Ion Aramendi que ha sido capaz de darle el toque emocional y optimista que merece el momento.

Y, aunque se torna algo repetitivo con las últimas propuestas de formatos desde el hogar de los presentadores, cumple con uno de los servicios públicos que ahora más se necesitan: el de hacer compañía a los espectadores.

La compañía como nuevo servicio público

Todos en casa arrancaba lo más natural posible: con Aramendi mostrando el proceso de montaje del “plató” en su propio comedor y junto a su mujer, María, que le echa un cable a nivel técnico.

“Vivimos momentos históricos muy complicados, en el que todos vivimos encerrados y se me ha ocurrido echar una mano haciendo un programa de tele desde casa. Para conectar”, empezó diciendo el presentador y ese fue el objetivo más interesante de la propuesta.

Su servicio público consiste en hacer compañía a los espectadores que, como él, están confinados en casa solos o junto a seres queridos.

Ion Aramendi monta un plató de televisión en su salón

De esta forma, Todos en casa se presenta como el espejo más hogareño de la vida de su propio público: vemos a su hijo paseando por el pasillo, mientras Ion trabaja, a su mujer ayudándole... lo que cualquier ciudadano podría estar viviendo en su propio teletrabajo.

Además, también nos muestra los vídeos que vemos en redes sociales, en ese ocio en el que ahora pasamos horas de nuestro día.

Por lo que Todos en casa se podría ser el mejor reflejo televisivo de la sociedad española actual, a la vez que le hace compañía.

Ion Aramendi, de presentador a anfitrión televisivo

Aramendi nos abría las puertas de su casa invitando a los espectadores a pasar un rato con él, con su familia, sus compañeros y su ocio.

Sin ser uno de los rostros más populares de la cadena (y quizá gracias a eso), no duda en quitarse el “disfraz” de presentador para acomodarse en el de anfitrión entrañable con el que muchos de nosotros pasaríamos la noche en el sofá.

Ion no duda en pedir consejo profesional a Roberto Leal, familiar a Anne Igartiburu y alimenticio a Pepe Rodríguez, en definitiva, en hablar de todo lo que hablamos cualquiera de nosotros en nuestro día a día.

También “invita” a su casa a anónimos que aplauden las redes y a rostros más famosos que quieren transmitir sus reflexiones en estos momentos.

Por lo que la calidez de Aramendi acaba haciéndonos creer que todos hemos estado junto a él, en el sofá, con una mezcla de sensibilidad y optimismo perfecta para superar un día más, un día menos.

Los dos puntos a mejorar

Los dos puntos negativos llegan de la mano de la inevitable situación actual: el ritmo y la falta de sorpresa.

Algunas entrevistas se hacen lentas y largas, con problemas técnicos de conexión y la distancia entre presentador y entrevistado que minimiza la complicidad en su charla.

Así como se hace repetitivo ya el formato del presentador en casa, tras haber visto a Leal en OT, a Buenafuente en Late Motiv, Wyoming en El Intermedio y hasta Pedrerol en El Chiringuito, todos emitiendo desde su hogar (como debe ser) y tirando de vídeos que ya hemos visto en redes (varias veces). El sabor a visto se acentúa aún más, al emitirse tras TVemos...

Por lo que, sí el programa logra hacernos compañía, descubriéndonos a un perfecto anfitrión, con problemas técnicos (más tiernos que molestos), solo faltaría sorprendernos con virales más frescos o propios.

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