Crítica

'Cover Night' llegó a TVE como un escaparate musical con Bosé y Naranjo como jueces implacables

Miguel Bosé, en 'Cover Night'

Paula Hergar

TVE estrenó este jueves Cover Night, una de sus grandes apuestas de la temporada, tras la emisión del Clásico y con la estrategia de apostar por su arrastre, pero contra el estreno de Supervivientes 2023. Una interesante batalla entre un talent de música y un reality de aventuras.

Pero hasta que conozcamos los datos de audiencia, de esta primera entrega podemos concluir que el formato de Shine Iberia presenta más aciertos que errores. Brilla la decisión de hacer un programa de música, conducido por músicos: Ruth Lorenzo como presentadora, y Ana Guerra y Abraham Mateo entre bambalinas.

El jurado formado por Miguel Bosé, Chanel Terrero, Mónica Naranjo y Juan Magán es el otro gran fuerte del espacio, porque todos ellos aportan su experiencia, estilo y generaciones distintas, que logran aunar a todo tipo de seguidores frente a la pantalla. Pero lo que les hace más ricos, son sus aportaciones más allá de halagos o votaciones: con lecciones musicales y vitales.

El error de la apuesta es no hacerlo en directo. Si con el resto de productos de Shine -como Masterchef o Maestros de la Costura- sería imposible seguir su estructura en tiempo real, las actuaciones y valoraciones de Cover Night sí podrían tener esa frescura. Esa era la magia de las galas de Operación Triunfo, que traspasaban la pantalla con los nervios, equivocaciones y química del momento de unos concursantes desconocidos con los que empatizábamos gracias a vivir con ellos su gran momento (en directo).

El acierto de Ruth Lorenzo y el jurado exigente (no cruel)

“Quién me lo iba a decir a mí que iba a estar aquí. Es un honor y aún más con banda en directo. No me creo este momentazo de mi vida”, eran las primeras palabras de una Ruth Lorenzo que debutaba como presentadora. Una honestidad que siempre suma para conectar con la audiencia.

Pero no es su único punto a favor, también lo es que sea cantante, músico, que sepa pedir a cada participante una estrofa de la canción que le deje lucir aún más su voz, para ser el trampolín de apoyo que necesitan en ese momento crucial.

Esos conocimientos profesionales del sector también los tienen Bosé, Naranjo, Magán y Chanel que forman uno de los jurados más atractivos de los talents actuales. Por un lado, porque presentan carreras muy distintas, que juntas suman a generaciones y estilos tan variados que pueden aglutinar espectadores poco habituales frente a la pantalla.

Además, ninguno se limita a halagar a los concursantes aportando poco a las valoraciones. Sobre todo Bosé y Naranjo mostraron un alto nivel de exigencia (que no crueldad) que logra que el abanico de crecimiento de los artistas pueda crecer durante el programa. Sus evaluaciones eran lecciones musicales, tanto para los participantes, como para los amantes de la música.

Una mecánica repetitiva pero con ritmo

La noche de Cover Night vio pasar a artistas desconocidos para versionar canciones más o menos populares de las grandes estrellas de la música. Algunos acertaron más que otros con el tema escogido, pero todos hicieron vibrar con su ingenio para dar la vuelta a temas famosos.

Los participantes se subieron al escenario acompañados por una banda, que interpretó en directo la música de cada versión, para después ser valorados por los jueces que decidieron si se quedaban o no.

Aunque el programa se tornó algo repetitivo y hubiera sido más fresco en directo, las bambalinas y los comentarios entre jueces hicieron que el ritmo fuera más dinámico, para dar el entretenimiento buscado al formato.

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