Especial y crítica

'Crimen y desaparición en Atlanta': la docuserie de HBO sobre el caso Alcàsser estadounidense (multiplicado por 30)

Algunos de los niños desaparecidos de Atlanta

Paula Hergar

HBO ha estrenado esta semana Crimen y desaparición en Atlanta: los niños perdidos, una docuserie sobre la treintena de jóvenes afroamericanos asesinados entre 1979 y 1981 por los que Wayne Williams fue condenado (aunque únicamente por dos de ellos).

El caso, que contiene ingredientes de indignación, racismo y sobre todo hace una radiografía de las desigualdades en el sistema político estadounidense, fue el que inspiró a David Fincher para la segunda temporada de Mindhunter en Netflix.

Pero los que ya hemos visto esos capítulos fascinantes de asesinos en serie, ¿por qué querríamos ver esta otra versión de la historia en HBO? Porque, aunque la ficción del cineasta es casi perfecta, nos faltó conocer la tercera parte de toda trinidad criminal: el asesino, el policía y… las víctimas.

Estas últimas son las protagonistas de este suceso que a día de hoy aún levanta ampollas en Estados Unidos y que arranca con la reapertura de la investigación 40 años después:

Imágenes reales, sentimientos a flor de piel

Mientras Mindhunter se centra en la labor policial y la psicología del asesino, el true crime de HBO nos aporta el perfil de las víctimas (que fueron las grandes olvidadas): con imágenes nunca antes vistas de entrevistas con las familias, documentos judiciales y otros materiales que al reflejar la realidad, siempre superan a cualquier ficción.

Conocemos desde la primera desaparición, hasta la última con el descubrimiento de los continuos cuerpos sin vida de niños que destrozaron a cada una de sus familias y atemorizaron a la ciudad.

Gracias a Crimen y desaparición en Atlanta ponemos cara a los verdaderos protagonistas de entonces y los de ahora, con la actual alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, a la cabeza de la reapertura del caso para, incluso, convertirnos en testigos de nuevas pruebas que encontrarán durante estos cinco capítulos.

El caso Alcàsser multiplicado por 30

Para que podamos hacernos una idea de la magnitud del caso de los niños de Atlanta, podemos remontarnos a principios de los 90 en España, cuando desaparecieron Miriam, Toñi y Desirée en Alcàsser.

El país entero se volcó en la investigación durante los meses posteriores y empatizó con el dolor de las familias al descubrir el cuerpo sin vida de las niñas con señales de haber sido torturadas.

Eso fue lo que ocurrió en Atlanta pero multiplicado por 30. Y lo más curioso del caso es que nadie puso atención a lo que estaba ocurriendo hasta que una de las madres movilizó a los medios de comunicación.

Como ocurriera en nuestro país con Miguel Ricart, allí también hubo un solo hombre al que declararon culpable: Wayne Williams. Y tan solo se le atribuyeron dos de los asesinatos. La fiscalía relacionó los asesinatos de otros diez niños con el acusado y se le sentenció a dos cadenas perpetuas. Por lo que la mayoría de los casos fueron cerrados y atribuidos a Williams, sin ir a juicio.

Fue una condena que no convenció a la comunidad, que a día de hoy sospecha que faltan nombres en la lista de culpables, algo muy parecido con lo que ocurrió tras el juicio de Alcàsser.

“Si quieres encontrar a Bin Laden hacen lo que sea”

De esta forma, otra de las grandes aportaciones de Crimen y desaparición en Atlanta: los niños perdidos para los amantes del género es la búsqueda de sospechosos alternativos y el encuentro de pistas inexploradas que pueden haber contaminado la investigación original.

Y es que nos remontamos a finales de los 70, cuando aún no existía el ADN y hasta los responsables llamaron a videntes para que ayudaran en el caso. Algo que pone en evidencia la seriedad de la investigación que llevaron a cabo y por eso, una de las madres dice en la actualidad: “Si quieren encontrar a Bin Laden hacen lo que sea, en cambio Atlanta...”.

Aquellos asesinatos no importaron a nadie por tratarse de niños de clase baja y negros. Así lo repiten en numerosas ocasiones y por ello el pasado año la alcaldesa de Atlanta junto con la jefa de policía, Erika Shields, reabrieron el caso.

Y son ellas mismas las que advierten: “¿Creo que, en algunos casos, habrá un sospechoso diferente? Sí”.

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