Crítica
'Desaparecidos': empatía y valentía para ser algo más que “otra serie de policías”

Desaparecidos

Marcos Méndez

La ficción española sigue adaptándose a las circunstancias del mercado televisivo. Este viernes 19 de junio Amazon Prime Video estrena la serie Desaparecidos, una producción de Mediaset que refrenda la estrategia de la compañía de confiar su primera ventana de exhibición a la plataforma, y que también apunta a la predilección del grupo por los procedimentales (tras Caronte), mientras Atresmedia parece decantarse por las comedias (Benidorm, Deudas, Señor, dame paciencia).

Esta nueva serie sigue la labor del Grupo 2 de Desaparecidos de la Brigada Central de la Policía. Una unidad capitaneada por Juan Echanove como el inspector jefe Santiago Abad, a cargo de la inspectora Sonia Ledesma (Michelle Calvó), el subinspector Rodrigo (Maxi Iglesias), y los agentes Sebas (Chani Martín) y Azhar (Amanda Ríos). Pero también la colaboración policial con asociaciones de voluntarios similares a SOS Desaparecidos, cuyo presidente Joaquín Amills ha asesorado y ayudado a la ficción para crear la ficticia asociación 'Ayuda Desaparecidos' que en la serie dirige Carmen, el afligido personaje que interpreta Elvira Mínguez.

Partir de esa colaboración como base de su trama permite que Desaparecidos no sólo ponga en valor la labor policial y la de esos cientos o miles de voluntarios que en toda España dan su tiempo y esfuerzo para encontrar a personas que no aparecen, sino que también logra que la serie alcance su mayor virtud: la empatía. Empatía sobre todo con las familias, las “víctimas” de esas desapariciones que en la serie se reflejan desde la angustia de las primeras horas -en las que los nervios impulsan a buscar sin saber dónde, y en las que no se sabe si la ausencia de noticias es la mejor noticia-, hasta el dolor crónico de llevar años, o décadas, sin saber nada de tu ser querido. Duele ponerse en la piel de una madre que tiene que ver cada día a los jóvenes que probablemente causaron la desaparición de su hijo. Duele mucho más ver como, mientras para ella verles es reabrir la herida, para ellos es un juego macabro.

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Empatía también con la policía. Hay muchos procedimentales policíacos. Y claro que Desaparecidos puede considerarse “uno más”, pero como hace la recientemente estrenada serie La Unidad de Movistar+, la serie acierta el centrarse en un cuerpo concreto de la policía y mostrar desde dentro sus particularidades. En este caso, lo difícil que resulta para los agentes mantener siempre una mirada profesional, no caer en dilemas morales o no implicarse personalmente con los casos. “Esa chica sigue ahí fuera”, dice la 'novata' inspectora Ledesma en su primer día en la unidad de Desaparecidos, antes de que su nuevo jefe, el inspector jefe Abad, le abra los ojos a la situación en España: “Ya, ella y otros 6.000 como ella”. Resulta duro encontrar a un desaparecido y 'cerrar un caso', pero que sea voluntario y la persona no quiera ser encontrada por su familia. Una dureza que marca de nuevo el personaje de Echanove: “Somos policías, no terapeutas”.

La valentía de tratar con sencillez temas muy delicados

Aunque cada vez resulta más extraño enfrentarse a capítulos de 70 minutos, estándar tradicional en el que sigue confiando Mediaset frente al creciente en el sector de 50 minutos al que se adhirió Atresmedia, lo cierto es que si se supera esa barrera mental de la duración, Desaparecidos reúne una mezcla de ingredientes que no la hacen una serie pesada. El drama y el thriller abren incluso un hueco testimonial a la acción, instante en el que la ficción logra transmitir una incertidumbre y una tensión que hace preguntarse por qué no utiliza ese exitoso recurso en más momentos.

Diferentes géneros que se engarzan para, dentro de sus tramas, retratar con valentía y sencillez temas complicados como el racismo (policial, pero también por motivos culturales y sociales), el terrorismo islámico, las operaciones secretas del CNI, la evasión fiscal, la religión y su visión de la homosexualidad, o la invisibilidad y desamparo de los sin hogar. Y le sobra espacio incluso para derribar tópicos que se vienen a la cabeza como por ejemplo cuando una mujer joven dice que es profesora... ¿Se viene a la cabeza profesora de niños, verdad? ¿Por qué no puede ser de Universidad?

Sin obviar que en ocasiones Desaparecidos cae en esos mismos tópicos de las series y películas policíacas, que por momentos la labor de los agentes parece hasta sencilla y que a veces lo que va a suceder resulta un tanto previsible, lo cierto es que los ingredientes que le dan buen sabor al guiso se imponen a los que pueden deslucirlo en el paladar. La serie hasta se atreve a introducir un tono crítico para retratar a los supuestos videntes que intentan aprovecharse de familias (aunque hasta en eso comparte un mensaje de esperanza y contra las etiquetas preconcebidas), y al amarillismo televisivo (a la vez que reconocen la importancia de los medios).

El carácter procedimental bien aprovechado

Como es habitual en los procedimentales, la trama mantenida de los protagonistas se cruza con las diferentes subtramas episódicas que provocan los distintos casos. Y se agradece que la serie aproveche esta segunda vía para contar con participaciones de actores y actrices como Nerea Barros, Luisa Gavasa, Patxi Freytez, Diana Palazón, Mar Regueras, Paco Marín o Fátima Baeza. Un elenco episódico que se complementa con el de protagonistas y que también deja con buen sabor de boca pese a que en algunos momentos las interpretaciones parecen un tanto forzadas.

Desaparecidos llega ahora a Amazon Prime Video con los mimbres necesarios para convertirse en un procedimental que guste a los suscriptores de la plataforma. Y con la idea de allanar su futura llegada a Telecinco en abierto, una línea de meta para la que estaba diseñada y que marca su carácter familiar como ya destacó Maxi Iglesias a Vertele.

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