Crítica Vertele

'Justo antes de Cristo', la nueva comedia de Movistar que no busca la risa

Justo antes de Cristo

Marcos Méndez

Movistar lanza este viernes 5 de abril su nueva apuesta de ficción 'Justo antes de Cristo', una comedia de romanos que gira en torno al personaje de Manio Sempronio Galba, un neurótico del siglo XXI interpretado por Julián López.

Y como al relacionar “comedia” y “romanos” inevitablemente se viene a la cabeza La vida de Brian, lo mejor es empezar dejando claro que el parecido no pasa de ahí. No es una crítica negativa, sino que sus creadores Montero y Maidagán cumplen su intención de no acercarse a la mítica obra de los Monty Phyton.

En Vertele hemos podido ver los cuatro primeros capítulos de esta ficción que ofrece una comedia no tan habitual en España: frente a los sketches y los gags buscados y planteados por otras producciones, en este caso se apuesta por seguir las historias de sus personajes y ver cómo los momentos de humor se desencadenan en ellas.

Así que es un error afrontar esta comedia esperando que sea “la serie de La vida de Brian”. Hay que esforzarse, si es que es lo que se quiere, para encontrar algún instante que sea parecido o recuerde a la película de los Monty Phyton, e igualmente que nos traslade al Julián López más “chanante”. Una distancia necesaria para que el producto pueda encontrar su hueco.

Tráiler y fecha de 'Justo antes de Cristo', la comedia de Movistar con Julián López 360

Porque no hay nada más gracioso que el día a día

Hay que ver Justo antes de Cristo con la misma actitud con la que se va a ver un monólogo: “Aquí hemos venido a reírnos”. De esa forma será la única en la que su humor, de pequeños detalles y de situaciones cotidianas y habituales, podrá degustarse para acabar riéndonos. Y seguramente será con 1-2 segundos de retraso, y sin creer lo que acabamos de ver.

No es un humor absurdo, ni obvio, ni tan siquiera de carcajadas escandalosas. Pero sí de esos que luego te hacen recordar una escena cuando te pasa algo similar en tu vida diaria. En la cotidianidad radica su éxito, en creer que podrías estar viendo lo que te pasaría a ti si te hubiese tocado vivir en un campamento de la legión romana.

Sí, puede haber momentos en los que parece que se refiere a la actualidad. Bien sea por ver cómo con un par de gritos y un discurso grandilocuente las masas son capaces de seguir a alguien hasta el final (justo ahora que estamos en elecciones...), o por cómo el feminismo ya reclamaba su hueco hace más de 2.000 años. Pero nada más lejos de la realidad: es una comedia que plantea situaciones cotidianas, lo que querían sus creadores. Solo que con romanos en vez de con millenials.

Un ejemplo perfecto de las puertas que abre el pago

Alejándose de los sketches y los gags, lo que propone Justo antes de Cristo es asentar la comedia en sus personajes y sus vidas. Esto genera una curiosa empatía con todos ellos, más habitual de los dramas que de las comedias, en las que suelen resaltar y generar más conexión el perfil del “gracioso/a”. Aquí la unión es con todos, y por diferentes motivos. Pero sobre todo por lástima. Y es un acierto.

Montero y Maidagán tenían la idea clara en sus cabezas desde hace años. Y los directores Nacho Vigalondo y Borja Cobeaga han logrado trasladarlo a un producto final que encaja a la perfección en una plataforma de pago, y a la vez permite comprender por qué durante tanto tiempo las cadenas generalistas prefirieron no arriesgarse a confiar en el proyecto.

El de la “casa” es un aspecto realmente importante porque no sólo marca que Justo antes de Cristo se permita probar con una comedia que no busca desesperadamente la risa, sino también que haya logrado una inversión más que notable. Así, sus protagonistas pueden recorrer bosques, prados y exteriores en general, y no están presos en el enorme decorado del campamento romano. Fuera de él también hay vida, y se muestra con una naturalidad que la mayoría de comedias en España no han tenido. Las demás han tenido que recurrir a sitios comunes como bares y casas de sus personajes para reunir a sus protagonistas a hablar de lo que hacen en el resto de su vida, pero no podían grabarlo y mostrarlo en la propia serie como en este caso.

Otro punto básico en este aspecto es el de la duración. Cada uno de sus seis capítulos se alarga unos 25 minutos. Así no es necesario “rellenar” contenido para alcanzar la duración de las series de prime time tradicionales, y por ello cada entrega no se hace pesada y se disfruta como en pequeñas píldoras.

La apuesta más arriesgada de Movistar

La correa de transmisión creadores-directores culmina con un cásting más que acertado. No sólo por Julián López y su “Sancho” Xosé Antonio Touriñán (que, como en el Quijote, a veces capta más la atención), sino por el aparente despiste del personaje de César Sarachu, la decisión del de Cecilia Freire, las ideas del de Priscilla Delgado, el pasotismo del de Eduardo Antuña o la ira del de Manolo Solo. Todos son creíbles, todos podrían rodearnos en nuestras vidas.

Justo antes de Cristo es seguramente la apuesta de ficción por la comedia más arriesgada de Movistar, por fondo y forma (y ya es decir). La gran duda es si conseguirá ser valorada como tal o para muchos se quedará en una “comedia a medias” que no les arranca carcajadas.

* 'Justo antes de Cristo' lanza este viernes 5 de abril los seis capítulos de 25 minutos de duración que componen su primera temporada, bajo demanda en Movistar+.

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