Crítica

'Moonbase 8', una agradable comedia espacial tan entrañable como absurda

Los protagonistas de 'Moonbase 8'

Pedro Zárate

Como si hubiera sabido de antemano que la vida en la Tierra iba a ponerse especialmente complicada en 2020, la industria televisiva estadounidense se guardó para este año el estreno de hasta seis series ambientadas o relacionadas con el espacio exterior. Entre ellas, una serie de pura ciencia ficción (Star Trek: Picard, de Amazon Prime Video), un drama espacial (Away, de Netflix), una ficción histórica (Elegidos para la gloria, de National Geographic) y dos comedias (Avenue 5, de HBO; y Space Force, de Netflix) que, en su mayoría, guardaban varios puntos en común más allá de su temática.

En general, que contaban equipos creativos de prestigio, actores y actrices de fama mundial o niveles de producción de lo más ambiciosos que, sin embargo, llegado el momento de la verdad no impidieron que estos títulos tuvieran un impacto menor del esperado. Star Trek: Picard sí recibió buenas críticas, pero el aluvión de estrenos hace que sea difícil recordar que se lanzó este año si no eres un acérrimo trekkie. Elegidos para la gloria despertó opiniones dispares dentro de la crítica especializada. Away fue cancelada al mes y medio de estrenarse por tener un presupuesto desorbitado –esto no era un chiste espacial-. Y ni Avenue 5 ni Space Force estuvieron a la altura de las altas expectativas que despertaron por el simple hecho de ser las nuevas comedias de los creadores de Veep y The Office (USA), respectivamente.

'Moonbase 8' hace bueno aquello de que “menos es más”

Bajo este contexto resulta llamativo que la última serie espacial estrenada este año, Moonbase 8, consiga dejar un decente sabor de boca a partir de una apuesta totalmente opuesta a todas las anteriores. Porque la nueva comedia de Showtime (disponible desde este lunes en España a través de Movistar+) se presenta como una serie de perfil bajo, modesto planteamiento y reparto, salvo excepciones, poco conocido para el gran público español que, aun así, hace bueno aquello de que “menos es más”.

Creada, escrita y protagonizada por Fred Armisen, Tim Heidecker y John C. Reilly, Moonbase 8 cuenta la historia de tres miembros de la NASA que conviven en una base del desierto de Arizona con el objetivo de superar el programa de entrenamiento que exige la agencia espacial estadounidense antes de poder viajar a la Luna. Aislados del resto de la población -aunque con visitas inesperadas que ayudan a romper su monotonía-, Skip (Armisen), Rook (Heidecker) y Cap (C. Reilly) pasan los días trabajando en los retos que les plantea la NASA pero, sobre todo, superando las dificultades que a menudo ellos mismos se crean fruto de su propia mediocridad y de las peculiares condiciones de vida en las que se encuentran.

Moonbase 8 es, por tanto, una comedia de situación ambientada en una única localización –la base de la NASA en Arizona- cuyos seis episodios de 25 minutos no hacen gala de una sorprendente factura visual, una premisa rompedora o un humor que no hayamos visto antes con mayor acierto, pero sí de una honestidad y una humanidad que hacen que uno se sienta bien viendo las desventuras de sus tres bobalicones protagonistas. Una sensación que consigue transmitir sin llegar a la brillantez de otras propuestas con espíritu feel-good como la cálida Ted Lasso, estrenada este mismo año por Apple TV, o la desternillante de Brooklyn Nine-Nine, con las que sí comparte la capacidad para conseguir que, al final de cada capítulo, uno piense: “Pero qué majos y qué buenas personas son estos tíos”.

Una comedia espacial sobre temas muy terrenales

A esto último contribuye especialmente John C. Reilly, cuya prolífica carrera en Hollywood se ha caracterizado, entre otras cosas, por hacer de bonachón mejor que nadie. Su presencia -de lo más agradecido de la serie gracias a su indiscutible carisma-, va en sintonía con esta propuesta que tiene una temática muy vinculada al espacio, sí, pero que al final de lo que habla es de cuestiones muy terrenales. Así las cosas, resulta entrañable ver cómo Cap no pierde la esperanza de viajar a la Luna pese al desánimo y la mediocridad que se respira en el ambiente o de los cientos y cientos de días –ni ellos mismos lo saben- que llevan en la base. Pero también cómo Skip se preocupa por continuar el legado de su padre, una eminencia de la NASA, o cómo Rook, cristiano confeso, mantiene su fe en Dios pese a ser científico y sigue adelante con la misión aunque eche mucho de menos a sus 12 hijos.

Detrás de estos problemas se encuentran aspectos tan humanos como el miedo a no cumplir las expectativas que nosotros mismos nos ponemos, el apoyarnos los unos a los otros en los momentos de flaqueza, celebrar juntos los de euforia o mantener viva la esperanza de conseguir aquello que deseamos por difícil que parezca. Temas que Moonbase 8 pone encima de la mesa con un tono que se mueve entre el humor más blanco y convencional y la comedia más absurda y surrealista.

Es en estos momentos más disparatados cuando la serie resulta más disfrutable y divertida, aunque, en líneas generales, el balance final que dejan los seis episodios es satisfactorio gracias a la bondad, el corazón y la simpatía que desprenden sus tres personajes principales. Y aunque no están construidos para provocar la mayor de las carcajadas o dejar una gran huella que perdure en nuestra memoria, sí están hechos para hacernos sentir mejor mientras vemos cómo se preguntan qué puñetas significa NASA.

* El primer episodio de Moonbase 8 ya está disponible en Movistar+. Cada lunes, un nuevo episodio.

Etiquetas
stats