Crítica Vertele (sin spoilers)

Antena 3 firma con 'Perdida' una serie que sabe enganchar desde el primer minuto

Daniel Grao, en un episodio de 'Perdida'

Pedro Zárate

La recién estrenada Richard Jewell (Clint Eastwood, 2019) pone sobre la mesa la figura del 'falso héroe', esa persona capaz de provocar un acto atroz a espaldas de la sociedad para ganarse su favor y, con ello, sacar rédito en su propio beneficio. La idea sobre la que gira la película, basada a su vez en una historia real, se contrapone con otra frecuente en la ficción televisiva, la del 'pseudodelincuente' o 'falso culpable', etiquetándose como tal a quien comete y asume un delito de forma deliberada para perseguir un objetivo moralmente incuestionable.

Un ejemplo claro lo encontramos en Prison Break, en la que su protagonista, Michael Scofield, atracaba un banco para forzar su ingreso en prisión e intentar sacar de la misma a su hermano Lincoln, condenado a la silla eléctrica. El plan de Scofield partía de su propia desesperación y del agotamiento de la vía judicial, que le había dicho una y otra vez que su hermano era culpable. Algo que él se negaba a creer.

No se puede decir que Antonio Santos, el protagonista de Perdida, la nueva serie de Antena 3, creyera siempre en la posibilidad de encontrar a su hija Soledad, desaparecida en la orilla de la playa hace 13 años. Sin embargo, cuando un halo de esperanza se presenta ante sus ojos, el personaje interpretado por Daniel Grao, al igual que el encarnado por Wentworth Miller, pone en marcha un plan suicida movido precisamente por la desesperación y por el agotamiento de otra vía, la policial, incapaz de dar con el paradero de su pequeña. Para redondear el símil, la estrategia de Santos pasa también por ingresar en una cárcel. En este caso 'La brecha', una prisión colombiana de mala muerte donde espera encontrar respuestas a la desaparición de Soledad.

Un arranque que invita al optimismo

Con esto no queremos decir que Perdida y Prison Break sean iguales, pues más allá de estar construidas en su arranque sobre elementos similares, la segunda tiene un tono más carcelario que la primera. De hecho, la primera serie de Atresmedia en 2020, producida en colaboración con Big Bang Media (The Mediapro Studio), parte de una premisa tan vista como la de la niña que desaparece y debe ser encontrada por sus padres a cualquier precio.

De ahí que el punto de partida y el previsible final -saber si Antonio se reencontrará o no con Soledad- no resulten, pues, lo más novedoso de esta serie creada por Natxo López (guionista de títulos como 7 vidas, Hispania, Con el culo al aire o Allí abajo) a partir de una historia original de Ruth García y David Oliva. Aquí lo llamativo, y donde Perdida sabe diferenciarse de otras series sobre desapariciones, es el camino que Santos recorre para intentar ver de nuevo a su hija. Ese que arranca en una deprimente cárcel colombiana y que terminará, o al menos así esperamos, en un trepidante viaje lleno de peligros que pondrán a prueba su instinto de supervivencia.

A falta de saber si será así o no, de momento se puede decir que Perdida tiene un arranque que invita al optimismo y un primer capítulo digno de mención. Básicamente, porque consigue lo que todo episodio piloto aspira a conseguir: que quieras ver el siguiente de inmediato. Algo cada vez menos frecuencia y donde las series en abierto parten con ventaja sobre las de plataforma, menos obligadas a poner la carne en el asador desde el primer minuto. Perdida consigue atrapar en sus primeros compases planteando una serie de incógnitas que generan intriga y, por tanto, invitan a continuar su visionado. Aunque de nada servirían de no ser por el interesante universo que las envuelven y, sobre todo, por la vocación de este thriller por ir al grano desde el principio.

Un producto inteligente que no pierde el tiempo

Y es que Perdida entiende perfectamente que en los episodios de 45 minutos no hay espacio para el relleno ni las subtramas sin sentido. Hay subtramas, por supuesto, pero todas enriquecen, complementan y reman en la misma dirección que la de Antonio Santos, sobre cuyos hombros recae el peso de la historia. Una responsabilidad que Daniel Grao asume sin alardes, pero con esa solvencia que le ha convertido en uno de los actores más prolíficos de nuestra televisión. Sus interacciones con Angelita, una interesante abogada interpretada por Adriana Paz; así como la trama que tiene lugar en España, van en consonancia con lo que es Perdida, un producto muy cuidado que engancha y entretiene sin necesidad de querer trascender.

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