Dos días después de cerrar curso en El Intermedio como Franco

Descacharrante respuesta de Joaquín Reyes a los “despotriques” de Javier Marías

Joaquín Reyes (GTRES)

Redacción

Javier Marías se ha puesto de candente actualidad en las últimas semanas no por su producción literaria, sino por las opiniones encendidas sobre diferentes temas de actualidad. El más reciente tuvo como protagonista a Gloria Fuertes, cuyo legado desdeñó en una columna en El País. Dicho editorial, que se añadía a otros en tiempos recientes contra Manuela Carmena y las peticiones de cambios en el diccionario de la RAE, ha recibido réplica una semana después, por parte de uno de los televisivos más divertidos de nuestro panorama: Joaquín Reyes.

Apenas dos días después de haber encarnado al Francisco Franco más chanante en la despedida de temporada de El Intermedio, el cómico manchego escribe una carta abierta al literato en el mismo medio. “Javier Marías, ¿necesitas un abrazo?” es el título de este texto, aplaudido por los internautas.

“No estás bien, querido Javier Marías (no es una percepción solo mía, lo he hablado con más gente). Son muchas cosas las que te hacen sufrir: las calles cortadas los fines de semana —y que te impiden ir a almorzar—, la mujer que manda cortarlas, los populismos, los dueños de las mascotas y las propias mascotas —que las hay muy cabronas—, los libros digitales, las personas que valoran a las poetisas que no lo merecen… En fin… No deseo quitar hierro, son movidas muy tochas, eso está claro. Y quiero que sepas también que te entendemos, que cualquiera en tu posición estaría mil veces peor. Demasiado aguantas; eres un santo varón”, comienza Reyes.

“Puede que haya llegado el momento de descansar, no de tu labor como intelectual y escritor [...] sino como cascarrabias”, continúa el humorista, que considera que Marías ha acabado por convertirse en un “orfebre del despotrique, en un Grinch erudito”, y añade una pulla al introducir las señas de este personaje creado por el Dr. Seuss: “igual no te suena, es literatura menor”.

Reyes se declara “dispuesto a personarme en tu casa y ofrecerte un abrazo, uno largo”, a fin de que “descanses tu gran cabeza —en el sentido metafórico— en mi hombro”. “Yo te diría: ”Ya está Javier, ya está. La gente te idolatra. Ningún escritor joven está pensando en sustituirte, porque eres insustituible, puedes estar tranquilo. Eres, como te decía, un autor admirado y querido. La gente compra tus libros, incluso los lee“. ”Si finalmente voy“, concluye, ”¿podríamos hacer merienda cena?“.

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