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Día de la TV a favor de la infancia: los avances y deberes de la programación española con los más pequeños

Hace ahora treinta años, el 9 de diciembre de 1992, UNICEF proclamó la celebración del Día Internacional de la Radio y la Televisión en favor de la infancia. Ubicada en el segundo domingo de diciembre del calendario, a poco de comenzar oficialmente la programación navideña, el impulso a esta efemérides pretende reclamar que los niños y jóvenes tengan acceso a los medios para informarse pero también para ver reflejados sus intereses y preocupaciones.

Es decir, la reivindicación de la libertad de expresión, el derecho a ofrecer y recibir información y el derecho a expresar sus opiniones en los medios de difusión escogidos por ellos mismos. Algo que ha de traducirse en una programación y contenidos que piensen en los más pequeños y en sus necesidades e inquietudes. Y que en realidad cuesta encontrar en las grandes cadenas de nuestro país, si bien ahora el avance del negocio hace que los contenidos hallen su sitio, y a sus espectadores, por nuevas vías.

Así se ha esfumado la programación infantil de las cadenas

Lejos quedan los tiempos en los que existía una única cadena, TVE, donde se concentraban los programas destinados a formar y entretener por igual, tiempos de Los payasos de la tele o La bola de cristal. También los del primer esfuerzo de los canales privados por satisfacer la oferta infantil, que dio pie a formatos como Megatrix (de 1995 a 2011 en las mañanas del fin de semana de Antena 3), Desayuna con alegría o La tele es tuya colega (en este caso en Telecinco), así como el más longevo Club Disney (luego relevado por Zona Disney) que pasó tanto por La 1 como por Mediaset durante los años noventa.

Con la llegada del siglo XXI esta competitiva oferta fue rebajándose hasta convertirse en marginal. Y con la dispersión y disgregación de los públicos a la que da pie la TDT, los contenidos infantiles se arrinconan en canales temáticos especializados, a modo de contenedores tanto totales como parciales: en el primer apartado encontramos Clan de TVE, Boing para Mediaset y Disney Channel, mientras que Neox, la marca juvenil y desenfadada de Atresmedia, parcela en las mañanas el contenido puramente para niños, con el bloque Neox Kidz (evolución del clásico Megatrix). Eso sí, esta especialización también se había convertido en excusa para dejar de producir contenidos propios y basarse en enlatados extranjeros de menor coste.

No obstante, esto no es óbice para que el consumo que los niños hacen de la televisión se encuentre en un momento destacado. A ello contribuye las llegadas de las nuevas pantallas, es decir, los dispositivos móviles y tabletas. Según los datos del informe Kids TV Report, de Eurodata TV Worldwide, publicado en 2017 y centrado en la población infantil de Europa, los niños pasaron un tercio del tiempo que ven televisión en canales infantiles.

En España, los canales de la TDT concentran ese interés. Ahora bien, sin perder de vista las nuevas vías de consumo, a través de las citadas nuevas pantallas, que hacen de plataformas como YouTube una fuente de contenidos habitual e incluso ya familiar para estos públicos menudos.

Boing, en cabeza como canal más visto

De acuerdo a los datos mensuales de noviembre de 2022, que proporciona Barlovento Comunicación, Boing es la cadena infantil preferida por los niños de 4 a 12 años, seguida de Disney Channel y, en tercer lugar, Clan. El canal de Mediaset mantiene esa primera posición desde julio, aunque con diferencias mínimas.

La casa de los retos es el estandarte de la producción propia del canal, compuesto por series como Hora de aventuras, El asombroso mundo de Gumball y Doraemon. De acuerdo a la propia Telecinco, el espacio fue su programa infantil más visto por los niños en 2021, amén del mayor éxito de Boing, con una media del 19,2% de share entre los espectadores de 4 a 12 años. Precisamente este pasado septiembre se estrenaba la cuarta temporada del formato, producido por Warner Bros. Discovery en colaboración con Lyo Media y presentado por David Moreno. En opinión de este último, este concurso tiene por desafío particular “unir a las familias para que vean juntas la televisión y vuelvan a disfrutar con los juegos de siempre”, pero prestando atención a “la diversidad, los buenos hábitos y la educación en valores”.

La casa de los retos ha sido el último de los ejemplos de producción propia de Boing, en cuyo bagaje hallamos formatos similares: ahí están concursos como La isla del héroe, Desafío Ben 10 o Juegos en familia. Todos ellos concursos que implican la participación familiar y que, en ocasiones, han aprovechado las marcas de más éxito en el canal. Pero, ¿qué pasa con la ficción?

Más allá de las tiras animadas dirigidas a diferentes edades, las series también constituyen una vía de impacto en los jóvenes. Ahora bien, los ejemplos destacables de títulos patrios especialmente pensados en estos es escaso, con excepciones como Cambio de clase, adaptación española de la italiana Quelli dell'intervallo, que sigue siendo objeto de reposiciones en Disney Channel.

'Argonautas', la primera serie española de Clan

En este sentido, resalta la puesta en marcha de Argonautas, la primera serie española de imagen real de Clan, que viene a cubrir ese hueco básico. Destinada a un público de entre 8 y 12 años, la ambición del proyecto se demuestra en la producción, donde figura Portocabo (Hierro, Rapa), que emprendió el rodaje durante este último verano.

Con ecos a El club de los cinco y Los Goonies, tal y como destacaba RTVE en sus comunicaciones oficiales, la serie se centra en una pandilla de cinco amigos que vivirá un verano diferente, al verse envueltos en una gran aventura con la que descubrirán el valor de la amistad y superando barreras de todo tipo. Aliyah Fidalgo, Sarela Montes, Brais Sixto, Claudia Pujaldes, Juan Rodríguez, Lúa Varela o Xoel Río son algunos de los niños y niñas integrantes del elenco, que quiere representar una “pandilla diversa, bien por su estrato social, por su cultura, por la superación de barreras o por su género”.

Durante la presentación del rodaje en Galicia, Yago Fandiño, director de Contenidos Infantiles de RTVE y de Clan, ya dejó claro que esta debía ser una línea de trabajo clave para RTVE como televisión pública: historias originales, rodadas en España; series que aportan un punto de vista fresco y representan valores propios de una televisión pública. Todo ello, además, abriendo el abanico a producciones que rompan con la descentralización y se ubiquen en diferentes regiones.

Aun cediendo el liderato específico, Clan ha dedicado esfuerzos en los últimos años a potenciar sus contenidos y demostrar una preocupación concreta por el target al que se dirige. Un esfuerzo que es también continental, y que tuvo un momento clave durante los meses críticos de emergencia sanitaria internacional a causa de la pandemia de la Covid-19.

Los desafíos y polémicas de hacer TV para niños

El cierre de los centros educativos, como parte de la paralización social, motivó el lanzamiento de Aprendemos en casa, un bloque de contenidos realizados en conjunción entre el Ministerio de Educación y Formación Profesional y el área de Infantiles de RTVE, para facilitar la educación desde la televisión pública durante el tiempo que duren las medidas de aislamiento. Tras pasar ese curso, no sin enfrentarse a polémicas y a las sempiternas acusaciones de utilización política de estos espacios, Clan reformuló el concepto como Aprendemos en Clan, que continúa en nuestros días. Asimismo, han emprendido campañas para divulgar sobre la importancia de la vacunación, así como hicieron en otros momentos para fomentar la lectura.

Para Fandiño, una de las claves de una programación infantil al día con las necesidades e intereses de los jóvenes pasa por “el refuerzo de la coproducción europea”, según declaró a Audiovisual 451 en el último trimestre de 2020. Las dos principales vías de trabajo son “los contenidos educativos y los contenidos en torno a las emociones”, detalló, aunque también vaticinó “años muy difíciles” para la producción debido a la competencia que tienen que ofrecer las OTTs al trabajar con presupuestos mayores y con alcance global.

Lo cierto es que el peso de las plataformas a la hora de dispensar contenidos infantiles es evidente, si contamos con las nuevas formas de consumo. Para ejemplo, la recuperación por parte de Netflix de Los Telettubies, con un relanzamiento de la marca original de BBC (de nuevo, una TV pública) estrenado el 14 de noviembre.

Un relanzamiento que ha venido acompañado de una polémica que también es signo de los nuevos tiempos: si a finales de los noventa causaba malestar entre sectores conservadores la aparente sexualidad de Tinky Winky, ahora es el cambio de cara del bebé sol (mejor dicho, de doble cara), que en el reboot cuenta con los rasgos de una niña de rasgos asiáticos y de un crío negro. Una preocupación para ciertos adultos que a los niños no debe importarles.

La preocupación principal de los contenidos dedicados a la infancia está en responder ante lo que necesitan. De ahí a una aprobación normativa que ha entrado en vigor solo días antes de la celebración de esta efemérides: la del nuevo código deontológico sobre la publicidad no sexista de juguetes, que pretende que los spots dirigidos a los más pequeños sean “más igualitarios, veraces y constructivos”.

“Los anuncios tratarán también de utilizar el lenguaje inclusivo y presentar modelos positivos a seguir para estimular un consumo saludable, responsable y sostenible” se explicaba desde Moncloa sobre esta normativa, aprobada por Ministerio de Consumo, la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) y Autocontrol, y compuesta por 64 puntos. Todo a fin de proteger a la infancia con las Navidades a la vuelta de la esquina, una de las épocas en las que más le interesa a la televisión prestarles atención. Que sea, pues, en sentido amplio.