Entrevista

“En 'El Cid' nos hemos permitido muchas licencias, como también se las permitió el Cantar de mio Cid”

'El Cid' de Amazon Prime Video

Marcos Méndez

Amazon Prime Video revoluciona desde este viernes 18 de diciembre su apuesta por la producción española con el estreno de El Cid, la serie protagonizada por Jaime Lorente (en su gran apuesta tras La casa de papel y Élite) y concebida como una superproducción para contar la leyenda de Rodrigo Díaz de Vivar.

En esta primera temporada, de cinco capítulos de una hora de duración, se reflejará el nacimiento de su mito. La segunda temporada ya tiene muy avanzada su producción, y de hecho Amazon Prime Video, en la rueda de presentación del proyecto hace un año, ya reconoció que iba a desarrollarse junto a la primera, aunque ahora prefiere omitir esta información. El caso es que habrá, al menos, una segunda temporada de El Cid. Y que pueden ser más, a tenor de los planes de su creador y productor ejecutivo.

Con él, con José Velasco, hablamos para conocer más detalladamente cómo ha sido el proceso creativo de la historia sobre uno de los grandes mitos de la historia guerrera de España. Cómo han enfocado el personaje, el “trabajo increíble” que ha realizado Jaime Lorente para darle vida, o el “descubrimiento” de actrices como Alicia Sanz y Lucía Guerrero. También responde a las críticas por la espada de El Cid, a la que algunos acusan de ser la de Carlomagno, e incluso explica por qué cree que esta obra no debe ser politizada: “El pobre Cid ha cambiado de armadura cuando no tiene ideología”.

Aprovechando su extensísima carrera profesional, traducida en 40 años como fundador de algunas de las productoras más reconocibles de España e impulsando formatos hasta el momento no vistos en nuestro país como Gran Hermano, también le pedimos una valoración sobre el esnobismo que parece inundar la televisión, incluso desde el mundo del periodismo: “Hay que intentar no mirar a los géneros que ven millones de personas como géneros menores. Porque a veces son más difíciles de hacer que los que se supone que son los géneros de la 'élite', entre comillas”.

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¿Sería incorrecto definir a 'El Cid' como un “biopic de acción”?

Soy poco partidario de los términos anglos, pero es verdad que biopic está muy estandarizado. Y también es verdad que es un biopic de acción, pero porque el personaje es eso. Tienes una serie de aventuras porque la vida de El Cid es una aventura. En el fondo, viene muy ligado al personaje. Hay mucha acción porque en su vida fue, nunca mejor dicho, un hombre de acción.

¿Es importante incidir en que la serie cuenta el nacimiento de su leyenda, y no su leyenda?

Sí, es interesante porque en principio la idea es que haya más temporadas, y esperamos que haya muchas más. Aunque sea una perogrullada, nos parece importante empezar las historias por el principio, y se conoce muy poco de la época de El Cid previa al Cantar del mio Cid, que lo que hace es ensalzar generar un héroe a partir de un período de su vida que coincide con el destierro. Pero toda la parte anterior, que está documentada y se conocen muchas cosas históricas, la verdad es que es una parte más nebulosa donde casi no se conoce de dónde viene el personaje. Por eso nos parecía muy interesante narrar de dónde viene cada personaje, no sólo el protagonista. También es verdad que es lo que más campo te deja a la invención, porque hay cosas documentadas más adelante, pero los años iniciales de El Cid están relativamente menos documentados.

Supone un cambio de registro para Jaime Lorente que sorprenderá tras saltar a la fama mundial en 'La casa de papel'. ¿Qué diría sobre su protagonista?

Es un Cid formidable porque es muy difícil hacer un personaje de acción tan complejo. Jaime se ha dejado la piel, ha hecho un trabajo extraordinario para interpretar a un hombre de acción como El Cid. Es un Cid distinto del que se puede tener en la cabeza, porque para nosotros es un chaval de un pueblo de Burgos, de una clase social que ahora podría ser media-baja, que se va a la gran capital que es León, el Nueva York de la época. Ahí tiene que triunfar, salir adelante y sobrevivir en un mundo muy superior a él en todos los sentidos con la complejidad de las relaciones de la Corte, las envidias, las corrupciones... Y sale adelante a base de su coraje, su energía, su lealtad y sus principios, pero a la vez con muchos claroscuros en su vida, que irá teniendo en temporadas posteriores. Lo que ha hecho Jaime es un milagro, ha sido capaz de rodar algunos días durante 12 y 16 horas, con 3 horas de viaje... impresionante, ha hecho un trabajo increíble.

Imaginamos que el tipo de rodaje también lo hacía más duro, porque la serie cuenta con muchos exteriores.

Un 70% de la serie está rodado en exteriores. No quiere decir que haya un 70% de metraje, porque en interiores se rueda más tiempo, pero un 70% de los días de rodaje ha sido en exteriores. Y todo eso pasa factura fundamentalmente al actor, que está en medio de la nada a cinco grados bajo cero, y tiene que hacer durante un minuto un personaje de una manera determinada, y al minuto siguiente tirarse por un barranco, montar a caballo... Todo eso es muy difícil, muy duro, y Jaime ha hecho un trabajo excepcional. Es un actor joven que estoy seguro que va a crecer en los próximos años de una manera espectacular.

El elenco es amplio y destacan muchos actores y actrices. ¿Es algo que permite combinar la acción asociada a 'El Cid' con los juegos de traiciones e intrigas palaciegos?

Esto es una ficción y hemos recreado muchas cosas que no sabemos ni siquiera si pasaron, y otras nos las hemos inventado directamente. Pero sí hemos querido tener mucha fidelidad a la situación histórica. A cómo era Castilla en aquél momento, cómo se relacionaba con los reinos de Taifas, con los otros reinos de alrededor, cómo era León, qué pasaba, cuáles eran las relaciones... Hemos utilizado mil detalles. Era muy importante que esta serie no fuera “una de mamporros” de presupuesto más o menos generoso, sino contar una historia.

Y en eso, todos los actores han hecho un trabajo formidable. Por ejemplo hay dos para mí descubrimientos como son Alicia Sanz [la Infanta Urraca] y Lucía Guerrero [Jimena], que creo que van a ser dos de las actrices jóvenes hispanas, y digo hispanas porque van a ser internacionales, más importantes de los próximos años. Y fueron apuestas del equipo, había grandes nombres, maravillosas actrices con mucho nombre, e hicimos la apuesta personal por ellas. Y nos han dado unas satisfacciones impresionantes. Pero realmente todos han hecho un trabajo increíble. Estamos muy contentos porque hemos escrito unos personajes que ellos los han hecho reales, y son maravillosos. Se han apropiado del personaje, han entendido qué es lo que tenían que representar, y lo han hecho con una profesionalidad y una solvencia que de verdad, y llevo muchos años en esto, pocas veces he visto un trabajo tan bien hecho de encarnar un personaje y sacarles las aristas, sus facetas, y darle con una frase o una mirada muchos matices. Uno de los grandes éxitos de la serie es que es de personajes y de acción, y son dos elementos que no suelen estar bien combinados con mucha frecuencia.

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Hablaba de esa fidelidad histórica, y sin ser estrenada ni poder verse ya hay quejas por fallos. ¿Qué pasa con esa famosa espada de El Cid, que dicen que en realidad es la de Carlomagno?

Las críticas por la espada demuestran un desconocimiento enorme de todo el tema de las espadas de esa época. Porque se heredaban de padres a hijos, de generación en generación. Se sabe muy poco, pero lo primero es que ni la Tizona ni la Colada están en esta temporada, aún suponiendo que hubieran existido cosa que se duda, porque las referencias históricas del Cantar aparecen en momentos muy posteriores. La Tizona es una espada de Granada que se piensa que estaba forjada en el siglo XI. En toda esta temporada, con la edad que tiene El Cid, no aparecen ninguna de las espadas conocidas porque no las tuvo hasta mucho después, ya cerca de los 40 años. Así que lo primero es que es absurdo hablar de esas espadas, porque todavía no existían.

Lo segundo es la espada que utilizamos, que efectivamente se parece a una de las de Carlomagno. Pero la famosa Joyosa no era así, y la que tenemos nosotros es una inspirada, pero de 200 años después. En resumen, las espadas duraban cientos de años, era un bien preciado y caro que una familia no podía permitirse, y pasaban de generación en generación. Lo que quisimos es tener una espada que encaje con la época, y la nuestra encaja perfectamente con las del siglo X-XI, porque la de El Cid él la heredó de su padre, y encaja con que tuviera una o dos generaciones. ¿Tiene sentido que se parezca a una de las espadas de Carlomagno? Tiene todo el sentido el mundo, porque lo que pasaba entonces es que había espadas “best seller”, famosas, de las que se hacían más y se usaban como referencia y modelo. Y Carlomagno había sido el primero en venir a España, dos siglos antes, a combatir a los árabes. Por eso nos pareció que encajaba usar ese modelo, porque es coherente con las espadas del siglo X-XI. Pero no es la Joyosa de Carlomagno.

Para calmar a los críticos aún sin ver la serie: ¿La base histórica, entonces, está más que documentada y trabajada?

Respetamos mucho la historia. Lo que sí hemos intentado hacer, aunque esto no es un documental sino una ficción y nos hemos tenido que inventar muchas cosas, es ser muy específicos con cómo era la historia y qué pasaba. Hay una cantidad de anécdotas reales de alucinar. Por ejemplo la relación que tuvieron el Rey Fernando y Sancha, que era “La Bella”; las supuestas relaciones incestuosas entre el Rey Alfonso y su hermana Urraca, que hay canciones de la época que lo dicen, y nosotros no nos hemos metido en ese jardín. También el lanzazo en el ojo al Rey Ramiro, está estrictamente descrito en una crónica, que dice que un africano llamado Sádaba mató de un lanzazo en el ojo al Rey. Hasta cómo atacaban.

La realidad es que nos hemos permitido muchas licencias, sin duda, porque esto es una ficción. También se las permitió, y lo digo sin ningún rubor, El mio Cid, que cuando lo contrastas con hechos reales hay muchas cosas que no pasaron, como la jura de Santa Gadea por ejemplo. Pero es que en la ficción contamos historias. Lo que aspiramos es a recrear de una manera moderna y distinta, que le llegue igual a la gente que le llegó en su día el poema, las aventuras de este personaje. Eso sí, contando cosas que no se habían contado antes. Ese Cid obnubilado con el mundo árabe, al que admira y junto al que peleó la mitad de su vida porque formaban parte de su ejército personal, el ser uno de los pocos que utilizaba el astrolabio en las estrategias de ataque... todas esas cosas, que aparecen como pinceladas y detalles en la serie, están basadas en documentación real. Y nunca se habían contado.

¿Teme una posible politización, al ser un personaje histórico que apela a otra época de España, y viendo que sigue habiendo “dos Españas”?

Lo bueno que creo que pasa con El Cid es que es de cuando no había ni una España [ríe]. En esta serie todavía estaban por forjarla. A mí lo que me hace gracia de esta historia es que El Cid ha sido consecutivamente, incluso antes de la Guerra Civil en la República, un icono de la izquierda. Para luego apropiárselo Franco como un icono de la derecha. El pobre Cid ha cambiado de armadura cuando no tiene ideología.

Nuestro Cid es muy moderno. Primero porque cuestiona y se enfrenta a la autoridad real, que viene de Dios y lo ponía la Iglesia. Y él cuestiona “qué hacemos aquí haciendo esto”. Y no sólo fue así, sino que de facto él después de perdonarle Alfonso VI, él no volvió. Se fue, montó su propio Ejército, no llegó a ser Rey prácticamente porque no quiso, porque tuvo la posibilidad de haber sido Rey de Valencia, pero la realidad es que este hombre fue un poco revolucionario para aquella época. Su relación con Jimena, con la que estuvo casado 35 años; su relación con el mundo árabe, que admiraba y con los que trabajó y peleó por ellos, incluso leía historias de guerreros árabes y cuando tomó Valencia más de la mitad eran árabes y gobernaba para las dos culturas sin problemas. El Cid fue un tipo de su época, en la que España no era lo que es ahora sino que estaba por conformar, y en la que evidentemente las ideologías eran muy pragmáticas: sobrevivir, fundamentalmente. Y aún así, hay que reconocerle por ejemplo que peleó en favor del Islam vamos a llamarle “moderno”, el científico, inventor y comerciante; y contra los almorávides, que podría ser el Islam más extremo y equivalente al fundamentalismo actual. Si no llega a ser por él, podrían haber llegado bastante arriba, y no sé si hasta Europa otra vez.

Una reflexión sobre el esnobismo en torno a la TV

Tiene experiencia en contenidos de entretenimiento ('Inocente Inocente'), ficción diaria ('El Súper'), ficción de prime time ('Querido Maestro'), y realities ('Gran Hermano'). Por acudir a los extremos, ¿ve importante la experiencia en 'GH' para hacer 'El Cid'? Lo decimos porque desde muchos sectores existe un esnobismo que sólo valora la pequeña pantalla por series como pueden ser 'El Cid', pero la trata con desdén y superioridad si hablamos por ejemplo de realities o programas de entretenimiento.

Aunque suene a tópico, me encanta que me hagas esta pregunta [ríe]. Llevo toda la vida en este negocio, y he hecho de todo. Fundé Globomedia, después Zeppelin, después Zebra, luego nos fusionamos con el grupo Vocento, también Diagonal, tenemos ahora dos empresas en Inglaterra... Y yo creo que la televisión es entretener. Y entretener es una palabra muy amplia. Efectivamente, ahora hay un esnobismo de lo intelectualmente deseable. Pero al final, debes ser capaz de que alguien se lo pase bien el tiempo que te dedique su atención. Como decía Robbie Williams, en una frase que me parece genial: “Si Dios existe y está mirando, vamos a entretenerle”.

Nos ha tocado revolucionar muchas cosas en este sector. Fuimos el primer país de Europa en hacer un reality después de Holanda, hicimos 'Inocente' que en su día fue complicado al ser el primer programa de cámara oculta cuando era impensable hacer bromas a famosos, hicimos la primera serie diaria en España, muchísimo entretenimiento en directo, debates, cadenas autonómicas... En el mundo de la tele lo más maravilloso es entretener. Y no sólo no se nos caen los anillos por eso, sino que me parece que el reto intelectual de entretener a la gente con presupuestos bajos, es mucho más difícil que hacerlo con varios millones de euros. Eso es creatividad. Humildemente, creo que muchos de los productores que estamos en este país y que llevamos muchos años, somos creadores. Tenemos una idea, que tiene que funcionar, y tenemos que ejecutarla tras miles de procesos y decisiones creativas que hay que tomar.

Por todo eso a mí me parece un error esa mirada displicente hacia lo que llaman “géneros menores”, como una serie diaria que es muy difícil y exige una creatividad exprés y una capacidad de organización impresionante. ¿Hacer una serie como 'El Cid' es difícil? Claro que lo es. Pero he producido películas, series, obras de teatro, de todo; y lo que no me parece bien es cuando alguien cree que porque sólo ha hecho una cosa que algunos pocos le dicen que es especial y que ha creado algo distinto, desprecia a un género en el que millones de personas ponen su atención y su tiempo. Creo que tenemos la obligación de entretener, y hemos de hacerlo con el dinero que tenemos y la mayor creatividad posible. Y yo me he encontrado gente mucho más creativa muchas veces en géneros menores que en los supuestamente más sofisticados.

¿Y por qué cree que muchos tienen esa visión de superioridad contra la televisión, también o sobre todo desde periodistas que cubren información que ellos consideran más seria o importante?

Llevo 40 años en este negocio, y en el periodismo creo que pasa exactamente lo mismo. No es más importante la persona que escribe un libro que la persona que escribe un artículo. Ni muchísimo menos. Hay que escribir un artículo con el mismo empeño y la misma creatividad. Nosotros hacemos una creatividad de equipo, y cada persona toma decisiones creativas, en el caso de 'El Cid' entre las casi 300 personas del equipo. Lo que hay que hacer es orquestar ese proceso. Y en la prensa creo que es lo mismo, y hay que intentar no mirar a los géneros que ven millones de personas como géneros menores. Porque a veces, son más difíciles de hacer que los que se supone que son los géneros de la “élite”, entre comillas.

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