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'El Intermedio' intentó reconciliar a la Falange con el Movimiento Católico Español para homenajear a Franco

Pablo Ibarburu en 'El Intermedio'

Redacción

Pablo Ibarburu trató de ejercer de mediador entre el Movimiento Católico Español y la Falange este jueves en El Intermedio. “Se han peleado”, explicó. Ambos grupos están enfrentados por el lugar de celebración del 20N, aniversario de la muerte de Francisco Franco. “Se ha roto el amor de tanto usarlo”, anticipó. Siendo el segundo el que tradicionalmente ocupa la Plaza de Oriente para la conmemoración, el primero se ha anticipado “y pillado el sitio antes”. “Son patriotas nostálgicos, pero se comportan un poco como guiris en la playa”, bromeó el cómico. “Al final España no se va a romper ni por Catalunya ni por Euskadi”, apuntó, “sino por la extrema derecha”.

Los falangistas, “que normalmente son de carácter bonachón”, describió Ibarburu, realizaron un comunicado acusando a sus oponentes de “convertir en repugnantes las cosas bellas que toca”. Ellos, por su parte, respondieron: “No hay nada más patético y reaccionario que esos modales decimonónicos de 'primadona' despechada”.

“¿Por qué os peleáis?”, quiso saber el colaborador de El Intermedio, “¿no os dais cuenta de que los dos sois reaccionarios? ¿No veis que el Franquismo es amor?”. Acto seguido, llamó por teléfono a ambos grupos, para intentar “lograr la reconciliación”. La primera conversación fue con el Movimiento Católico Español, que definió los problemas con la Falange como “pequeñas querellas de familia”.

“El año pasado, ellos unilateralmente, decidieron hacerlo solos”, le revelaron, “con sus propios oradores y a su manera. Con mutilaciones del ritual que siempre ha tenido la Plaza de Oriente”. Costumbres que tenían que ver con las banderas y la música del evento. “Si quitas eso es una merendola, se convierte en nada”, le dio la razón Ibarburu. Aun así, su interlocutor se mostró abierto a que en el futuro se reconcilien. “Saben perfectamente que somos camaradas. Es lo que debe ser, lo que queremos”, expuso, tras compartir que no cree que vaya a haber problemas en el acto, más allá de que “suelen aparecer las Femen y cosas así, algo provocador”.

“No tenemos nada que ver con ellos”

La siguiente llamada fue para la Falange. “Era un acto falangista, ellos quieren poner el Oriamendi, claro, que ellos son del Movimiento”, distinguió. El grupo se mostró menos conforme, y auguró que “no creen” que vayan a solucionar el desencuentro: “Ellos que vayan a su historia y nosotros a la nuestra. No tenemos nada que ver con ellos”.

Sobre los motivos por los que se habían quejado sus contrarios, insistió en la base de que “nosotros no somos franquistas y ellos están siempre con la Guerra Civil, el Movimiento y con Franco, nosotros nos desmarcamos de todo eso. Falange no es franquista”. Así, el cómico concluyó ante la audiencia que efectivamente, entre los dos grupos “todo estaba roto”. “Y eso que habían conseguido montar algo que les gusta mucho a los dos: un pollo”, añadió. “Es una pena”, concluyó, “pero la España que dejó Franco ya no es una, grande y libre. Son dos pequeñas y muy enfurruñadas”.

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