Entrevista

Buenafuente, y cómo hacer humor en tiempos de coronavirus: “Hemos cambiado la partitura”

Buenafuente en 'Late Motiv' y 'Desde casa'

Marcos Méndez

Cada noche aporta un rato de evasión y diversión a los mandos de Late Motiv en un momento tan complicado como este por la cuarantena del coronavirus. Pero cuando no está frente a la cámara, aunque sea la de su casa, Andreu Buenafuente reconoce que lleva la situación como cualquier otro, y muestra su preocupación.

Hablamos con el presentador de Movistar+ para saber cómo ha cambiado el día a día de los que hacen la televisión, y pese al orgullo por estar sacando adelante un enorme trabajo gracias al esfuerzo de su equipo, nos confiesa que como productor está preocupado por el después de: “Estamos pensando en que saldremos, pero no será como si tal cosa”.

¿Cómo estás llevando el encierro a nivel personal, que a veces parece que los que hacéis reír no tenéis días malos?

Eso la gente ya sabe que no es verdad [ríe]. Lo llevo como cualquier hijo de vecino, con estos vaivenes a los que todos estamos sometidos. De repente un día estás la mar de bien, y otro esto no tiene ningún sentido. Intentando compensarlo con la familia y con el trabajo, pero todo se descompensa en algún momento. Así que llevándolo.

La televisión generalista se volcó con la información, y luego volvió a darse cuenta de que hacía falta entretener. ¿Cómo valoras la reacción de las cadenas?

Ya hace mucho tiempo que no hablo de la televisión en general. Porque no tengo suficiente información, y me parece que no puedo valorar a los demás. Tengo opiniones personales que a lo mejor no son demasiado buenas. Así que he decidido que no soy nadie para opinar de cómo hacen esto o lo otro. Ya tengo bastante con explicarme a mí mismo... [ríe].

¿Es un buen momento para el entretenimiento, pero complicado para hacer humor?

El humor siempre ha estado sometido a todas las tensiones posibles, el pobre. Siempre le ponemos de todo. Cuando estamos muy jodidos no es el momento; pero luego te dicen que menos mal porque se evadían. No lo sé, el humor es tan poderoso, o la capacidad de evadirse sonriendo es tan poderosa, que nosotros seguimos ahí. Evidentemente, como venimos contando, al menos por mi parte, cambiando un poco el tono. Nos parece que es de sentido común.

Se ha quitado una cierta impostura de la comedia, una condición que teníamos antes de: “hombre, sale el chistoso, vamos adelante con todo”. Pues no. El chistoso también está en este mundo, sabe que hay gente muy jodida, y que está la sensibilidad a flor de piel. Entonces cambia su voz, su tono. Y en eso andamos. Por nuestra parte, me parece ver que hemos cambiado un poco la partitura, aún siendo los mismos de siempre.

¿Ahora mismo es mejor entonces optar por otros focos y permitir la evasión, que bromear sobre el coronavirus?

Sí, como digo es cuestión de sentido común. Cuando se abrió el debate de los límites del humor había que criticarlo, y ahora todo el mundo lo aplica. Cada uno tiene su fórmula, un poquito de información, de costumbrismo, de intimidad... cada uno es de su padre y de su madre, pero sí que me parece que lo que toca ahora es quitar hierro sin quitar gravedad a la situación general. Es que si no serías un cretino, si dijeras “no está pasando nada, vamos a reírnos”, dirían que este tío no está en este mundo. En su lugar, vamos a buscarle las costuras un poco, porque también nos parece que la gente nos dice: por favor, contarnos algo, divertirnos un poco.

¿Cómo lo enfocasteis en 'Late Motiv', cómo decidisteis cambiar el tono?

Esta es una enésima demostración de la potencia de los equipos. Que es algo muy socorrido, pero no me cansaré nunca de reivindicarlo, y aquí se ve muy claro. Porque el día que ya entran las normativas nuevas del no tener público en plató y el quedarse en casa, todo nuestro mundo se vuelve del revés. Reaccionamos muy bien gracias al equipo, en 48 horas nos subimos al carro del streaming por Internet y decidimos no esperar ni una semana, salir ya con una versión desde casa. Hay un gran trabajo de mucha gente.

Además, toda esa gente ya está por fin en casa también. Lo hemos conseguido al cabo de unos días, que nadie tenga que pisar la tele. Y es muy importante porque es lo que nos pedían y nos pedimos todos: vamos a quedarnos en casa. Nosotros creíamos que el plató sin público no tiene sentido, y lo sigo pensando porque es un escenario desnaturalizado. Así que nos fuimos a casa, y como teníamos algo que contar desde casa, un proyecto adaptado para hacerlo, lo hicimos. Nos planteamos eso, y lo aplicamos.

¿Ha sido difícil, complicado técnicamente?

Hay que decir que Movistar estuvo al lado y apoyando. Una compañía de telecomunicaciones siempre puede tener temores, dudas... el rumbo de un gran barco es complicado. Y sin embargo nos animaron a seguir adelante. Me sentí muy apoyado dentro de la gravedad y la improvisación del momento.

Obviamente, vuestras mecánicas de trabajo han cambiado. ¿Cómo os organizáis?

A nosotros esta crisis nos sale a devolver [ríe]. Estamos trabajando más que nunca, y eso que los equipos de programas diarios de televisión ya son muy sufridos, son gente que entra a las diez de la mañana y sale a las diez de la noche. Pero ahora todo esto nos ha metido en una olla a presión de trabajo y rutinas que hace que empecemos a las 10:30 de la mañana con reuniones por internet, buscar invitados... La preproducción es más costosa, buscar si fulanito tiene una buena línea, dónde está, si puede entrar...

Debo confesar una cosa totalmente sincera. El otro día vi el programa y al acabar pensé: pero qué currazo, por Dios. Como si yo no lo hubiera hecho. Ya no entro en que sea más o menos bueno, pero una cantidad de vídeos, de encargos, de conexiones... que dije: estamos locos. Eso lleva una factura, y la trabajamos mucho. Nos hemos quedado unos 25 aproximadamente, todos desde casa.

¿Sientes ese esfuerzo recompensado?

A mí me gustaría destacar el esfuerzo que estamos haciendo en España con esto. Me ha sorprendido un poco que los late shows americanos no han jugado esa carta. Siempre tienen tantos medios y tanta ambición, que me ha sorprendido que no montaran algo más acorde a la necesidad social que hay de evasión. Obviamente tienen sus explicaciones, porque son shows basados en invitados y en monólogo que no juegan este punto más de magazine que podemos tener nosotros aquí. Por eso en esto hay que sacar un poquito el orgullo. Y la factura es dura, aunque no quiero ir de víctima porque hay colectivos que están en primera línea de peligro y trabajando, pero los de la tele ahora estamos como más apretados, hay mucho más trabajo. Acaba la jornada y yo estoy peor que si hubiera hecho un programa de plató.

¿Ahora además de buscar invitados, se suma el ver si tienen buena conexión?

Sí, y por suerte contamos con el apoyo de Movistar, que nos ha proporcionado digamos como una plataforma de streaming. Pero hoy en día todo es bastante más fácil de lo que parece. Con un ordenador la gente está teletrabajando, y nosotros mandamos una invitación y ya estás en videoconferencia. Es verdad que no tiene los estándares de calidad que quisiéramos, pero también esto se ha relativizado. Todos, en general, hemos pensado que no prima tanto la calidad, sino la intención y el contenido.

Aprovecho para agradecer mucho a los invitados que quieren participar. Otros no quieren, y también hay que respetarlos. Pero a los que quieren, que son los que nos están ayudando a tirar de esto hacia adelante, hay que agradecérselo. Es gente de la que no sabemos su realidad, si tienen un pariente que está mal, o alguien cercano aislado. Está siendo muy emocionante la generosidad, que yo ya conocía y disfrutaba, de los invitados.

Íbais a parar en Semana Santa, como 'La Resistencia', pero al final os quedáis. ¿Lo veis casi como un servicio público de entretenimiento y diversión?

En realidad la Semana Santa ha desaparecido. Esto es un continuo espacio-tiempo que no tiene ningún sentido irse de vacaciones. ¿Dónde te vas, a tu comedor? [ríe]. Como no tenía sentido nos quedamos, y es más, el jueves si todo va bien vamos a hacer un programa especial en el que nos gustaría que entrasen todos los amigos y colaboradores, hacer una megatertulia. Me parece que es lo que tocaba, tampoco tiene un mérito especial. Todo el mundo está trabajando mucho, y de vacaciones nadie habla.

“Tragedia+tiempo=comedia”, dice la fórmula. ¿Podremos reírnos de todo esto dentro de un tiempo?

Sólo diré una cosa: ojalá. Porque ahora mismo proyectar el tiempo para encontrar esa fórmula, me parece una heroicidad. Yo estoy preocupado con las secuelas de todo esto, no es sólo un encierro preventivo y ya está, es un batacazo a los hábitos y a todo. Por ejemplo me preocupa cómo nos reincorporaremos a la normalidad, cuándo irá el público a los eventos. ¿En mayo, o lo dejamos para junio, o vamos a pasar todo el verano?

Esto afecta a los programas de plató. Se habla del colectivo de los músicos, porque no habrá conciertos, pero es que a lo mejor no puede haber programas de plató. Estamos pensando en que saldremos, pero no será como si tal cosa. Será con muchas prevenciones y protocolos, y yo que tengo un defecto que es estar como cuatro pueblos delante, como productor, esta es la parte que me preocupa. Al final, prefiero ir día a día, y ya cuando sea decidiremos. Esto es mucho más impactante incluso de lo que ya estamos sufriendo.

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