Entrevista
Unax Ugalde, de 2045 en 'La Valla' a 1978 en 'Amar': “Es como 'Regreso al futuro'”

Unax Ugalde en 'La Valla' y en 'Amar'

Marcos Méndez

Los tiempos de producción y emisión de las series a veces generan curiosidades como poder ver a un actor en una serie futurista ambientada en una España distópica del año 2045, y seis días después en una serie que traslada a la España del año 1978.

Entrevistamos al actor Unax Ugalde, que después del estreno el jueves pasado de La Valla en abierto en Antena 3, con éxito como líder de la noche, este miércoles llega a Amar es para siempre en la nueva temporada de la serie diaria, un tipo de ficción que defiende por su dureza: “Es un acto de concentración y entrega bastante fuerte”.

Hablamos con el intérprete sobre el posible futuro de La Valla: “La situación actual en España y en el mundo es muy apropiada para esta serie y muchísimas tramas que pueden surgir”, y también de su llegada a Amar: “Entras con mucha responsabilidad, porque sabes que llegas en un tren a toda velocidad que ya lleva 15 años encima de una vía funcionando a la perfección”.

¿Cómo vas a llevar verte cada tarde en 1978 con 'Amar', y los jueves por la noche en el 2045 con 'La Valla'?

Pues fíjate, es como 'Regreso al futuro', de adelante para atrás todo el día. Estamos muy contentos con el estreno en abierto de La Valla, que funcionó muy bien y nos acompañaron más de 2 millones de personas a ese futuro distópico. Como la serie fue rodada en tiempos pre-Covid, la verdad es que ha habido mucha distancia con el segundo rodaje, el de Amar es para siempre, que lo empecé hace apenas mes y medio. Así que con mucho orgullo por formar parte de estos dos proyectos de Atresmedia, que aunque son muy diferentes me hacen muchísima ilusión los dos.

Cuando pasan este tipo de cosas por los tiempos de emisión de las series, ¿cómo os lo tomáis los actores?

En los tiempos que corren, es un momento muy complejo y muy complicado para todas las profesiones y trabajos. Y en nuestro mundo, en el campo de la interpretación, no es el mejor momento porque en las producciones hay bastante miedo de sacar todos los productos adelante por todas las restricciones que hay ahora. Estar trabajando en estos momentos en distintos proyectos es un regalo para un actor, por supuesto.

Aunque ya se podía ver en Atresplayer Premium, ¿qué feedback has tenido del estreno en abierto de 'La Valla'?

Los resultados han sido muy positivos, y nos ponen en un muy buen lugar. Por los comentarios que he recibido creo que la serie ha gustado, y para nosotros era un día importante. Fue el mejor estreno en un año de la cadena. A seguir trabajando, y viendo qué decisiones se toman de cara a una segunda temporada... o no.

Después de la emisión en abierto también llega a Netflix, donde este tipo de historias suelen gustar. ¿Puede ayudar a seguir adelante con 'La Valla'?

El deseo desde el primero hasta el último que hemos formado parte de este proyecto es seguir adelante. Creemos que tiene mucho potencial, y a parte la situación actual no sólo en España, sino en el mundo entero, es muy apropiada para esta serie y muchísimas tramas que pueden surgir. Estamos expectantes por ver cómo va funcionando, y supongo que tras emitirse dos o tres capítulos, alguien tomará decisiones. Tras el buen estreno en abierto, estamos esperanzados en que tengamos un futuro.

Y a partir de este miércoles, nueva temporada de 'Amar es para siempre' donde serás Gorka, un joven cura. ¿Es un gran cambio de registro?

Yo ya había hecho un cura. Por mi carrera ya había pasado un sacerdote, y de hecho por él me dieron la Espiga en el Festival Internacional de Valladolid, así que buen recuerdo. Fue en 'La buena nueva', una película que hice hace muchísimo tiempo, y en aquella película tuve el tiempo suficiente para prepararme un sacerdote. Él daba las misas en latín, en esta que nadie se preocupe que las misas no van a ser en latín, serán en castellano. Son dos personajes que a parte de compartir digamos “profesión”, creo que tienen un alma bastante parecida. Por eso es un personaje que me ha encantado volver a retomarlo en el tiempo.

En este caso, Gorka es un cura que llega a la Plaza de los Frutos y que el espectador irá descubriendo poco a poco. Lo que se sabe es que es un cura que ha pasado hace unos años por la cárcel concordataria de Zamora, una cárcel que poca gente conoce en este país pero que ha sido la única creada en el mundo entre Iglesia y Estado, donde estuvieron presos no sólo curas vascos que se opusieron al franquismo y denunciaron torturas, sino también otros curas madrileños, catalanes, gallegos que entre Iglesia y Estado pensaron que tenían que entrar en una cárcel especial.

Es un personaje muy interesante porque no se va a contar sólo eso. Va a tener un pasado relacionado con el personaje de Mayka de de Manuela Velasco, que se irá descubriendo poco a poco, y que dará que hablar dentro de la Plaza de los Frutos. Me parece muy interesante, de verdad.

Como actor, también cambia el tipo de registro: de una de plataforma y prime time, a una diaria. ¿Eso se nota?

Más que un cambio de registro, es un cambio de condiciones. El registro sigue siendo el interpretativo, pero en Amar es un cambio de producción. Es una serie diaria de la que se ruedan muchísimas páginas al día, los actores tenemos de tres a seis secuencias de cinco páginas al día, y eso es un ritmo diabólico. Exige mucha concentración y muchas horas de estudio, no sólo en plató sino también en casa. Es un acto para gladiadores dentro de la interpretación. Yo estoy muy contento, en un principio cuando empiezas a recibir guiones y más guiones piensas que no vas a ser capaz, pero con la ayuda de mis compañeros y consejos que me han dado de cómo abordar tanto trabajo a esta velocidad, la verdad es que ya me he hecho y lo llevo mejor.

¿Y crees que se valora como se debe ese trabajo de las series diarias, o que se las sigue considerando como “de segunda”?

Aguantar una serie diaria, no sólo a nivel actoral, sino de técnicos, directores, productores y sobre todo guión, porque son muchísimos guiones, es un ejercicio muy complejo de llevar adelante. Hablamos de más de 300 capítulos, una barbaridad. Creo que no está suficientemente valorado porque la serie diaria no es digamos un “oficio” que todo el mundo aguante. Es un acto de concentración y entrega bastante fuerte. Vamos, yo no duermo desde hace un mes y medio, por dejarlo claro [ríe].

¿Cuándo se llega a una ficción tan asentada se siente seguridad, o hasta un poco de miedo?

Entras con mucha responsabilidad, porque sabes que llegas en un tren a toda velocidad que ya lleva 15 años encima de una vía funcionando a la perfección. Es un reto entrar en una serie en la que los actores se conocen muchísimo, todo el mundo está hecho, y te metes en una maquinaria perfecta. Es un reto entrar, acomodarte, buscar tu sitio y a tu personaje, con ese ritmo tan vertiginoso. Pero también es un disfrute porque al final haces lo que te gusta, que es intentar interpretar, y cada día tienes un montón de escenas.

Tu llegada coincide con el adiós de 'Luimelia'. ¿Hay una especie de vacío en el equipo? ¿Te imaginas un spin-off de tu personaje?

[Ríe] No lo sé, no lo sé. Yo de momento me voy a concentrar en esta temporada de Amar es para siempre, que es en la que estamos. Y sobre #Luimelia, la verdad es que me ha parecido un fenómeno desconocido. Un spin-off que surgiera de una serie de tarde, ha sido un éxito absoluto y me alegro no sólo por la productora, sino por las actrices que haya funcionado tan bien y que hayan conectado tan bien con el espectadore. Es para felicitarlas. ¿Un spin-off de mi personaje? Veamos primero si gusta, y luego ya se verá [ríe].

Si 'La Valla' parece haber dictado el guión de la realidad actual, ¿cómo se ha adaptado a ella 'Amar es para siempre', los fans lo notarán?

Los que más lo notamos somos los que estamos ahí trabajando, porque las medidas de seguridad son muy altas, y a parte de la concentración y la velocidad y lo que comentaba antes, entran las medidas Covid. Por ejemplo, los actores siempre vamos con pantallas o mascarillas, y luego en set en el último momento nos las quitamos. Todo el equipo siempre va protegido con mascarillas, y las productoras son muy estrictas con eso.

Los actores llevamos nuestro propio maquillaje, la bolsita de maquillaje la llevamos todo el rato con nosotros. Intentamos que haya el mínimo contacto, cuando nos entregan los guiones nos los fotocopian y los cogemos directamente de la máquina... un montón de medidas para que no haya un contacto directo entre personas en el rodaje, dentro de la complicación que tiene eso, y eso en algún momento retrasa un poquito la maquinaria. Pero el espectador no lo va a ver. También es verdad que en La Valla teníamos un montón de figurantes con mascarilla, y no pasaba nada y todo cuadraba [ríe].

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