Exmiembros de Vox, en 'Salvados': “Es una secta, no se puede cuestionar ninguna idea”

Juan Jara, exvicepresidente primero de Vox, en 'Salvados'

Paula Hergar

“Yo me fui de Vox” se tituló la segunda entrega de la nueva temporada de Salvados. En ella, Gonzo entrevistó a cuatro exmiembros de Vox que han abandonado la formación liderada por Santiago Abascal por falta de democracia interna, según sus declaraciones.

Pero no solo eso, también coincidieron en hablar de la imposición de las listas, la opacidad en la financiación, la radicalización de los discursos y presiones para que ellos mismos defendieran postulados en los que no creían, de su parecido a “una secta” y a una “organización empresarial con forma de partido político, que ni ellos mismos comprarían”.

Tras la salida de Macarena Olona del partido y con Ortega Smith apartado de la secretaría general, el programa pone el foco en el momento agitado que vive un partido que ha llegado a ser la tercera fuerza política del país y ahora es noticia por las renuncias internas.

Juan Jara: “Son mentirosos, trileros, disimuladores...”

El que fuera exvicepresidente primero y portavoz nacional del partido explicó cómo las reuniones de dirección eran “escasas, no había actas, nada quedaba en el papel” porque “cuando hay papeles, un juez te los puede pedir”.

En las distancias cortas, ya que recordó haber compartido vacaciones con Smith y Abascal entre otros miembros, aseguró que “son agradables y educados, pero mi opinión personal no es muy buena. Sin personalizar son mentirosos, trileros, disimuladores... ”.

Preguntado por los ingresos de la formación: “No tengo ni idea de cómo han llegado las donaciones. Como no recibía dinero público, no tenía la obligación de mostrarlas”. Y señaló al líder: “Vox era un chiringuito de y para Abascal, que es mega pragmático y con pocas convicciones (...) Fue elegido sin ser votado, en una macrofiesta”.

Nuria Almagro: “La estrategia es tan simple como apelar a los instintos primarios”

La exconcejal en Águilas (Murcia) contó cómo le ofrecieron un cargo relevante en el futuro a cambio de ser “sumisa” y no cuestionar las decisiones de la dirección nacional.

Y es que ella misma definió a la formación como una “organización empresarial que ha tomado la forma de partido político. Han creado un producto, en este caso ideológico, pero que ni ellos mismos comprarían”.

Añadió que “la estrategia es tan simple como apelar a los instintos primarios, a falta de la razón, lo que cala son los instintos y apelar a los sentimentalismos. Hacen discursos negativos porque son los que generan odio, rédito electoral, para mantener a la gente entretenida, dispersa, distraída en el odio al vecino”.

En esa línea, habló sobre el aborto: “Vox tiene un posicionamiento radical, porque no tienen en cuenta la multitud de casos que hay. Si pudieran nos meterian a todas las mujeres en misa con la mantilla, pero a sus mujeres no se la pondrían”.

Luis Miguel Núñez: “Me dijeron que no volvería a trabajar en mi puta vida”

El expresidente provincial de Vox en Toledo explicó que cuando quisieron echarlo empezó a sufrir “acoso y derribo”: “Limitándome las comunicaciones, cortando teléfonos, cerrando puertas, y me llevaron a una reunión de urgencia donde te encierran en un despacho con un poli bueno y otro malo. Me dijeron que no volvería a trabajar en mi puta vida. Te llevan al límite con una estrategia militar”, lamentó.

Sobre la opacidad en la financiación, Núñez narró cómo le pidieron que ingresara a la dirección nacional del partido la asignación que les pasaba el ayuntamiento de Toledo tras ser elegidos concejales y cómo les obligaban a ingresar lo recaudado vendiendo 'merchandising' troceado y como donaciones.

Y zanjó: “Es una secta porque no se puede cuestionar ninguna idea, por la imposición de la ideología, las ideas son mantras, y el fin último es tener muchos afiliados, para lograr muchos donativos y que repercutan en los de siempre. Como una pirámide”.

Fernando Moya habló sobre los “neonazis” en el partido

El exportavoz de Vox en la provincia de Barcelona, enumeró sus razones para abandonar la formación, entre las que estuvieron que la dirección nacional metiera a miembros de la Plataforma X Cataluña, a la que calificó de “neonazi”: “Ellos tenían dinero y Vox necesitaba ese dinero en ese momento”.

En la dirección del partido en Barcelona recordó que le recomendaron “llevar un arma” porque la situación en Cataluña “se iba a complicar”.

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