En Cuatro

El crucero de 'First Dates' se estrenó con camarotes indiscretos, jacuzzis nudistas y primer cambio de vida

El crucero de 'First Dates' se estrenó con visitas a los camarotes, jacuzzis nudistas y primer cambio de vida

Paula Hergar

First Dates ha salido por primera vez de su restaurante y esta noche ha estrenado su especial “Crucero” en Cuatro.

Carlos Sobera y su equipo se han lanzado al mar para que varios solteros encuentren el amor en los diez programas especiales que durará esta aventura.

La primera entrega ha puesto sus cartas sobre la mesa y ha demostrado que, cuando el amor sale de la zona de confort aún puede seguir sorprendiendo.

Por fin muestran lo que ocurre después de las citas

Tres fueron las parejas que rompieron el hielo en esta primera entrega y tuvieron una cita. Dos de ellas no llegaron a nada y por motivos contrapuestos: unos tenían demasiada química y los otros no la encontraron por ningún lado.

En cambio, con Adriana y Jero saltaron chispas desde el primer momento. De hecho, él ya la tenía vista desde hacía tiempo y cuando se la encontró en la mesa no pudo más que halagarla.

Ella se encontró tan bien junto a él que no dudaron en ir al camarote, donde las cámaras del programa pudieron seguirlos y grabar cómo se besaban.

Minutos después, se desnudaban por completo y se metían en el jacuzzi. Al día siguiente, las cámaras también pudieron captar cómo la magia les seguía impregnando y ambos quisieron seguir navegando juntos hacia sus siguientes destinos.

“La vida nos ha cambiado por completo” confesaban ambos al finalizar la entrega y demostrando en un vídeo que seguían juntos.

Ingredientes “tróspidos” a bordo

De forma que esta nueva apuesta del dating permite que los espectadores acompañen a los protagonistas durante las horas siguientes a la cita: para ver sus primeros acercamientos, palabras bronitas y hasta planes juntos.

Pero las cámaras no solo graban el amor, también el desamor. Fue el caso de una de las parejas fallidas que, durante la cena parecía que podían llegar a más, pero en el camarote tuvieron un rifirrafe que les impidió entenderse y acabaron yendo cada uno por su lado.

Todo ello acompañado por ingredientes tróspidos que ponían algunos polizones del barco al explicar la jugada mientras tomaban el sol, otros miembros de la tripulación que visitaban a Sobera y hasta algunos solteros con comentarios desternillantes.

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