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El fútbol y las series de ficción, una cuenta pendiente que 'Un juego de caballeros' no logra saldar

Fergie Suter, el protagonista de Un juego de caballeros

Pedro Zárate

Sin partidos que disfrutar ni goles que celebrar, los aficionados al fútbol se están agarrando a cualquier cosa para sobrellevar estas semanas sin competiciones oficiales. Desde jugar al FIFA hasta ver docuseries, pasando por los partidos clásicos que las cadenas están recordando estos días, cualquiera opción es buena para seguir conectados con el deporte rey. Incluso una serie de ficción.

El problema es que el fútbol y la ficción no casan bien. Al menos en televisión, donde solo la animada Oliver y Benji, con sus catapultas infernales y sus campos kilométricos, puede considerarse un verdadero éxito a nivel mundial. Pero ni ésta ni casi ninguna de las pocas que existen en acción real han sabido captar la verdadera esencia del deporte rey. Un juego de caballeros (The English Game) podía haberlo conseguido, pero la nueva serie de Netflix se ha quedado lejos de ello.

A través de seis episodios, el creador de Downton Abbey, Julian Fellowes, nos cuenta los orígenes del fútbol moderno en la Inglaterra del siglo XIX. Para ello se apoya en personajes reales de la época como Fergie Suter y Jimmy Love, dos jugadores escoceses que llegaron a Inglaterra en 1879 para jugar en el Darwen, un equipo de clase obrera que ese mismo año alcanzó los cuartos de la FA Cup, aun hoy el torneo más antiguo del mundo.

Love y Suter revolucionaron el fútbol inglés introduciendo el juego de toque y renunciando al estilo que se practicaba por aquel entonces, más rudimentario y de mayor contacto. Además, se convirtieron en los primeros jugadores profesionales de la historia porque ellos, al contrario que el resto de sus compañeros, cobraron una ficha por jugar a pesar de estar prohibido por la organización del torneo. Su llegada supuso, por tanto, un cambio de paradigma en el fútbol inglés. No solo de cara a su profesionalización, sino también en cuanto a su relevancia social, pues el fútbol pasó de ser un deporte de ricos a la afición principal de la clase trabajadora.

Con estos ingredientes, Un juego de caballeros lo tenía todo de cara para saldar una cuenta pendiente entre el fútbol y las series de televisión. Sin embargo, su caso recuerda al de otras producciones donde el fútbol, al final, acaba siendo lo de menos. Un juego de caballeros no es una mala serie, pero tampoco es una serie donde el fútbol termine de ser lo más importante. Al principio sí, pero a medida que van pasando los capítulos se va desviando hacia otros temas ajenos al balompié. Y eso es imperdonable si quieres conquistar al público futbolero, que al final lo que quiere ver es una buena historia sobre fútbol y no una buena historia sobre otra cosa. Porque para eso ya existen otras series.

Series que abordan el fútbol desde otros puntos de vista

En su defensa hay que decir que es una de las pocas ficciones de temática futbolística que pone el foco en los verdaderos protagonistas de este deporte: los futbolistas. Otra excepción es la canadiense 21 Thunder, también de Netflix, que sigue a los jugadores de un equipo Sub-21 de Montreal en su objetivo por llegar a la primera plantilla. Pero al igual que Un juego de caballeros, el fútbol no es más que una excusa para tratar otras cuestiones. Hasta el punto de que si cambiara los terrenos de juego por los pasillos de un instituto, la historia principal no variaría en exceso.

A diferencia de estos ejemplos, la mayoría de series sobre fútbol apuestan por acercarse a él desde otros puntos de vista. Puerta 7, estrenada en febrero en Netflix, sigue a una activista argentina en su objetivo por eliminar la barra brava del equipo de fútbol de su barrio; Todo por el juego, de Movistar, habla de corrupción el amaño de partidos; Apache (Netflix) no deja de ser un biopic sobre la vida del 'Apache' Tévez. Y la famosa Club de Cuervos (Netflix) construye sus historias de enredo a partir de la rivalidad de dos hermanos por hacerse con el control del club de fútbol que presidía su difunto padre.

Incluso los ingleses, sobradamente preparados por su cultura audiovisual y su tradición futbolística, tampoco han sido capaces de ofrecer una serie que refleje el ADN del fútbol, teniendo que conformarse con productos como la mencionada Un juego de Caballeros o Tina and Bobby, miniserie de ITV sobre la relación sentimental de la leyenda del fútbol inglés Bobby Moore y su mujer, Tina Dean.

'Home Ground', la gran excepción entre las series de fútbol

Curiosamente, una de las mejores series de fútbol que puede verse en la actualidad procede de un país tan poco futbolero como Noruega. Nos referimos a Home Ground, un drama de dos temporadas (ambas disponibles en Filmin) que muestra cómo una entrenadora, Helena Mikkelsen, abandona el Rosenborg femenino para convertirse en la primera mujer en dirigir un equipo de la primera división masculina. Concretamente el Varg, un club recién ascendido que se queda sin entrenador a dos semanas para comenzar la liga. Michael Ellingsen, estrella y segundo entrenador del equipo, estaba listo para ocupar el banquillo, pero el director deportivo cambia de opinión a última hora y apuesta por Mikkelsen, lo que supone un mazazo para él y toda una oportunidad para ella, que a partir de ese momento luchará por demostrar que el fútbol no solo es cosa de hombres.

La serie, todo un fenómeno en el país nórdico, plantea un escenario desgraciadamente poco visto en el fútbol (el de una mujer entrenando a un equipo masculino de primera división) para reflejar el machismo que aún impera en él. Pero no se queda ahí. En Home Ground el fútbol es un elemento indispensable. Sin él, la serie no tendría sentido. Tan pronto la protagonista se declara mourinhista y defiende la defensa de cinco como se menciona a Andrea Pirlo o a la gran esperanza noruega de la actualidad, el jugador del Real Madrid cedido en la Real Sociedad Martin Ødegaard. Incluso uno de los futbolistas noruegos más conocidos por el gran público, el exvalencianista John Carew, interpreta al coprotagonista de la serie, el mencionado Ellingsen.

A buen seguro que la presencia del espigado exdelantero ha ayudado a dotar a Home Ground de esa veracidad y esa humanidad que la diferencia del resto de series sobre fútbol. Y, sobre todo, de esa capacidad para tocar las teclas adecuadas para gustar a lo más futboleros. Algo realmente difícil si tenemos en cuenta que ninguna serie sobre fútbol puede equipararse al propio fútbol. Ni a nivel visual (ninguna serie puede rodar un partido tal y como se emite por televisión) ni a nivel emocional, pues el vínculo que el futbolero tiene con su equipo se ha construido durante años. Aun así, Home Ground demuestra que se puede hacer buena ficción sobre fútbol sin recurrir a fuegos artificiales o a perspectivas que no reflejan su esencia, y sí yendo a la pureza del deporte más popular del mundo.

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