Crónica de la gala 8

'La isla de las tentaciones 3' alzó a Lucía como nueva “reina de España” mientras Manuel se marchó con Fiama

Lucía y Manuel en 'La isla de las tentaciones 3'

Paula Hergar

La octava entrega de La isla de las tentaciones 3 tuvo como protagonistas a Manuel y Lucía en su hoguera de confrontación. Como viene siendo ya costumbre, las novias que dejan de forma tajante y totalmente merecida a su pareja en el programa, las redes las alzan como “reinas de España”. Pasó con Susana en la primera edición, después con Melyssa y esta noche con Lucía.

Además, Lola y Marina continuaron sus idilios bajo las sábanas del reality con Carlos y Lobo, respectivamente. Mientras que Jesús fue el primer concursante en masturbarse ante las cámaras.

Pero si algo llamó la atención al final de la entrega fueron las lágrimas de Tony confesando a Claudia que no la quería perder cuando la experiencia acabara. Y que “solo le pedía una cosa”... momento en el que el programa acabó por todo lo alto.

Hoguera chicas con una Lara segura de su amor por Hugo

Tras ver la reacción de Lucía pidiendo una hoguera de confrontación con Manuel, el programa arrancó con el turno de Lola. Ella reflexionó ante Sandra Barneda sobre su propio comportamiento: “Quiero aprender a estar sola, con 24 años solo he estado 3 meses sola en mi vida”. Tras su lamento, vio a Diego en la piscina besándose con Carla: “No me duele porque no ha pasado los límites que yo he pasado, pero tampoco ha pensado en mí, así que me tranquiliza”.

Claudia fue la siguiente en comprobar lo mal que estaba Raúl por la experiencia y la cercanía con Laia: “Fipo con las imágenes porque me parece un hipócrita, porque se queja y está haciendo lo mismo que yo. Siente una conexión y se siente a gusto. Yo con Toni si estuviera soltera también le conocería, me puede atraer una persona pero si estás enamorada de otra no das el paso”.

Cuando llegó el turno de Marina, todas se partieron de risa al ver imágenes de Jesús masturbándose. Aún así, la joven aseguró que notaba que él está “roto por dentro” y que no va a estar fuera con la soltera. Y añadió que si aún no se ha acostado con ella es porque “tiene miedo a no estar a la altura, a venirse abajo”.

Tras ella fue Lara que reiteró: “Creo que estamos enamorados el uno del otro, que no va a haber nada que se interponga y si lo hay, lo de menos es la tercera persona”, zanjó.

Más sexo y la confesión de Tony a Claudia

Lola y Carlos volvieron a acostarse esa noche: “Siento una fogosidad que no me explico”, confesó ella. “Ya de perdidos al río, lo haré siempre que lo sienta”, añadió. “Creo que me ha abierto un mundo nuevo en el ámbito sexual porque me siento como una femme fatale”.

También Marina y Lobo se desataron durante la noche: “Tenemos las hormonas por los aires y no nos pudimos aguantar. Somos así de intensos y emocionales”.

Mientras Tony se derrumbó ante Claudia porque no la quería perder: “No tengo lugar en tu mundo fuera de aquí”, le dijo el soltero. Mientras ella le calmaba: “Yo sí creo que lo tienes conmigo. Esto no es el final, es el inicio”. Y él acabó preguntando: “Solo quiero que me digas una cosa...”

Lucía, a Manuel: “Lo siento, más humillaciones no”

La mañana antes de la hoguera, Lucía aprovechó para despedirse de sus compañeras, de una forma emotiva y con un abrazo final agradeciéndoles el apoyo. Mientras que Manuel se despidió de Fiama asegurándole que es una “tía con valores”.

La hoguera de confrontación llegó y Lucía fue la primera en sentarse frente a Barneda. Aunque parecía que no llegaba, finalmente entró por el pasillo de antorchas para escuchar de primeras: “Falso eres, no llores. Más vas a llorar, qué pena lo que eres”. Y arrancó la retahíla: “Eres un pedazo de sinvergüenza, un desagradecido, no tienes perdón de Dios. Para no quedarte conforme con tus guarrerías que las llevas haciendo desde el primer día que te ibas llorando, ahora me vas a explicar cómo me tiras por tierra con todo lo que tú estás haciendo”.

Cuando cogió aire, Manuel dijo: “Yo he cometido muchos errores pero he hecho lo que he sentido. He sentido cosas y no he podido pararlo”. Entre lágrimas añadió: “Si lo que me ha pasado aquí me pasa allí corto la relación, pero me ha pasado aquí. Te juro que como te he querido a ti no he querido a nadie, eres de las mejores personas que se han portado conmigo y he metido la pata porque me he dejado llevar”.

“Te tengo que dar las gracias”, respondió ella con una sonrisa, “porque me he dado cuenta de que valgo más y que nunca más me van a tomar el pelo como tú”.

Seguidamente, ambos vieron las imágenes de la relación de Fiama y Manuel: “Es ella la que me besa a mí”, se excusaba el andaluz. “La culpa es tuya que eres el que tiene novia”, respondió Lucía.

Preguntado por lo que siente por Fiama: “Me siento bien, siento que soy yo. A Lucía la quiero y la voy a querer siempre”, aseguró y se rompió a llorar. Lucía se quedó exactamente igual: “No te creo, no puedo mentir, no te creo nada. Aquí me han enseñado a valorarme. Te doy las gracias por animarme a venir aquí, soy muy joven para seguir perdiendo el tiempo”.

Para finalizar ambos se dijeron que se querían y, aunque él dijo que la querría siempre, ella respondió que ahora sí, pero que se le pasará: “Me he dado cuenta de que te creías mejor que yo y ya no quiero saber nada de ti. No existes”.

Manuel , entre lágrimas, dio por terminada su relación con Lucía: “Quizás me equivoca, creo que no, pero quiero irme de aquí con Fiama”. A lo que ella respondió que abandonaba la experiencia sola. Al verla irse, él salió corriendo para pedirle un último abrazo que ella le negó: “Lo siento, más humillaciones no. Ahora te voy a dar un abrazo y te vas a ir con la otra. Lo siento, pero no”.

Fiama se marcha con Manuel: “Creo que me puedo enamorar”

Al decidir irse con Fiama, ella llegó a la hoguera y aseguró que se sentía cada vez mejor junto a él y solo quería estar a su lado :“Creo que puedo enamorarme de él porque siento lo que alguien siente en un principio”, confesó.

Preguntada por si se quería marchar junto a él de la isla, respondió: “Con Manuel totalmente, quiero seguir viendo fuera qué pasa. No me arrepiento de nada”. Ambos se marcharon de la mano, mientras Manuel decía: “Me acordaré de ti toda la vida, Sandra”.

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