Especial

Jordi Cruz, en seis momentos: del 'Club Disney' en TV a su libro anti-mitos

Jordi Cruz, en 'Art Attack' y la actualidad

Laura García Higueras

“Mejor no te lo creas” fue el “favor” que el padre de Jordi Cruz le pidió cuando, con diecinueve años, fichó por la Factoría del Ratón para presentar Club Disney. Más adelante llegaría Art Attack para terminar de confirmarle como referente de las generaciones que crecimos imitando sus manualidades en casa. Veintiséis años después, la petición se ha convertido también en el título del libro -editado por Penguin Random House- en el que repasa su trayectoria profesional y, sobre todo, vital. Un viaje desde la infancia, en la que ya apuntaba a showman, hasta un presente en el que parece no haber perdido un ápice de entusiasmo.

Un volumen enriquecido con su amplia lista de anécdotas e inquietudes relativas a los dos programas citados; pero también a otros como Club Megatrix y El Rayo. En los últimos años le hemos visto conduciendo el talent de videojuegos Top Gamers Academy y actualmente lidera el podcast de Netflix ¿Sigues ahí? junto a Samantha Hudson.

El catalán ha sido asiduo igualmente en la radio, y también en el mundo del rodaje, donde debutó en la película Bichos junto a una Paula Ribó (Rigoberta Bandini) de tan solo cuatro años.

De primero de Filología Italiana al 'Club Disney'

“Jordi, en Madrid están buscando a gente para presentar Club Disney. Hay que mandar una cinta grabada para ver si les interesas”. Estas fueron las palabras que provocaron que su vida cambiara para siempre. El salto definitivo a comenzar a vivir su sueño y dedicarse a lo que siempre habría querido. Entonces estaba inscrito en Filología Italiana, aunque apenas fue unas horas a clase, ya que alternaba la carrera con trabajos en televisión y radio locales.

Eso sí, hasta el momento, los únicos casting a los que se había presentado eran los de Los 40 TV, donde no le cogieron, y para los primeros cortometrajes de Juan Antonio Bayona -que sí le seleccionó-, antes de que rodara su ópera prima El orfanato y posteriores éxitos como Lo imposible y Un monstruo viene a verme.

No importó la inexperiencia. Cruz convenció a los directivos del la Factoría del Ratón con su pieza de diez minutos en la que ideó la maqueta de lo que iba a ser el programa. La llamada de su madre dándole la buena noticia le pilló en la radio, mientras sonaba El 28, el primer single de La Oreja de Van Gogh.

Con Elena Ballesteros y David Carillo de compañeros, su fichaje implicó que viviera a caballo entre Madrid y Barcelona, ya que el programa se grababa en ambas ciudades. Sobre aquella época, con veinte años, recuerda que “no dormir no era un problema. Las resacas no existían”. Jordi entró en el formato en pleno cambio de etapa, pasando de “dulce y naif a más macarra”. Cada semana ofrecían series y, entre cada título, presentaban, hacían entrevistas, había concursos y diferentes secciones. Llegaron hasta a grabar un disco, titulado El pirata del Caribe. “Espero que no haya copias”, bromea avergonzado en el libro, “al menos, no sale en internet”.

Dentro de Club Disney vivió su etapa de cambio de TVE a Telecinco, que provocó que pasara a emitirse en directo. “El día que estrenamos, el suelo seguía con la pintura fresca, de modo que hicimos el programa sin ensayar, en directo. Era la primera vez que me ponía un pinganillo”, explica. Aun así, se ganaron la felicitación y confianza de los responsables. El gran 'pero' para el presentador fue que las entregas veraniegas se grababan en la playa, que no es, ni mucho menos, su lugar favorito.

Además, el primer día que apareció vestido con su bañador, director y equipo le miraron “de arriba a abajo contrariados (...). Acababa de cumplir veinte años, no era un niño y tenía demasiado pelo en las piernas. No pegaba con lo que se esperaba de mí, sobre todo con esa cara de niñín que tan buen servicio me daba”. Aquello tuvo como consecuencia que le dieran dos opciones: “Depilación o pantalones largos. A partir de entonces tuve que hacer los programas estivales en pantalón largo. Incluso con la insoportable calima africana”.

Charla “repentina” con los Backstreet Boys y las Spice Girls

Dentro de las entrevistas que realizaba en Club Disney, Jordi solía encargarse de las relacionadas con la música. Esto le llevó a que una mañana de domingo le llamaran “de repente” para que fuera al hotel Villa Magna a hablar con los Backstreet Boys. Junto a la banda viajó más adelante a Nueva York, para grabar el concierto en el que presentaron su mítico disco Millenium.

También tuvo la oportunidad de conversar con las Spice Girls, a quienes preguntó qué había que hacer para ser una chica Spice: “Nos dijeron que todos llevábamos dentro una. Sólo había que confiar en uno mismo”, rememora. Como anécdota del encuentro en el madrileño Hotel Palace, Geri Halliwell se dejó el bolso y acabaron persiguiendo al grupo para devolvérselo. “La gente pensaba que era la artimaña de unos chavales para conocerlas”, algo que dificultó su misión, pese a que acabaron completándola.

Eso sí, “lo más bonito que guardo de recuerdo de un programa” se lo entregó Colin Arthur, responsable de los efectos especiales de la película La historia interminable. En concreto, le regaló el medallón que acompaña al protagonista durante todo el filme. Ahora bien, ¿cuál es el formato en el que más le enorgullece haber participado? La respuesta es Enigma animal, de Disney Channel. En él, hacía “un reportaje sobre un animal, dando pistas y, desde el plató, los chavales tenían que adivinar cuál era”.

'Art Attack'

Art Attack convirtió a Jordi Cruz en el 'mejor amigo' de varias generaciones. Las manualidades que enseñaba en el programa y el tono distendido y sumamente familiar vivió sus propias réplicas en los hogares, donde tantos probamos suerte con el “mejunje Art Attack” buscando conseguir el mismo resultado que lo que veíamos en la tele.

Su entrada en el espacio fue consecuencia de la apertura de The Disney Channel en varios países de Europa, entre los que se encontró España. El Manitas, creador y presentador del formato, Neil Buchanan, era una estrella en Reino Unido, por lo que la decisión sobre quién sería su álter ego en la versión española no fue fácil. Finalmente, Jordi fue el elegido y lideró el formato durante siete años, en los que bastaban “dos semanas para grabar toda la temporada”.

Por supuesto, en el libro hace mención a la cantidad de veces que le han preguntado si “las manos” que se ven realizando los proyectos son suyas. “Un contrato con mister Mouse no me deja decirlo”, expone, “pero todos lo sabemos, ¿no? Eran, como decían los que se encargaban de editar el programa, unas hands salad que se utilizaban para las ediciones de todo el planeta”. “Utiliza todo el celo que necesites”, es otra de las frases que inmortalizó el programa. “No recuerdo Art Attack como un trabajo, sino como un campamento de arte manual”, concluye.

“Me encantaría presentar 'Operación Triunfo'”

Operación Triunfo estuvo a punto de costarle un disgusto dentro de Art Attack. En concreto, la final de la segunda edición, que ganó Ainhoa Cantalapiedra -actual concursante de Supervivientes- cantando Sobreviviré de Mónica Naranjo. Junto a varios compañeros, marcharon sin avisar a un bar de Londres para poder verla en directo. El taxista que les llevó de vuelta se confundió de pueblo tras cerca de una hora de trayecto. “La broma nos costó una fortuna, llegamos a las tantas y tuvimos que inventarnos no se qué excusa”, revela.

La historia le vale de excusa para argumentar por qué OT es uno de sus programas favoritos. “Todo encaja”, opina, “el casting, el jurado, las actuaciones, la academia. Te entretiene y te engancha veinticuatro horas y te olvidas de tus problemas”. De hecho, aprovecha para postularse como presentador del que define como un “transatlántico”. “Me encantaría”, confiesa.

Su carrera profesional le llevó a compartir programa precisamente con una triunfita, Natalia Rodríguez, de la primera edición, a los mandos del Club Megatrix en 2006. Eso sí, estuvo a punto de que no le contratasen -en concreto, a cinco días-, ya que en el que iba a ser el primer día de grabación acabó ingresado de urgencia por un cólico. Su situación se complicó y acabó pasando más tiempo del que se esperaba ingresado, ya que no terminaban de detectar qué era exactamente lo que le pasaba. “Más allá de mis problemas de riñón, fue fantástico”, declara aun así.

El cambio radical en 'El Rayo'

De la mano de la productora de Caiga quien caiga, Cuatro Cabezas, Jordi cambió su 'vis Disney' para incorporarse a El Rayo, formato que Antena 3 emitía los domingos por la tarde liderado por Inma del Moral. Buscaban a “un reportero para hacer reportajes frescos y divertidos”; y él fue el elegido. Claro que, una vez dentro del equipo, pasaron las entregas a los martes por la noche, con la intención, como recuerda, “de competir con el imbatible late night Crónicas marcianas de Xavier Sardà”. “El tono se volvió más macarra y transgresor. Siempre digo que El Rayo fue como cuando lo dejas con tu primera pareja y te desmelenas. Descubres otra vida. Para mí fue eso”, reconoce.

En la nueva etapa le asignaron los temas “más picantes por el morbo que tenía ver al 'chico Disney' en esos submundos”. “Entrevisté a la actriz porno Cicciolina, hice reportajes sobre rodajes de pelis para adultos e incluso visité clubes donde todo estaba permitido. En uno de aquellos documentales entrevisté a una actriz mientras era penetrada por el actor”, afirma. Aquello causó algún que otro estrago a su jefe de Disney, que aun así le “permitió” seguir combinando ambos contratos.

Un año después, se quedó fuera del intento de resurrección de Caiga quien caiga, al coincidir en el tiempo con la reposición de Art Attack en Antena 3. “Es imposible que aparezcas el viernes por la noche desenfrenado y el sábado por la mañana haciendo manualidades para chavales”, argumentaron desde la productora.

El primer reality siguiendo a famosos... con Bustamante

Cruz reflexiona sobre cómo Gran Hermano lo cambió “todo” con su estreno el 20 de abril del 2000. Después llegarían OT y otros formatos como Pekin Express, al que confiesa que se presentó hasta en tres ocasiones. Pese a que llegó a la “eterna final”, no le seleccionaron. La telerrealidad evolucionó hasta los realities que seguían a un personaje conocido a diario.

Jordi defiende que pese a que “muchos creen que el de Alaska y Mario fue el primero en España, es un error”. Por contra, postula Uno de los nuestros, que él lideró, como pionero. “Una serie de diez capítulos de la productora Endemol para publicar en internet durante 2008”, describe. David Bustamante fue su protagonista, con quien pasó todo el verano siguiéndole en su gira.

Coda sobre la actitud

Más allá de los programas en los que ha tenido la oportunidad de trabajar -y continúa- Cruz reflexiona en el libro sobre cómo ha sido su propia vida, la influencia de sus padres y sus compañeros de viaje. 

“Con los años he descubierto que el éxito no es la fama ni el número de seguidores que tengas. Tampoco las audiencias ni los contratos con muchos ceros”, sostiene, “el mejor éxito es el personal. Sentirte realizado y satisfecho con tu trabajo. No se puede avanzar en un proyecto sin saber si tendrá éxito o no. Debes confiar en ti y dejar que los proyectos crezcan a su ritmo. Y en este proceso hay un ingrediente esencial: no tener expectativas”.

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