Menú de 7 programas para conocer a José Andrés, el chef que hizo mucho más que cocinar en TV

Han pasado quince años desde que el chef José Andrés debutó en TVE con el programa Vamos a cocinar. Presentado entonces como el relevo en la cadena pública de Karlos Arguiñano, que había puesto rumbo a Telecinco, el cocinero asturiano invitaba cada día a un personaje popular que le ayudara en los fogones. Entonces ya había abierto varios restaurantes en Washington, y había hecho todo tipo de clientes ilustres, pero aquí estábamos empezando a conocerlo.

Pero desde aquel 2005 en que su cara se nos empezaba a hacer familiar, la labor del chef ha ido mucho más allá del “simple” deleite de los paladares más exquisitos. El chef fundó en 2010 la ONG Word Central Kitchen (WCK), que solamente durante la crisis sanitaria del coronavirus ha repartido por el mundo 15 millones de comidas. Sobre el trabajo realizado en concreto en España, La 1 emite este martes el especial José Andrés. Cocina frente a la pandemia, presentado por Alejandra Andrade.

El documental retrata el trabajo de los voluntarios que aglutina la organización no gubernamental, y lleva a reflexionar sobre la importancia que la televisión ha tenido para construir la imagen pública y la labor más allá de la cocina del chef. No en vano, le conocimos en un formato convencional y ha pasado a liderar proyectos para National Geographic, a ejercer de consultor del mismísimo Hannibal Lecter en NBC y llegar a los Oscar como presentador.

La evolución de los “platos” de José Andrés en la TV

Su primera experiencia televisiva, ubicada en los fines de semana de la primera cadena estatal, podía considerarse como un prototípico programa culinario, comandado por alguien que aún no se había presentado en sociedad, pero cuyo nombre ya tenía regusto entre los entendidos de la cocina. Contó como particularidad, con el guion de Juanjo de la Iglesia y Tonino, recordados “hombres de negro” de CQC, y compartió estudios de rodaje con Cuéntame cómo pasó, en la localidad madrileña de Pinto; al fin y al cabo, estaba producido también por Ganga. Quizás por eso, no fue raro ver a los Alcántara en sus primeras entrega: Ana Duato, de hecho, ejerció como madrina en su debut, un 30 de abril de 2005.

Huevos fritos con chorizo

La popularidad de José Andrés, comentábamos, viene de su éxito en Estados Unidos, un éxito que también supo remozar con destacadas intervenciones televisivas en talent shows gremiales. Tiempo antes de que MasterChef y Top Chef llegaran a España, el asturiano tuvo una destacada participación en Iron Chef, donde cocineros de postín competían bajo la atenta mirada del mismísimo Mark Dacascos (uno de los actores/ artistas marciales de más pegada en los noventa, recuperado recientemente en John Wick: Capítulo 3 - Parabellum). Su victoria sobre Bobby Flay sería una primera gesta televisiva ante público americano. Desde entonces, sus apariciones en programas de este género serían siempre en calidad de invitado y juez.

Tras concluir en 2007 su etapa como cocinero de referencia en La 1, y tras dejar prueba de sus habilidades y carisma en Iron Chef, José Andrés supo hacerse hueco en la televisión pública estadounidense. Lo hizo, precisamente, hablando de las bondades de la gastronomía española, con Made in Spain, una docuserie para PBS producía por él mismo junto a Philip Lerman en la que ejercía de portavoz de nuestra cultura. “Todo el mundo habla sobre la comida y el vino de España. Juntos descubriremos por qué”, decía José Andrés en una declaración de intenciones previa al estreno de este espacio (que TVE compraría para su emisión en nuestro territorio) en el que descubría, a lo largo de 26 entregas, los secretos de las 17 autonomías al público estadounidense, partiendo de la que lo vio nacer, Asturias.

Uno sabe que ha alcanzado la cima cuando se encarga de asesorar en sus elaboraciones a Hannibal Lecter. En efecto, José Andrés fue pinche en la sombra de Mads Mikkelsen en la adaptación de las novelas de Thomas Harris que emprendió Bryan Fuller. Su labor era precisamente vigilar que el siniestro personaje diese la talla como el gourmet que se le presupone: asesoramiento en la preparación y presentación de los platos, selección de ingredientes, referencias acertadas a grandes delantales del mundillo. Para entonces, José Andrés ya había demostrado ser toda una estrella, capaz de sostener el interés con su nombre: poco antes de encargarse de salar las vísceras de Lecter, ya había supervisado el huerto de la Casa Blanca a petición de los Obama.

“La televisión siempre ha sido un medio natural para mí porque está en mi esencia, soy un narrador de historias”,llegó a decir el chef, que pronto aprovechó su tirón televisivo para dar altavoz a otros proyectos más allá de sus restaurantes: en 2010 fudaría la World Central Kitchen, para dar solución a los afectados por el terremoto de Haití, lugar al que precisamente volvió para un especial de National Geographic en 2015, destinado a ofrecer una imagen diferente del país, a través precisamente de su gastronomía.

Durante sus años de desempeño ante los fogones y los focos, José Andrés desarrolló una amistad estrecha con Anthony Bourdain, uno de los grandes divulgadores de la cocina mundial con los que ha contado la televisión estadounidense. Así, sazonaría con su presencia los proyectos de aquel. Merece la pena destacar Parts Unknown (CNN), y en particular la entrega que le permitió volver a su Asturias natal de la mano de su amigo. Su visita conjunta se grabaría en abril de 2018, apenas dos meses antes del suicidio de Bourdain, lo que hizo de la emisión, en octubre de ese mismo año, algo más especial. Ambos compartían una filosofía similar, y una concepción de la cocina como una herramienta para el entendimiento social y cultural y para el bienestar que ha seguido poniendo en práctica.

Llegamos al momento cumbre de su carrera mediática, que no profesional o humanitaria, sería su participación como presentador en la ceremonia de los Oscar 2019. Junto a Diego Luna, ejerció de embajador de Roma de Alfonso Cuarón, que llegó a la gala como una de las grandes favoritas para el triunfo (acabaría llevándose tres de las diez estatuillas a las que aspiraba, entre ellas, mejor director, mejor fotografía y mejor película de habla no inglesa), y aprovechó la ocasión y la temática en su discurso: “Esta maravillosa e íntima película quiere dar voz a los que no tienen voz, y nos recuerda la comprensión y la compasión que todos nosotros debemos a las personas invisibles en nuestras vidas, inmigrantes y mujeres, que hacen avanzar a la humanidad”, dijo.

Para entonces, su magnitud mediática no era ya la de un cocinero de alto nivel, sino de la de un filántropo entregado a su causa a través de World Central Kitchen, enemistado con el mismo Donald Trump por sus políticas migratorias, y que lo llevaron a ser candidato al Nobel de la Paz durante dos años consecutivos.