Crónica de la gala 5 en TVE

'Maestros de la costura 5' expulsó a uno de los veteranos, que reaccionó de la peor manera

Raquel junto a Borja, Lili y Navarrete

Paula Hergar

La quinta gala de Maestros de la costura 5 fue la más polémica hasta la fecha. Mientras los aprendices demostraban la evolución a pasos agigantados que están experimentando, tanto veteranos como novatos, el talent les premió y castigó a la vez con giros inesperados que acabaron en drama.

Durante la noche, diseñaron ropa interior, montaron un desfile callejero, reprodujeron un vestido de grandes diseñadores y acabaron diseñando un look entero para personajes de ficción.

Tres pruebas en las que Borja fue el peor de todos. Pero aún así, en la de exteriores se había salvado, junto a su equipo. Por lo que pensaba ver la eliminación desde el balcón, hasta que los jueces pidieron que escogieran a alguien para bajar y le señalaron a él. Su actitud se torció por completo, creando la prenda más floja que provocó su expulsión.

Prueba de habilidad con el diseño de prendas íntimas

En el primer reto se enfentraron a las prendas íntimas, las cuales han evolucionado mucho en los últimos años y cada vez se tiende más a la funcionalidad y la comodidad. El jurado pidió a los aprendices diseñar y confeccionar un bralette, una mezcla de top y sujetador. Todo ello, bocetándolo primero, yendo a la mercería y acabándolo en 30 minutos.

Aunque la prueba era difícil, el resultado convenció al jurado de forma general. Las críticas positivas se las llevaron Pablo por “una prenda mona”, Lluís por un estilo “sensual y elegante” pero sin cierre, Isabel por un “diseño original y encaje muy bien escogido”, Judith por un bralette “sencillo pero funcional” y Navarrete por un encaje acertado sin espalda.

Mientras que la peor parte se la llevó Lili por “calcular mal y fruncir la prenda”, Caterina por una prenda de licra de la que “desconocía sus necesidades” y Borja por un encaje que “parecía un perro”.

Por todo ello, Eduardo se erigió como el mejor del reto y Borja, el peor.

Prueba por equipos con Lili desencadenada y un Borja inseguro

En la segunda prueba quisieron reivindicar la moda de autor y la slow fashion con un desfile callejero, en plena plaza Legazpi de Madrid, para apoyar la moda artesanal. Para mayor apuesta, el programa invitó a 10 de las firmas nacionales más importantes de la moda española: Beatriz Peñalver, Teté by Odette, Ulises Mérida, Acromatix, Mans, Duarte, Otrura, María Lafuente, Bimani y Miguel Marinero.

Tras ello, aprendices y equipo se trasladaron a la Central de Diseño de Matadero, donde les pidieron dividirse en dos equipos para reproducir dos vestidos: uno perteneciente a la diseñadora María Lafuente y otro firmado por Beatriz Peñalver.

Borja y Lili se convirtieron en los jefes de taller. El primero se rodeó de Judith, Isabel y Pablo. Mientras que Lili se decantó por Eduardo, Caterina y Lluís. Pero la realidad fue otra. Lili no ejerció casi de capitana y tomaron las riendas Navarrete, Lluís y Caterina. De hecho, el mismo Lluis la sacó casi del taller en brazos.

Mientras, el equipo de Borja iba tan sobrado que aseguró que podían hacerlo en menos tiempo. Al escucharlo, Raquel Sánchez Silva les hizo caso y pasó de 80 minutos que les quedaban a 50. Su serenidad no se alteró demasiado y continuaron cosiendo con el objetivo de crear la prenda demandada.

Al acabar el tiempo, los jueces criticaron el trabajo “desastroso” de Lili como jefa de taller al “desquiciar” a su equipo. “Desequilibrando a sus compañeros y sumiéndolos en un caos que se traspasó a la prenda”, señalaron. Borja tampoco estuvo acertado como jefe por su “inseguridad” pero tuvo la suerte de que Isabel fuera una “buena compañera y líder”. Logrando una prenda con la silueta, volúmenes y tul perfectos.

Por todo ello, el equipo ganador fue el formado por Borja, Judith, Isabel y Pablo.

Prueba de expulsión con dramático giro inesperado

Lili, Navarrete, Lluís y Caterina entraron a los talleres, con los delantales negros, para coser en la última prueba. Pero por sorpresa, el jurado pidió a los salvados - Borja, Judith, Isabel y Pablo- que escogieran a uno de ellos para jugarse la eliminación. Algo que consideraron injusto y no se pusieron de acuerdo. Por lo que obligaron a Isabel a escoger a uno: ese fue Borja que bajó a regañadientes.

El jurado les propuso crear un look específico para cada modelo, acorde con su peinado y su maquillaje, con el fin de que reflejen la personalidad de diferentes personajes. Una lección que deben aprender porque en cualquier espectáculo, ya sea un musical, una obra de teatro o una película de cine, los personajes deben ser inconfundibles.

Lluís tuvo que vestir a un hombre rococó, a Caterina le tocó la muchacha cómic, Lili fue la responsable de crear a un personaje Twiggy, Navarrete se llevó a la futurista y Borja se conformó con la pin up. Algunos más conformes y otros menos, con sus modelos, se pusieron manos a la obra.

90 minutos después, acabó el tiempo, y todos presentaron sus resultados. A Lluís le felicitaron por su opción inteligente, tras haberse olvidado los patrones, “un buen trabajo, espectacular y especial”. Caterina apostó por un maquillaje acertado, tejidos bien aprovechados y acabados perfectos. Lili entendió el estilo pero “no cortó bien el escote, ni el bajo, tapando los fallos”. Eduardo hizo un look gracioso pero “con un acabado mal ejecutado”. Borja tampoco acertó con el bajo, ni con la cremallera, ni el top. “No había por dónde cogerla, es una espiral de odio y sensaciones negativas”, confesó el propio aprendiz.

Con todas las valoraciones, los que estuvieron en la cuerda floja fueron Eduardo, Lili y Borja. Dos de las grandes promesas y una de las nuevas. Finalmente, Caprile, María y Palomo sentenciaron: “El aprendiz que no continúa en el taller es Borja”. Una decisión que no se tomó bien el ya ex aprendiz: “No es justo que una persona que acaba de ganar el exterior baje a la eliminación. Pero el peor enemigo de uno es uno mismo, ha sido culpa mía. Ha sido un fracaso enorme pero es lo que toca”, opinó totalmente indignado y sin permitir que nadie le consolara.

Por su parte, Isabel lamentó su marcha, porque sentía que parte de ella había sido responsabilidad suya: “Lo siento muchísimo, no me esperaba que estuvieras allí. A ver cómo duermo hoy”.

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