Declaraciones

Mamen Mendizabal, sobre las “espinitas” que se lleva tras 'Más vale tarde': “Las justas, pero gordas, de las que joden”

Mamen Mendizábal en una imagen de archivo

Mamen Mendizábal se siente “tranquila” una vez ha cerrado su etapa de 9 años al frente de Más vale tarde. “El formato va solo”, asegura la periodista, que se despidió de la audiencia el pasado 30 de junio, aguantando la emoción ante las cámaras de laSexta, y con cierto margen desde entonces, explica más en detalle los motivos para abrirse a nuevos horizontes profesionales y las sensaciones que le deja este ciclo.

La razón principal está en la crisis sanitaria del coronavirus, que hizo replantearse su labor: “La pandemia, tan trágica para tantas cosas, me ha servido para ver dónde estaba y darme cuenta de que la vida es una, que se nos olvida. Lo recordé cuando murió mi madre a los 60, teniendo yo 31, pero lo volví a olvidar”, explica en una extensa entrevista concedida a El País. “Un amigo de la infancia se puso enfermo, casi muere, y he vuelto a conectar con lo efímero, algo superútil para ser valiente, vivir como una quiere, enfrentarte a tus miedos y lanzarte. Si no, vives en la rutina permanente, esperando a que te den en vez de buscar lo que quieres”.

“Lo que más me ha sorprendido es el tsunami de afecto y respeto por parte de la profesión. No me lo esperaba en absoluto”, asegura sobre los mensajes recibidos tras anunciar su decisión. “Igual es que no voy de guay y he estado trabajando sin mirar a las estrellas, o a lo mejor es que soy una pringada”, añade y asegura haberse “llevado muchas hostias” en su carrera. “Los amigos te ponen en tu sitio, pero a veces tu entorno profesional también se encarga de decirte dónde estás en el escalafón”.

“Las espinitas que más duelen son las internas”

Sobre su trabajo durante los últimos años, reconoce que ha sido “una década muy heavy”: “El directo tiene mucha conexión con la desgracia y con el escándalo público. Puedes creer que el mundo es un lugar hostil, pero ahí hay que estar”, afirma, y reconoce que los medios han contribuido a generar una sensación de crispación a la audiencia, sobre todo en lo político. “Nací en democracia, estoy agotada de los bandos, de los rojos y azules. Puede que los medios nos nutramos de lo que lo compone, pero tenemos todos la obligación de bajar el suflé, yo la primera”.

Confiesa que es “demasiado clara, transparente y ofensivamente directa” y que se le “ve todo, para bien y para mal”. “Eso me ha traído muchos problemas, pero también quita de muchas conversaciones inútiles”. Y asegura de esta etapa que se lleva “unas cuantas” “espinitas clavadas”, “las justas, pero gordas, de las que joden”. “Las espinitas que más duelen son las internas”, aclara Mendizábal, que cuenta que “jamás” ha cogido una baja y ha llegado a trabajar con fiebre. “Eso no me convierte en una heroína, sino en una pringada”.

Ahora, tiene por delante un momento de expectativa hasta que comience con un nuevo proyecto. “Soy muy controladora y no vivo bien en la incertidumbre, pero me apetece, pero también es cierto que me he tirado a la piscina con el agua de un nuevo formato que está en marcha y que me hace muy feliz”, dice la periodista sobre la “segunda edad del pavo” que afronta. “Tengo hambre de vida atrasada”.

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