Opinión / Análisis

El desmelene de Patiño, la clave de 'Socialité': el ascenso de un programa tan impredecible como su presentadora

María Patiño en 'Socialité'

Laura Pérez

El vermú de los sábados y domingos tiene otro sabor desde junio de 2017, fecha en la que Telecinco se lanzó a expandir su crónica social al mediodía de los fines de semana de la mano de María Patiño. Así llegó Socialité, un formato con esencia de La Fábrica de la Tele que redebutó con dudas por los fallos técnicos y críticas por su perfil low cost, pero que tres años después ya puede presumir de ser una cita ineludible para los espectadores de Mediaset.

Buena muestra de ello son los datos de audiencia, disparados este 2020 hasta el superlativo 17.4% y 1,5 millones que firmó el pasado domingo. Una cifra que demuestra que lo más importante en televisión no siempre es un buen arranque, sino una evolución constante de la mano de la audiencia. Y Socialité, que no tuvo un inicio especialmente esperanzador tampoco en lo que a share se refiere, es hoy un formato sólido y con un sello propio gracias a su equipo y, esencialmente, a su cara visible.

“Ha habido una evolución muy serena y sin presión. El público nos ha permitido crecer en directo y eso es muy difícil… que te dejen cometer errores que muchas veces los espectadores no perdonan y que a nosotros nos los han perdonado”, explicó María Patiño a Vertele en junio de 2019, con motivo de su segundo aniversario 'socialitero'. Y sus palabras resumen al 100% la naturaleza de su asentamiento. El de ambos.

El desmelene de Patiño, clave en el ascenso de 'Socialité'

Porque el crecimiento de Socialité ha ido de la mano del desmelene de su presentadora, que poco tiene que ver con la Patiño que arrancó el programa hace ahora cinco temporadas y mucho menos aún con la periodista que llegó a Telecinco desde Antena 3. A la María que se dio a conocer en el difunto DEC ya le perseguían las bromas y se caracterizaba por su naturalidad, pero la seriedad de antaño quedó atrás hace mucho y, de un tiempo a esta parte, está totalmente enterrada.

El gamberreo propio de Telecinco y sus programas ha sido el hábitat perfecto para que 'La Beyonsebe' haya explotado definitivamente como profesional, como persona y también como uno de los personajes más icónicos y queridos por la audiencia de la cadena.

María Patiño siempre ha sido una de las periodistas más carismáticas de Mediaset, pero su papel e imagen en el grupo no han dejado de evolucionar. Mientras que compañeros que dieron el salto con ella como Chelo García Cortés o Gustavo González se han entregado a la causa convirtiéndose en protagonistas de sus propios culebrones, y otras como Gema López se han mantenido a raya en su papel, Patiño ha convertido su ingenuidad en virtud para hacerse un hueco como colaboradora, presentadora e incluso show-woman.

Su 'No dejes de soñar' ya es un himno para Sálvame, y su bandera no es otra que la naturalidad. Así lo vimos en La última cena, donde regaló momentos televisivos para el recuerdo, y así lo vemos semana a semana en Socialité, donde su impredecibilidad marca el ritmo de un programa que, a la postre, siempre acaba sorprendiendo más allá de las noticias que conforman su escaleta diaria.

Son muchos los espectadores que en estos años han descargado su rabia contra el programa por cebos falsos o promesas incumplidas, pero lo cierto es que Socialité no solo no pierde fidelidad, sino que la gana. Y parte de culpa la tiene su presentadora, que hace de sus lapsus buenos momentos televisivos, de sus fallos situaciones cómplices y de sus reportajes noticias en si mismas, como ocurrió este pasado fin de semana con el “patiñazo”.

Lo que en un principio fue criticado ahora se celebra, pues los ojos de la audiencia han evolucionado con ellos y no esperan la corrección que se busca en otros formatos, sino simplemente un programa que acompañe el aperitivo del fin de semana con buen sabor.

Así han crecido las audiencias de 'Socialité' en Telecinco

Como decimos, la evolución del formato de La Fábrica de la Tele en audiencias ha sido progresiva y se ha ganado a su público temporada a temporada. El espacio, que arrancó en mayo de 2017 con Nando Escribano y Núria Marín y se rebautizó en junio ya con Patiño, firmó una primera campaña discreta en share (7.7% de media en sus 32 emisiones). La incorporación de la presentadora elevó los registros de las primeras semanas, si bien no logró alcanzar la media de la cadena ni liderar en esos inicios.

Ya en su primer curso completo, de septiembre de 2017 a septiembre de 2018, Socialité empezó a elevar sus datos, que crecieron hasta el 9.6% de cuota y los 890.000 espectadores según las medias que ha facilitado a Vertele la consultora Barlovento Comunicación. Fue sin embargo ya en su tercera temporada (2018-2019) cuando el programa de crónica social se asentó por encima del millón de espectadores -y con un solvente 12.3% de share- en las más de cien entregas que emitieron ese año.

La escalada definitiva se ha producido entre 2019 y 2020, año en que ha aumentado el consumo general de televisión por la pandemia del coronavirus y el de Socialité en particular gracias a una de las tramas que más alegrías les ha dado desde su nacimiento: el Merlos Place, con la implicación directa de una de sus trabajadoras hasta entonces: Alexia Rivas.

Así, en su temporada 4 (2019-2020), el programa de Patiño creció hasta un 14.3% de share y 1,3 millones de espectadores de media, firmando un histórico 19% (con 2,3 millones) el pasado abril con la explosión del culebrón entre la reportera y el periodista.

Ya en el presente curso (2020-2021), los datos que antes eran el techo de Socialité son ahora su base, pues en sus 13 entregas emitidas hasta hoy no ha bajado en ningún momento del 14% de share. El cielo de la presente campaña se sitúa por ahora en el 17.4% ya mencionado del pasado domingo 11 de octubre, y su media actual supera el 15% y los 1,3 millones.

Viendo su trayectoria, en la que ha multiplicado por dos los registros de sus inicios, no cabe en este artículo más juicio que el propio de la audiencia, que ha demostrado estar del lado de la 'socialité'.

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